Capitulo XXIII: Disneyando (Aladdin)

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Aladdin representa un poco una anomalía respecto al personaje femenino eje, dado que a diferencia de las otras películas, ella no es la protagonista sino más bien el interés romántico. También, dependiendo de lo que se considere como “blanco”, ella es la primera princesa de una raza diferente a la caucásica, lo cuál en retrospectiva, no causó tanto revuelo como quizá hoy, en nuestro mundo de medios que buscan cualquier tema por más inofensivo para sobre-analizar y hacer polémicas (como el propio Ficcionando) podría ser.

En 1992, Aladdin fue el filme que siguió al clásico “La Bella y la Bestia”, y tomó una dirección distinta: mientras esa última película era romántica y solemne, Aladdin apuntó más a un estilo irreverente con un constante uso de la comedia.

Pero volvamos al personaje que nos incumbe, pues nos hace pensar una pregunta bastante interesante.

Al igual que las demás contrapartes del renacimiento de la compañía Disney, Jasmin es un personaje con una personalidad definida: no desea que su destino esté en manos de otro, ella quiere tomar las riendas y las decisiones por si misma, y las cosas superficiales que en apariencia podrían ganar a otras no funcionan de todo: Aladdin finge ser un príncipe con tal de tener su atención y aprobación, y aunque la obtiene del padre, no la tiene de la hija, quién de hecho lo rechaza pues lo conoció brevemente con anterioridad, y el hecho que no haya sido honesto respecto a lo que pretendía ser fue un gran “no-no” en su lista.

A continuación, Aladdin le pide una oportunidad: la lleva a través de un paseo por las nubes en una alfombra mágica, dándole algo más qué dinero o riquezas, sino una experiencia especial e irrepetible.

Y creo que ahí hay una enorme genialidad.

Las riquezas no bastan para Jasmin. Es cierto; ella misma ya las tiene, así que otro que aparezca con oro o con plata no debe significar gran cosa en absoluto. Uno puede decir que quizá es un poco un “problema de ricos”, dado que muchas y muchos mataríamos por alguien que pudiera darnos todo y más, pero da un mensaje inesperadamente sofisticado en cuanto a una relación: no es tanto sobre las cosas, sino sobre las obras. Jasmin se termina de enamorar tras el paseo, que ofrece algo que el dinero no puede comprar y algo que ni siquiera imaginó que quería. Es un “no” al materialismo y un “sí” al querer y buscar experiencias que compartir.

Algo que ayuda mucho es que estamos ante dos personajes con fallas notables: Aladdin engaña, y es un poco un pillo que no tiene inconveniente en robar o mentir (en ocasiones justificado, en ocasiones no); Jasmin es un poco pretenciosa y escéptica respecto a las personas, una chica que lo ha tenido todo y ya no parece poseer capacidad de asombro en un principio. No son perfectos, muchos dirían que quizá ni siquiera son “bellos” en el sentido convencional (sería tonto decir que están diseñados para lucir feos; claro que no. Pero se agradece un poco que, por ejemplo, Jasmin tenga una belleza con notables rasgos étnicos, como su nariz y sus cejas gruesas, que se salga del clásico modelo europeista), y conforme avanza la historia, caen presa de sus fallas, pero saben aprender de ellas.

Ni siquieran tienen una relación de ensueño; eso ya se veía por ejemplo, con Belle y la bestia, pero aquí se explora de un modo más realista (o al menos tan realista como el romance de un ladrón y una princesa puede ser en Disney); ambos sienten que sus vidas están estancadas, ambos sienten que podrían tener más si tan sólo tuvieran la oportunidad, y ambos pelean y discuten. Quizá parezca exagerado, pero en cierto modo una de las razones por las que creo que tan bien funciona la dinámica de la relación entre Aladdin y Jasmin es porque parecen como dos personajes que uno podría encontrar en la vida real: él es un poco embustero y ella algo estirada, y sin embargo, saben logran un equilibrio y luchan juntos porque el amor entre los dos vale más la pena qué las discusiones ocasionales.

Entonces, ¿hay algún mensaje que se pudiera interpretar como negativo o caduco? Puede ser algo complicado de encontrarlo dado que estamos llegando a filmes más y más modernos y cercanos a nuestros tiempos, y sobre todo, a nuestros valores y percepciones de género; sin duda es un filme cuyas ideas respecto a las relaciones y del género son más dinámicas y aceptables para nosotros qué digamos, Blancanieves.

Pero puede ser que el hecho esté en que Jasmin deseé más, pero no es demasiado exacta respecto a qué quiere en realidad; sabemos que NO quiere, dado que rechaza pretendientes, y muestra satisfacción cuándo su padre le da permiso de escoger al hombre a quién quiera con plena libertad y autorización, lo cuál puede parecernos como muy poco: por supuesto, tomando en cuenta que la época en la que se desarrolla el filme (fecha ambigua pero sin duda en un pasado lejano) no se gozaba con la libertad y la igualdad ante la ley entre los dos géneros se puede ver como un avance muy progresista para su contexto, pero inclusive eso no parece ser un consuelo suficientemente satisfactorio.

En ningún momento se habla de que Jasmin pueda de hecho heredar el trono, y hacerse cargo de su nación; claro, si a eso nos vamos, realmente los reyes y gobernantes en Disney (o en mucha de la ficción dirigida para niños en general) no parecen hacer demasiado respecto al acto de, ya saben, de hecho gobernar.

Por supuesto, hablamos de una región del mundo dominado por el Islam, una religión con una marcada linea patriarcal, así que suponer que una mujer pudiera hacerse cargo del reino sin duda sonaría inaudito para su contexto histórico, y tampoco se trata de reescribir la historia con tal de ser políticamente correcto.

En realidad, supongo que es uno de esos casos en los que sea cualquiera que hubiera sido la opción elegida, se hubiera ganado algo y perdido otra cosa. Y el punto de la película nunca fue sobre geopolitica o cosas demasiado complejas más allá de contar una historia de aventuras y romance.

Encuentro difícil hablar de este filme porque quizá sea uno de los que menos haya factores criticables; Jasmin y Aladdin fueron la pareja más realista hasta eso momento, y aunque tal vez no el mejor ejemplo (salir con un ladrón puede no ser del agrado de más de un padre), en realidad da un mensaje poderoso en distintos niveles: que se puede mejorar, que una relación puede avanzar, y que se trata más de lo que se hace juntos qué los regalos y los bienes materiales. Si ustedes piensan que hay algún punto que quizá se pudo criticar o analizar más, sean libres de hacérmelo saber en la sección de comentarios.

Shalom camaradas.

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