Capítulo 3: Cosas del destino

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La mejor manera de conseguir algo es ser persistente aunque haya quien piense que no merece la pena el esfuerzo.

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Llegaron a Sevilla el domingo a media noche, y después de una ducha, Markku y Mat se fueron a dormir enseguida.

Al día siguiente, el mayor de los hermanos se levantó temprano para ir al trabajo y Mat aprovechó su primer día de vacaciones para dormir hasta tarde.
En cuanto se levantó, se puso a maquinar cómo hacer para que su hermano se encontrara de nuevo con el chico desconocido de pelo castaño rizado y ojos azules.

La idea le había estado rondando todo el fin de semana y hasta que no la llevara a cabo, no descansaría. Él era así: cabezota. Tenía que organizar un plan, porque seguro que le costaría dar con el chico. Lo primero que se le ocurrió fue ir a la tetería para ver si alguien le podía dar alguna información, ya que fue allí donde se conocieron.

Cuando entró, enseguida supo porqué a su hermano le gustaba tanto ese lugar; era "muy Markku". Sonrió para sí mismo y se dirigió hacia una mesa donde se sentó y estuvo observando a su alrededor, hasta que un camarero se acercó para preguntarle que deseaba.

—Pues, deseo a una chica pelirroja con muchas pequitas  —el camarero le miró sorprendido por la extraña petición—. Pero como esto es una tetería, me conformaré con un té matcha.

Mat se rió levantando las cejas y observó como el camarero se iba sonriendo. Este era un buen lugar para empezar la búsqueda. En cuanto el camarero volviera le preguntaría.

—Aquí tiene señor, ¿desea algo más?  —dijo el camarero dejando la taza en la mesa.

—¿Algo que no sea la chica pelirroja?

—Ahm, sí.

—Pues...  —Mat se sujetó la barbilla como si estuviera pensando—.  En realidad, sí. Quiero preguntarte algo. Si no te importa, claro.

—Pregunte.

—Hace unos días mi hermano tuvo cierto incidente con un chico por sentarse en su mesa favorita. Por cierto, mi hermano es Markku Solberg, no sé si le conoces. Viene mucho por aquí.

—¿Usted es hermano del señor Solberg?

—Sí. ¿Sabes a que incidente me refiero?

—Mm, eso creo. La señora Triana le echó, al chico digo, y...

En ese momento el camarero se vio interrumpido al escuchar la voz de su jefa notablemente enfadada.

—¡No me puedo creer que haya vuelto después de decirle que no lo hiciera! ¡Ese chico me va a oír!

La mujer se dirigió hacia la entrada dónde llegaban un grupo de tres chicas y un chico.

Mat miró hacia el lugar en la dirección hacia donde la mujer se dirigía y enseguida captó la imagen de quien creyó que tardaría una eternidad en encontrar. Eso sí que era tener suerte. Y él que pensaba que le costaría un mundo localizarle...

<Vaya, es mono>  —pensó Mat mirando al recién llegado—.  Oye, ese el chico del que te preguntaba, ¿verdad?

—Sí, ese mismo. Qué casualidad.

—Desde luego. <Aunque yo prefiero pensar que es el destino>. Disculpa.

Mat se dirigió con una de sus sonrisas encantadoras hacia el lugar donde la mujer parecía querer echar a los recién llegados y estos aparentaban no estar dispuestos a hacerlo sin un buen motivo.

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now