Capítulo 90: Tatuaje

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 Hooola 🙋🏻‍♀️ Menuda horita para publicar, ¿verdad? 😅

Capítulo único esta semana. Voy a publicar algunos así, al menos hasta que mi inspiración y más importante, mi concentración, me lo permitan.

Aviso: Capítulo intensito.

Nos leemos al final

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               🌶️🥑🌶️🥑

Por la noche, cuando llegaron a casa de Markku y Gabriel después de cenar, Dasken se metió en la ducha y después lo hizo Jorge.

Cuando Jorge salió del baño vio a Dasken tumbado desnudo en la cama y mirando al techo. Teniendo en cuenta que el juicio había ido bastante bien cualquiera pensaría que su pareja debería estar feliz y haber disfrutado de la cena con su familia.

<La colmena> —pensó en la ocurrencia de Gabriel, y rió bajito.

Pero no. Dasken apenas había participado en las conversaciones y había estado pensativo casi todo el rato. Él sabía por lo que era, pero le preocupaba que no lo sacara de su cabeza en ningún momento.

Quitándose la toalla azul y dejándola caer al suelo, Jorge se subió a la cama desnudo y gateó entre las piernas de Dasken hasta estar sobre su pecho y mirándole a la cara. Dasken sólo le agarró de la cintura y lo colocó más cómodamente sobre él.

—¿Piensas en Oliver?

—Mhum. ¿Cómo voy a hacer para decirle que estoy enamorado de un hombre? —preguntó Dasken mientras acariciaba la cara de su pareja con el dorso de su mano.

Jorge se inclinó para dejar un suave beso en los labios de Dasken.

—Yo también te quiero. Y encontrarás el momento adecuado para decírselo. Uno en el que parezca que Oliver está más receptivo. Después de todo es un niño de siete años y a esa edad creo que se les puede convencer de cualquier cosa, y si bien eso no es bueno para algunos temas, para este caso sí lo es, ¿no?

Dasken soltó un suspiro descorazonado.

—Jorge, Oliver no se ha relacionado con otros niños hasta ahora, y cualquier muestra de acercamiento físico de un niño la ve como algo malo, no así de las niñas, porque Berta le ha enseñado que los homosexuales somos poco más que enfermos mentales, así que, cualquier forma en la que una persona del sexo masculino le toque es un ataque sexual hacia él.

—... ¿Qué? —preguntó Jorge, estupefacto—. Entonces, cuando le viste esta semana, ¿no pudiste acercarte a él para nada?

—No. Al principio creí que era porque sabía que soy gay, pero viendo la forma en la que se comportaba con el asistente social, me di cuenta de que era con todos los hombres. Lo que en un principio me hizo temer que alguien hubiera podido... ya sabes, abusar de él.

—Ay, no. Dime que no, por favor —rogó Jorge, incorporándose hasta quedar sentado sobre las caderas de Dasken—. ¿No le vio un psicólogo infantil cuando entró en el centro de acogida?

—Sí, tranquilo. Me dijo que es lo que te acabo de explicar; Berta le ha dicho que no debe permitir que ningún niño u hombre, para el caso, le toque de ninguna manera.

—A ver, a ver —Jorge se quitó de encima de Dasken y se sentó en la cama—. ¿Pero también le ha dicho que las niñas o mujeres sí le pueden tocar?

—Sí. Y el psicólogo ha dicho que eso puede ser peligroso, porque para él, cualquier "toque femenino" está bien, y como comprenderás, eso no es así.

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now