Capítulo 87: Colmena

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Bueno, aquí os traigo otro capítulo. Nos leemos al final.

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Cuando Mat entró a su coche, echó la cabeza hacia atrás completamente agotado. Había llorado tanto que le dolía la cabeza y la garganta, notaba los ojos hinchados y arenosos y tenía la mente exhausta pero mucho más clara. La larga conversación con la doctora le había hecho darse cuenta de cuál era el motivo real por el que no quería ser padre y eso sólo le había convencido de que Adán y su pequeña hija se merecían a una buena persona a su lado. Alguien fuerte y capaz de agarrar su mano para no hundirse en ese pozo metafórico en el que Adán caía de vez en cuando, cuando volvían las pesadillas. Alguien firme...

—Y no un cobarde como yo —susurró.

Sacando su teléfono del bolsillo, Mat buscó la que era su foto favorita: una en la que Adán tenía una gran sonrisa. Y el motivo por el que era su foto favorita, era porque esa sonrisa que Adán esbozaba había sido causada por mirarle a él.

—Livet mitt —volvió a susurrar mirando el rostro sonriente en la pantalla de su móvil—. <Mirándole en esta imagen, nadie diría que pasó un infierno y que nunca tuvo una infancia> —pensó, y después cerró la aplicación de imágenes.

Suspirando, se miró en el espejo retrovisor y vio que sus ojos estaban realmente hinchados y rojos y pensó que si llegaba así a casa, su hermano y Gabriel se preocuparían y no quería molestarles. Aún no se sentía bien y creía que podía echarse a llorar en cualquier momento de nuevo, así que pensó que era mejor no ir a casa esa noche.

Abriendo la aplicación de mensajería de su móvil, buscó el número de su hermano y le envió un mensaje.

—[Voy a pasar la noche fuera. Nos vemos por la mañana.]

Mat no pensó que recibiría una respuesta tan pronto, pero ahí estaba.

—[¿Estás bien?] —preguntó Markku.

—[Sí, tranquilo. Es que ya había quedado con alguien].

—[Vale. Si necesitas cualquier cosa, sabes que nos tienes aquí, ¿verdad?]

Mat sonrió con dulzura.

—[Lo sé. Hasta mañana.]

Poco después, llegó un audio.

—Diviértete cuñado, pero cuídate mucho. Y ya sabes: "Sin globitos, no hay fiesta". ¡Te queremooos!

Mat hizo un puchero al escuchar el mensaje de Gabriel y le respondió con otro mensaje que grabó después de aclararse la garganta.

—Y yo a vosotros —y segundos después, recibió varios emoticonos de caritas mandando besos—. ¿Qué sería de mí sin ellos? —susurró—. No tengo a nadie más... —y entonces le vino a la mente la imagen del rostro de la única persona en la que sabía que se podía apoyar si no quería molestar a su familia.

Marcó el tercer número más usado de su agenda y esperó la respuesta.

—¿Mat? —se escuchó del otro lado.

—¿Podemos vernos?

—... ¿Ahora? —preguntó la otra persona después de unos segundos—. Claro. Nos vemos en el 'Open closet' en... ¿media hora?

—Vale.

Unos cuarenta y cinco minutos después...

—¡Fóllame más fuerte! ¡Sí!

Línea recta (Homoerótica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora