Capitulo XXVIII: Disneyando (Brave)

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“Brave”, “Indomable” o “Valiente” es un filme a considerar a parte desde su pedigri: no se trata de una historia hecha por los estudios Disney per se, sino por Pixar, el grupo de genios creativos que son considerados el estándar oro en cuanto a filmes animados, y aunque en apariencia no lucía muy diferente a lo que hemos visto antes (una princesa rebelde que busca hacer su propio destino) muchos sentíamos enorme curiosidad pensado que quizá veríamos un esquema conocido con un nuevo giro, o con una lente distinta.

También contribuyó a esa idea los primeros avances; nos estaban vendiendo la idea de un filme de fantasía y relativamente oscuro; el propio titulo quiere denotar algo épico, algo con acción, algo un poco más maduro a lo que estabamos habituados.

No fue así.

Brave resultó no ser una aventura de fantasía, sino más bien una historia de relación madre e hija, y eso decepcionó a muchos fans de Pixar y de Disney que estaban preparándose para algo diferente. Hacer una historia de ese tipo no tiene nada de malo, pero creo que se percibió un poco como “publicidad fraudulenta”.

Por otro lado, el tener un filme que explora la relación madre-hija si es un tanto inesperado y nuevo si lo pensamos bien: las heroínas de Disney que hemos visto con anterioridad casi siempre no tienen progenitora o si la tienen, no posee un peso alguno en la historia. Algunas tienen padre, algunas tienen madrastras, algunas son huérfanas de todo, y otras su madre es sólo un personaje al fondo sin peso ni relevancia.

Se han hecho artículos tocando este patrón extraño en Disney; la ausencia de la madre, o inclusive en el caso de que exista algo parecido a una figura materna, casi siempre es la villana de la historia: Lady Tremaine, la Reina Malvada, Mother Gothel...es algo que hemos visto desde los comienzos de la compañía y uno debe preguntar porque tomó hasta el año 2012 para ver una madre no sólo con importancia para la trama, sino bajo una luz positiva; no como la enemiga a vencer.

Podríamos hacer algo de gimnasia mental y tratar de hallar motivo, y es que ello puede empezar desde el simple hecho que la mayoría de las protagonistas son jóvenes mientras que las villanas son mujeres adultas ¿Inconscientemente relacionamos la juventud con bondad y la madurez con maldad? Eso es un patrón casi omnipresente en la ficción de casi todo tipo: me es difícil pensar ejemplos de un héroe que sea mayor mientras qué el villano sea joven, ya sean hombres o mujeres: El Señor Increíble es mayor qué Síndrome, y...por ahí deben existir más, pero es un pensamiento tan enraizado en nuestras mentes y expectativas que no es algo que nos demos cuenta de ello de lo dominante que es. Supongo que es un poco de naturaleza humana: cada generación ve los defectos de la anterior, los errores con los que construyó sus sociedades, y es inevitable aunque sea de modo inconsciente “satanizar” a los mayores.

Disney puede o no tener mommy issues, pero el hecho es que en Brave se detalla un conflicto entre dos personajes que casi no se ve en la filmografía de la empresa.

El conflicto empieza por los choques entre ambas: La Reina Elinor pone énfasis en la tradición y en anteponer lo que es mejor para su reino antes de los deseos personales, mientras que Merida desea tomar sus propias decisiones y no le interesa demasiado si en su camino le da la espalda a las expectativa sociales. Choque cultural, o más bien, barrera generacional en cierto modo.

Merida es una princesa activa; monta, tira al arco, le gusta el exterior y la aventura. Su madre es una mujer más bien pasiva, madura, respetuosa de las jerarquías y el protocolo. Es una fuente de conflicto tan legitima como cualquiera, pero creo que Merida, a pesar de que quizá nos parezca un rol modelo por su valentía y capacidad, tiene algunas deficiencias como personaje.

La idea de una princesa rebelde no es nueva; Ariel se rebeló a su padre al querer explorar el mundo humano; Jasmin se rebeló también al desear ella quién decida con quién tener una relación amorosa. Merida se rebela pero aquí la simpatía no es de todo automática: uno puede ver, por así decirlo, un trasfondo más importante en los actos de rebelión en las heroínas antes mencionadas. Ariel quiere la libertad de explorar todo un mundo nuevo entero, el equivalente a hacer contacto con una “vida extraterrestre” (o desde su perspectiva, “extraacuatica”); Jasmin desea algo que en sociedades conservadoras islámicas aún hoy puede ser difícil de obtener.

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