Capítulo 22: Aceptación

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Sólo la muerte de un ser querido causa más dolor que la traición de la persona que amas. La diferencia está en que después de la muerte continúa el amor sumado a la tristeza, y después de una traición se acaba el amor y empieza el resentimiento, el rencor e incluso el odio. Aunque hay veces en que el amor es tan fuerte que está dispuesto a perdonarlo todo: una infidelidad, unas palabras que duelen en el alma, no cumplir una promesa... pero, el perdón lleva su tiempo y necesitas saber que, al menos, las cosas serán como antes.

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Por un breve segundo, antes de recordar lo sucedido, Gabriel creyó estar al lado de Markku y le buscó, pero no estaba. La imagen que vio al abrir la puerta vino a su memoria y el nudo en el pecho volvió, fuerte y doloroso. Se incorporó rápidamente del sofá donde se había quedado dormido, después de llorar hasta que el sueño pudo más que la amargura, y percibió que le dolía todo. Notaba la cabeza abotargada, los ojos hinchados y la garganta seca e inflamada. Sabía que eso era por el llanto pero, ¿Por qué le dolía tanto el brazo? ¿Y la rodilla? Creyó recordar vagamente haberse caído cuando corría pero, no sabía por qué tenía un moretón del tamaño de una sandía en el brazo izquierdo. Al tocárselo, siseó. Dolía, pero mucho menos que su decepción. Sintió las lágrimas aglomerarse y apretó sus ojos para que no salieran.

<No voy a llorar más... No voy a... llorar> —se dijo a sí mismo sin poder evitar que al final sus lágrimas cayeran—. <Tengo hambre> —pensó, dirigiéndose a la cocina.

Siempre que estaba triste comía y comía esperando que la comida calmara su ansiedad y, aunque sabía que no funcionaba, seguía comiendo.
Después de comer todo lo que su estómago le permitió, se dio una ducha helada y se sentó desnudo en su cama. ¿Qué iba a hacer ahora? Podía llamar a su madre. No, sólo se preocuparía por no poder estar con él en ese momento.
¿Y a Maribel? Tampoco, ella le preguntaría que había ocurrido y le diría una y otra vez lo miserable que era Markku, y lo que menos le apetecía era hablar de él. Al final decidió, después de a penas pensarlo, tomar un ansiolítico y echarse a dormir. Le prometió a Rocío que el lunes iría más concentrado y esperaba poder cumplir su promesa.

Se había pasado el domingo entre comida, llanto y sueño así que cuando sonó el despertador el lunes por la mañana, se sentía cómo si estuviera de resaca. Le costó horrores levantarse, y sólo con pensar que tenía que estar dando la cara todo el día, que tendría que sonreír y disimular para que nadie preguntara que le ocurría, sentía ganas de volver a la cama y taparse la cabeza con las sábanas. Pero tenía que ir, lo había prometido.

                                  *

Gabriel creía que con el tiempo se sentiría mejor pero, cada vez que alguien le preguntaba por Markku y de cómo les iba, empeoraba un poco más. Los días pasaban y la mejoría no llegaba, la comida y los ansiolíticos no funcionaban, tampoco concentrarse en el trabajo. Mientras les sonreía a los clientes por dentro estaba roto, y su falsa sonrisa podía convencer a desconocidos pero, tarde o temprano acabaría explotando y no quería hacerlo en el momento menos oportuno. Necesitaba desahogarse, así que decidió que tenía que hacer algo y lo que se le ocurrió fue algo que nunca había hecho; utilizar el sexo como vía de escape. Si a otros les funcionaba, pensó que igual a él también.

El sábado siguiente, una semana después de lo ocurrido, Gabriel fue al "Open Closet"(1), un local gay al que sólo había ido unas pocas veces y tan sólo para contentar la vena "mariliendre"(2) de sus amigas. Sabía que allí podía encontrar lo que buscaba: sexo sin la posibilidad de mezclar sentimientos.

Tan sólo al cruzar la puerta del local ya se notaba el ambiente abierto y sin censura. Chicos bailando, restregando sus cuerpos sin ninguna vergüenza, tocándose, e incluso le pareció ver que había una pareja en la pista de baile que se masturbaban mutuamente. Por un momento pensó en darse la vuelta. No estaba acostumbrado a ese entorno y, hasta ahora, nunca le había gustado. Él prefería el romanticismo de conocer a alguien en el parque, en una tetería...

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now