Capitulo LIII: Toy Story III

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Toy Story 3 cerró una trilogía que representó mucho más qué simple entretenimiento para mi, y no es algo que me tomaría desprevenido si así fue el caso con muchos otros allá afuera, alrededor de distintas naciones del planeta. Puede sonar exagerado, pero hablamos de un filme que cambió el modo en que se hacía todo un formato de películas y puso un nuevo estándar para la industria. Desde esa perspectiva, lo banal puede tomar connotaciones muy profundas.

Más aún, si como en mi situación, se ve un acento particular.

Me tocó que saliera en un momento en que estaba saliendo de la universidad, una época clave en el desarrollo de muchos, en la que el mundo que conocían, aquel al que ya te habías acostumbrado cambia, y debes adentrarte en las profundidades de uno nuevo, valiente y salvaje, y con pocas guías que te indiquen la dirección. En todo caso, es el momento en que uno, por cuenta propia, debe comenzar a tomar las riendas y empezar a responder por lo que haces y no haces.

Andy está en una etapa similar; cierto, él apenas se encontraba a punto de iniciar lo que en esos momentos yo me encontraba finalizando, pero sigue siendo valido, creo yo, el tema de afrontar lo nuevo, dejar lo conocido atrás y comenzar una nueva aventura. Y como si se tratase de un plan fraguado desde el principio, aquellos que eran niños cuándo la primera parte de ésta historia salió, eran ya adultos jóvenes para cuándo la tercera vio la luz del día.

¿Sería ir demasiado lejos si dijera que ver Toy Story 3 fue casi como un rito de pasaje? Una última aventura (bueno, no tomando en cuenta los cortos que salieron eventualmente) con personajes conocidos; personajes creados por avanzadas técnicas computacionales que pasaron de ser una novedad a volverse algo que se sentía más autentico qué lo autentico.

Toy Story siempre ha tenido temas sobre el cambio: la llegada de una nueva sorpresa a nuestras vidas, el momento en que nos damos cuenta de nuestra mortalidad, y Toy Story 3 sigue el patrón: aceptar que todo aquello que conocemos puede cambiar, o inclusive, desaparecer, y tener que buscar algo diferente, nuevos pastos verdes a sabiendas que no se puede permanecer dónde solías estar.

Sé que el punto de todo éste ejercicio es el de analizar hasta el punto de la exageración temas que quizá no lo ameritan tanto, pero aquí puede que estemos frente a algo que rebasa nuestras expectativas en este aspecto; durante los momentos en los que estuvo en cartelera, vi toda clase de artículos y notas en distintas publicaciones que buscaban y re-buscaban temas y lecciones que hasta yo pensé que estaban forzando demasiado el asunto: vi algunos teólogos profesionales y aficionados leer interpretaciones respecto a como se trata del paso a la otra vida y los distintos destinos que distintas religiones ofrecen (el cielo, el infierno, el paraíso guerrero, el limbo, la nada y la reencarnación), así como alegorías cristianas muy...originales, eso sí (tales como Andy siendo visto como “Dios Padre” y que eventualmente los juguetes deben buscar a “Dios Hijo” en un nuevo estado de existencia, alegóricamente hablando representando el paso del judaísmo al cristianismo). Otros, con ideas algo caducas vieron una historia de la explotación del proletariado, y hubo hasta quienes vieron un mensaje escondido sobre el Holocausto y el Zionismo.

Pero las buenas películas son como el examen de Rorschach: todos verán lo que quieren ver, que va, es una de mis aficiones favoritas, y no quiera que fuese de otro modo.

Mas a veces, es mejor quedarse con las generalidades: para mi, se trata de aceptar el cambio, tan simple y tan complicado como eso. Somos, usted y yo lector o lectora, mortales. Nuestra vida es limitada, y nuestra existencia se ve afectada por leyes universales que no podemos cambiar, violar o ignorar. Tratamos de entender la vida desde lo simple que puede llegar a ser nuestros puntos de vista, y funcionamos alrededor de ello. Pensamos que el día a día tiene una narrativa, y tratamos de seguirla: estudia duro y sacarás buenas calificaciones, trabaja duro y ascenderás en la escalera laboral, sé amable y dulce y encontrarás el amor de tú vida.

Pero no hay cosa alguna por escrito. No existe contrato entre nuestras partes y aquella fuerza que manipule el universo. Seguimos un camino que nos luce lógico y bueno, pero nadie nos ha prometido lo más mínimo: luchar e intentar pueden llevarte a ningún lado, puede que nunca encuentres el amor, puede que seas victima de algún crimen, puede que un justo sufra mientras un pecador camine libre y se enriquezca.

Toy Story 3 nos habla de eso: sin importar como nos comportemos, habrán cosas que no seremos capaces de cambiar, y debemos de jugar en terrenos distintos, en terrenos que nunca supusimos que veríamos. ¿Qué otra alternativa nos queda? Los juguetes no pueden protestar ante los cambios que suceden alrededor suyo, inclusive es probable que desde su perspectiva sean incapaces de comprender de todo porque sucede lo que ocurre, pero supongo que ese sentimiento es algo que los humanos hemos aprendido a lidiar también: habrá ocasiones en las que ocurrirán golpes de suerte, pero ninguna vida está a salvo de las desgracias.

E inclusive, no tiene que ser algo necesariamente malo, simplemente algo distinto: el miedo, el temor, la incertidumbre, la impotencia respecto a tantos factores que no fallan en abrumarnos. Por más que nos gustaría a algunos que fuese así, vivir no es una obra de ficción: las personas no son personajes, y sus historias no son tramas. No todo debe tener sentido ni puede tener sentido. Es quizá lo más frustrante de la vida: somos seres de lógica, y en ocasiones tiene tan poca.

Pero no significa que no haya cosas que se puedan hacer.

Existe un refrán chino que reza “no puedes cambiar el viento pero puedes controlar las velas de tu barco”. No pudieron evitar terminar en un lugar que prometía un paraíso pero que no era más que un hervidero de autoritarismo pero pudieron elegir hacer algo al respecto. No fue fácil, pero no siempre nos llegan las opciones en bandeja de plata. Sufrieron, lucharon, enfrentaron inclusive el exterminio, pero demostraron que había una salida, al igual que con todos nosotros.

No tengo idea de que nos pueda deparar el destino, pero hay que estar preparados para tratar de llevar a buen puerto si es que los vientos nos llevan por aguas peligrosas: al final, sólo se trata de hacer lo mejor que se pueda con las posibilidades que tengamos.

Shalom camaradas.

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