Capitulo LIV: Monsters University

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Llegamos al fin de este estudio (finalmente) con Monsters University, una precuela de la conocida Monsters Inc que en esta ocasión nos muestra la historia de cómo se conocieron nuestros dos personajes principales: Mike y Sully. Ambos representando un poco lados opuestos en respecto a lo que se espera ver en un contexto académico.

Mike, por su lado, es un estudiante muy entusiasta y devoto que pone una dedicación enorme a sus objetivos y a todo lo que requiera llegar a ellos si bien no tiene la facilidad natural requerida en lo que desea. Sully, por el contrario, es un estudiante parte de un linaje del cuál se esperan grandes cosas y que tiene un potencial innato para asustar enorme pero que, en parte por inseguridades, en parte por arrogancia, no dedica el empeño que otros sí.

El tema de la pelicula parece centrarse en una lección que no se ve usualmente en material orientado a toda la familia: la idea de que en ocasiones, ciertos sueños son, si bien no inalcanzables, no son algo realista. Mike escucha a lo largo del filme toda clase de comentarios, algunos inclusive de autoridades respecto al hecho que él no parecía tener lo indicado para ser un gran asustador. Él decide no hacerles caso y pone todavía más esfuerzo y dedicación.

De niños, a todos nos dicen que podemos llegar a ser lo que queramos si es que estudiamos y trabajamos muy duro para ello. No voy a cuestionar tal lección, dado que a menos que formemos parte del privilegiado 1% del mundo que tiene todo a su alcance con sólo desearlo, vamos a requerir invertir tiempo y dedicación en nuestras metas, sin importar si lo que querememos ser es un doctor, un abogado, un cantante, etcétera.

Mas, sería ingenuo decir que sólo basta eso para asegurar el éxito. Allá afuera hay grandes artistas que nadie conoce y que probablemente no conoceremos jamás que pueden tener mucho más talento que aquellos establecidos con los que sí estamos familiarizados. Y aunque muchos sueñan con poner un negocio que se vuelva en aquella gran idea del millón de dolares, por cada emprendedor que triunfa, hay muchos más que fallaron.

A veces uno puede hacer todo lo que es necesario, y he tratado ésta idea con anterioridad: hay personas que se esfuerzan, que estudian, que ponen todo de ellos en alcanzar la meta, y aun así, puede existir el fracaso. No es una moraleja agradable, pero no es tampoco una necesariamente errónea.

Puede que sirva sirva aquí esa frase que nos dice que con esfuerzo puede existir el fracaso, pero sin esfuerzo existirá por seguro.

Justo ahora parezco ver que en realidad, es un tema recurrente en muchos filmes de Pixar: no siempre podremos alcanzar justo lo que deseamos. ¿Es eso el fin del mundo? No...no de todo. En más, puede inclusive ser el comienzo de otro, uno que no esperábamos, ni mucho menos pensamos que deseabamos. Carl en Up lo descubrió, lo mismo los juguetes en Toy Story, lo mismo Remy, lo mismo la familia Increíble.

Parte de crecer y madurar en aceptar el cambio, pero más importante, ajustar nuestros deseos y expectativas respecto a ello. Adelante, vayan a preguntar qué desea un niño o niña pequeños ser cuándo crezcan: serán muchos los que digan que desean ser bomberos, policías o doctores, y aunque no es imposible, conforme uno avanza en la vida, ya sea porque los intereses de uno cambien o por circunstancias ajenas debe ir cambiando aquí y allá. Pocos soñaron con ser, digamos, auxiliares contables, o gerentes de medios, ¿eso implica que sean necesariamente la muerte de un sueño? Para unos, sí, pero para otros simplemente es el modo en que uno debe de ganarse la vida, y habrá claro, otros que disfruten legítimamente una actividad con la que no habían soñado.

Una añadición en la película respecto a éste tema es el hecho del final: sin revelar mucho a quienes no lo hayan visto, es uno sorprendente y un tanto anti-convencional respecto a lo que se nos enseña como sabiduría general desde pequeños en nuestra sociedad moderna. Hay elementos muy amargos, y al mismo tiempo, esperanzadores: la idea que tome lo que tome, tarde lo que tarde, puedes llegar a tu meta aún si no fue por el camino que otros recorrieron. Fue algo sin duda valeroso, triste pero con enorme sinceridad. Tal vez es una de esas cosas que resuenan más en la cabeza de los adultos qué en la de los niños: creo yo que no sería extraño ver a muchos jóvenes a los que el final les toque de una manera especial, más tomando en cuenta que estamos ante una contradicción de hechos, con una generación que puede que sea la mejor educada en la historia de la humanidad y que, sin embargo, puede vivir peor de lo qué sus padres lo hicieron.

No es algo bonito ni fácil de asimilar, pero tiene todo el sentido del mundo al ver de dónde proviene: ¿Quién iba a pensar que esos nerds en computadoras pasarían a ser algunos de los artistas del cine más apreciados en la industria? No sólo cambiar el campo de la tecnología, sino también de la narrativa. De nueva cuenta, claro, cuándo surgió Toy Story muchos nos quedamos con la boca abierta al ver lo que un ordenador era capaz de crear, pero mientras otros filmes han sido olvidados porque pusieron todo su dinero en el factor técnico, aún hoy la gente recuerda a Woody o a Buzz porque son personajes memorables de una historia muy humana.

Quizá esa sea, un poco, la esencia de la vida. Tal vez aquí me aventuro mucho, viendo un tema que puede ser mucho más grande e importante de lo que una película puede ser, dado que, después de todo, por más que nos apasione el cine, o la literatura, la televisión u otros tipo de medio narrativo no es algo de gran importancia: sabemos que existen asuntos más relevantes, eventos y personas que cambian el destino del mundo, ¿pero acaso es la ficción algo tan pequeño? ¿No tomamos nuestros modelos a seguir y a nuestros héroes de lo que leemos o vemos?

Sí, luce inmaduro, en realidad es difícil no verlo de tal modo, pero es que la huella que muchos personajes de ficción dejan en nosotros es tan honda, tan influyente y tan importante qué bien podríamos decir que el entretenimiento, ya sea escrito en papel o en una pantalla de televisor es lo más importante de lo menos importante.

Pixar ha hecho eso: ha dejado su rastro, y no sólo ha entregado filmes de calidad a lo largo de ya casi dos décadas, sino que cambiaron a su voluntad las expectativas de la industria y el medio. Se nos es imposible imaginar cómo sería si jamás hubieran existido, pero podemos suponer que sería algo tan diferente a lo que conocemos que quizá sea irreconocible a nuestros ojos.

Como creador de historias, quisiera pensar que algún día me acercaré a su peso e influencia, por supuesto, lo más seguro es que no sea algo que vaya a pasar, pero la sola posibilidad, por más pequeña que sea, de que eso algún día pudiera materializarse es suficiente para hacerme seguir, y creo que con eso he narrado un poco el deseo de muchos, algunos en éste sitio. Por supuesto, no sólo inspirados por Pixar: habrá quién quiera ser la siguiente JK Rowling, otros dibujaran y dibujaran soñando imitar los pasos de Hayao Miyazaki o inventaran superheroes esperando ser el próximo Stan Lee o Steve Ditko. Las probabilidades están en contra de nosotros, los soñadores, pero la recompensa por sostenerse y luchar por esa pequeña chispa de esperanza es demasiado tentadora como simplemente ignorarla.

¿Quién dice qué el o la gran siguiente revolucionario o revolucionaria en los medios no está más cerca de lo que pensamos? Y aunque no siga el camino convencional, el más recorrido, no significa que no tenga validez.

Shalom camaradas.

FiccionandoWhere stories live. Discover now