Capítulo 29: 6 de Noviembre

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Uno de los grandes placeres de la vida es ver sonreír con sinceridad a nuestra persona más importante, sobre todo, si sabemos que esa sonrisa la provocamos nosotros.

Ser la primera vez de alguien -en cualquier cosa- nos hace querer hacer que esa primera vez sea inolvidable, sobre todo, si es para la persona amada y más que nada si sabes que, hagas lo que hagas, será inmensamente feliz porque lo hace contigo.

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Gabriel abrió los ojos y se desperezó. Al principio le costó un poco recordar donde estaba ya que la habitación le resultaba extraña y sobre todo grande, muy grande. En su dormitorio podía tocar la pared de enfrente casi sin levantarse de la cama, y en el de Markku sólo había unos cuántos pasos más, pero ahí cabían su habitación y la de Markku.
Escuchó el traqueteo del teclado de un ordenador.

—¿Markku?  —preguntó, seguro de que era él.

—Hola, liten  —Markku se levantó de la silla y acercándose a la cama, se echó al lado de Gabriel y le besó la frente—.  ¿Has descansado?

—Pues sí pero, deberías haberme despertado.

—¿Por qué iba a hacer eso? Se notaba que necesitabas dormir.

Gabriel bosteza tapándose la boca con la mano.

—Lo siento. He estado prácticamente sin dormir dos días. Estaba angustiado por el viaje de siete horas en avión. Ya sabes que me da miedo volar.

—Sí, lo sé. Por eso valoro aún más que hayas venido  —Markku da un suave beso en los labios de Gael—. Gracias.

—Mmm  —Gabriel se acurruca en el pecho de Markku con un ronroneo—.  No me des las gracias. Dáselas a tu hermano por dejar que me quede a pesar de odiarme y, por cierto, ¿por qué me odia?

—No te odia, sólo está enfadado.

—Eso ya lo he visto pero, ¿por qué?

—No te preocupes por eso, ya se le pasará  —agarrándole del mentón, Markku le levanta el rostro al castaño para que le mire—.  ¿Te duele? No te preparé y ni siquiera usamos lubricante.

Gabriel esconde la cara en el pecho de Markku y murmura algo que el rubio no entiende.

—¿Cómo dices?

—Que me preparé en la ducha. Quería que pasáramos de los preliminares e ir directamente a hacer el amor. Necesitaba tenerte lo más cerca posible, cuanto antes.

A Markku le hace gracia que Gabriel esté ligeramente sonrojado.

—Vale, liten. Pero la próxima vez déjame colaborar en esa parte  —dice con una sonrisa—.  Ya sabes como me gusta ayudarte.

—Lo sé, amor. Te gusta ayudarme y... mirarme.

Riendo, Gabriel atrae a Markku para besarle echándole encima de su cuerpo.

—¿Qué te parece si vamos a la ducha y me ayudas ahora? Lo de hace unas horas me supo a poco.

—Por supuesto, vamos.

Markku se incorpora de la cama y ayuda a Gabriel a levantarse. Entre risas, ambos van hacia el baño y justo en ese momento llaman a la puerta. Markku chasquea la lengua y va a abrir.

—¿Sí?  —le pregunta a Camila que está parada frente a él.

—Yo, siento molestaros, pero Mat me ha pedido que te llame  —dice la chica de manera entrecortada por la vergüenza.

Markku solo soltó un gran suspiro.

—Dile que bajo enseguida.

Después de cerrar la puerta, Markku miró a Gabriel.

Línea recta (Homoerótica)Where stories live. Discover now