Capitulo LXV: Parodiar y Satirizar

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Tocar un tema en el espectro de la comedia siempre implica un reto especial, dado que estamos hablando de uno de los géneros en los que más duro se ve esa ley de "el arte es subjetivo"; un chiste que para unos sea una obra de arte, para otros resultará incomprensible, y quizá en algunos casos pueda ser percibido como ofensivo incluso si no fue la intención inicial.

Pero ahora trataré un tema que, dentro de lo que cabe, es más o menos especifico y bien definido.

Dos de los términos más socorridos y a menudo más poco comprendidos en realidad en el contexto de la literatura y la comedia son "parodia" y "sátira".

Ambos se tratan de dos formas de humor con una larga relación y que por lo tanto, no es extraño el ver porque muchos pueden confundir la una con la otra o usar esas palabras de un modo intercambiable. No obstante, como un amante de las letras y un amante todavía mayor de todo lo que cause gracia, en éste capitulo de Ficcionando procederé a explicar y contrastar ambos estilos.

Para ello, como es una tradición, procederé con las definiciones previas.

Empecemos con parodia: se trata de una exageración burlona de un tema, obra o género en especifico para fines de comicidad, siendo la mayor parte del tiempo algo que no tenía como intención causar risas en primer lugar.

Ejemplos pueden ser casi toda la obra del comediante Mel Brooks: Spaceballs parodía Star Wars, o Frankenstein Jr que hace mofa de las películas de terror en blanco y negro de Universal. Tim Burton, en el filme Mars Attack parodia los filmes de ciencia ficción de clase B de poco presupuesto que reinaban el género durante los 50 y los 60. Austin Powers hace lo propio con la franquicia de James Bond así como un poco el género de espionaje en general.

"Sátira", por el otro lado, puede verse en términos rápidos como "parodia con mensaje"; se trata del uso del humor y de la exageración para atacar los vicios y defectos de algún aspecto de la sociedad. Pueden ser ir desde agentes políticos (presidentes, gobernadores, reyes, partidos), religiosos (sacerdotes, rabinos, imams, papas) así como cualquier otro grupo que tradicionalmente ostente algún estatus o poder mayor al promedio (empresarios, celebridades, etcétera).

La sátira por supuesto, puede ir por otros blancos, como estilos de vida (geekies, otakus, aficionados al deporte, entre muchos, muchos otros) pero en general trata de atacar apuntando hacía arriba a algún aspecto que se sienta en necesidad de denunciar.

Algunos ejemplos son la caricatura política, Una Modesta Proposición de Jonathan Swift (que atacaba el dominio inglés sobre la patria irlandesa), el filme Network (el estado de las noticias y la obsesión por el rating) así como dibujos animados como South Park.

Ahora, ambos sub-géneros involucran, como se habrán dado cuenta, la exageración, pero hay una marcada diferencia: todas las sátiras pueden ser parodias pero no todas las parodias pueden ser sátiras. En ocasiones, una parodia es solo una parodia, y puede funcionar de manera perfecta como tal, aunque sin duda muchos pensarán que la sátira es una forma de comedia más intelectualmente elevada (lo cuál, puede ser cierto más no necesariamente es así).

En ocasiones una obra puede funcionar a dos nivel: uno la mayor parte del tiempo con el otro apareciendo ocasionalmente. Tomemos, por ejemplo, la serie Los Simpsons, la cuál empezó como una obvia parodia de las comedias familiares cursis que reinaron antes de su aparición, dónde el padre siempre parecía tener una respuesta para todo problema, y los problemas se solucionaban con sinceridad y los episodios se cerraban con un abrazo o un momento conmovedor. En su lugar, el padre es un ebrio ignorante que si bien puede tener buenas intenciones la mayor parte del tiempo estropea más de lo que arregla, y la familia siempre parece estar al borde del colapso.

Pero también puede operar como una sátira: es muy conocida sus temas burlones respecto a la política, la operación en Washington, la cultura corporativa, la vida de suburbios, la religión entre otros temas.

Antes de proseguir, tocaré el punto de la sub-división de la sátira; ésta tradicionalmente puede ser catalogada en dos bombos: "Horaciana" (en honor al satirista romano Horacio) o "Juvenal" (también nombrada por otro satirista latino, en éste caso precisamente Juvenal).

¿Cuáles son las diferencias?

La sátira Horaciana tiende a ser ligera y con un enfoque más o menos positivo: burlarse y denunciar las cosas pero todo en buen espíritu. Podríamos ver esto en digamos, los llamados Roasts donde un personaje es expuesto a chistes sobre él que pueden llegar a ser oscuros y muy duros, pero en última instancia se trata de pasar un buen momento y hacer un homenaje a su muy particular manera. También podemos verla en los Ig Nobel: un premio que se otorga a aquellos logros demasiado extraños y específicos de las ciencias como una parodia a los Nobel. "Aprendamos a reírnos de nosotros mismos" puede verse como la actitud reinante.

La sátira Juvenal es mucho más fuerte y tiene un espíritu más hostil y agresivo: aquí se expone al blanco de la comedia de un modo en que no se le puede ver otra cosa más que en una luz negativa. Aquí predomina lo político, lo social, los grandes movimientos contra el poder establecido o las instituciones dominantes de una sociedad en la que, si bien es importante, la comedia puede llegar en ocasiones pasar a un segundo plano frente al mensaje que se quiere dar al espectador. Libros como La Naranja Mecánica pertenecen a ésta categoría dada su irrefrenable deseo de despedazar las hipocresías sociales de su tiempo.

Pero no siempre se puede caer en absolutos, dado que en ocasiones habrá obras que podrían tener características de ambas; el filme Thank You For Smoking donde se mofa el mundo de los cabilderos políticos y de la empresa del tabaco puede incluir aspectos Horacianos (Fumar no es habito saludable, pero es bueno tener la elección a sabiendas de los riesgos que pueden haber) como Juvenales (La completa amoralidad no solo de los que empujan la agenda de las tabacaleras, sino también de aquellos que pretenden defender la salud publica los cuales a menudo usan tácticas no mucho más éticas de sus oponentes).

La sátira, por su propia naturaleza, tiene aspiraciones más intelectuales, lo cuál lamentablemente lleva a que sea usado como defensa cuando alguien es acusado de que su obra es insultante o políticamente incorrecta. Pueden haber casos así claro está, pero quizá a perdido un poco de valor por su sobre-uso como excusa por escritores de habilidades limitadas.

En el próximo capitulo, trataremos el tema del humor de impacto y hasta qué punto un chiste, parodia o sátira pueden ir demasiado lejos.

Por lo pronto, como siempre, shalom camaradas.


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