Ficcionando

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Se le llaman tropos, o “tropes” a aquellos recursos narrativos de ficción que son usados con una frecuencia tal que se vuelve identificables para buena parte de la audiencia. Un tropo no necesariamente es un cliché, pero puede volverse uno si se abusa demasiado de ello.

Me planteó analizar algunos de los tropos y figuras narrativas más socorridas en Wattpad así como en el entretenimiento orientado a los jóvenes en general. No es necesariamente una critica negativa, pero eso no queda de todo fuera de discusión.

CAPITULO I: EL MAKEOVER (O CÓMO TRIUNFAR EN LA VIDA CON UN NUEVO LOOK SIN SIQUIERA INTENTARLO) 

El primero que deseo revisar es el “Makeover”, o el cambio de apariencia como sería una escueta traducción al español. Ustedes lo han visto: una chica de apariencia estereotipicamente “nerd” o “tomboy” (eso es, marimacha, machorra o masculina) parte de vacaciones lejos de su comunidad usual y vuelve transformada: en lugar de su ropa usual, mencionada como poco atractiva, regresa usando faldas, vestidos, zapatos de tacón, y vistiendo en tonos rosas; la propia chica en cuestión tiene a su vez una transformación física, con mejor peinado, una figura más pronunciada (ya sea por crecimiento natural o por alguna intervención quirúrgica) y en el caso de haber usado lentes o frenos, estos se van. En sí, la chica se vuelve una joven femenina y sumamente bella.

Otros puntos que la trama puede tomar es como se vuelve irreconocible para sus compañeros de clase al grado de que ella puede (y frecuentemente lo hará) tomar una identidad diferente; si la joven se hacía llamar “Sam”, ahora usara su nombre entero, el más femeninamente estereotipico “Samantha”. El interés amoroso, generalmente visto como un chico demasiado atractivo y popular para hacerle caso a nuestra heroína con anterioridad, ahora cae cautivado por esta “nueva estudiante”.

El recurso del Makeover no es nada nuevo; si nos vemos pedanticos, uno puede encontrar raíces o una proto-forma de este tropo en el cuento clásico de Hans Christian Andersen, “El Patito Feo, o en “La Bella Durmiente” (dónde un personaje externo a la acción hasta entonces vista en la mayor parte de la historia le otorga ropas elegantes y una apariencia más refinada a la personaje principal). Scarlett O'Hara, la heroína del libro “Lo que el Viento se Llevo” es introducida como “nada bella”, pero se destacan sus “ojos esmeralda” y “piel de magnolia”; unas descripciones que realmente son muy favorables y contradicen lo que se nos plantea del personaje en principio.

También es muy usado en filmes: en “The Breakfast Club”, Claire, una chica femenina y rica se ofrece a darle un cambio de apariencia a Allison, una joven gótica. En “Pretty Woman”, una prostituta accede a ropas de diseñador y el modo en que luce es mucho mejor recibido.

¿Por qué es tan popular? ¿Por qué vemos tantas historias de autores amateur usando este recurso narrativo? Eso no es un misterio: escapismo. El punto de la ficción muchos dirían incluso, es el escapismo en sí. La idea que una joven despreciada pueda ponerse en una posición dónde resulte irresistible a muchos que la solían ignorar o molestar es una fantasía de poder.

Una fantasía no es inherentemente mala, pero existen ciertas implicaciones desafortunadas en la frecuencia con la que se ven esas historias; indirectamente se nos dice que una chica que encaje con el estereotipo de la nerd o la tomboy son "inmaduras" y que al convertirse en chicas convencionalmente atractivas y femeninas logran finalmente "crecer", eso sin mencionar que también parece que la única manera en la que una mujer joven puede ser atractiva es con la típica apariencia "girly". Ahora, ser así por si mismo no es malo, hay espacio para toda clase de apariencias, pero una y otra vez se ve esa transición que te hace pensar si la presión social por ser femenina y bella al grado de ocultar rasgos propios de una personalidad (inteligencia, gusto por los deportes, etc...) es tan grande que muchas autoras jóvenes piensan que sólo así pueden ser consideradas mujeres "propias".

Curioso, por otro lado, que a diferencia de los filmes o las series, dónde el “Makeover” casi siempre es hacia la recta final de la historia, en las novelas de este sitio ocurra al principio, como noté al comienzo de estas palabras, como resultado de una estadía en un lugar ajeno a su usual localidad; en ocasiones siempre por un familiar con el que tiene poca relación (una tía desconocida, una madre divorciada que trabaja de modelo). ¿Se puede considerar esto una especie de versión actualizada del cuento de Cenicienta? ¿La madre ausente o la tía que vive en Manhattanm, o en Paris, o en Milan representan simbólicamente la “Hada Madrina” que posee el poder de transformar la apariencia, y en consecuencia, la vida de la joven heroína? ¿Y no es esa otra implicación negativa a su vez? ¿Qué la personalidad o la inteligencia no cambien la vida de alguien para bien tanto como lo es el atractivo físico?

Claro, no todos los autores son iguales: existen variaciones respecto a como se usa el tropo. En algunas historias, la protagonista acepta gustosa su destino, mientras que en otras, reniega de manera constante las dificultades que vienen con su nueva apariencia (el tener que cuidad su cabello, el usar tacones, entre otros). Pero incluso en estos últimos casos, la personaje principal a menudo “cede” poco a poco hasta aceptar en lo que se ha convertido.

Hay cierta disonancia en cuánto a lo que se considera “atractivo” o no; realmente no se ve una chica que sea tan desagraciada a un grado realista. Casi siempre se considera a la joven “con potencial”, al grado que inclusive en su estado previo, sigue estando arriba del estándar de lo que podríamos considerar, el promedio del atractivo físico, volviendo esto menos un asunto estético y más uno de personalidad y expectativas sociales: el problema de “Sam” no es que realmente haya sido fea, sino que se rehusá a conformarse con lo esperado de una persona en su posición.

Algunos autores se han visto algo más vivos y han empezado a detectar las lecciones ocultas y negativas que el uso del “Makeover” como figura de discurso puede tener; una manera más o menos común hoy en día de “torcer” o “subvertir” este cliché es que la chica reciba la atención de muchos otros chicos atractivos, que todos alaben su nueva apariencia, pero descubre que el chico que realmente le interesaba le diga alguna frase como “me agradaba más como lucías antes”, o “me gustabas con lentes/frenos/franelas”, o variaciones de tales enunciados. No obstante, este giro narrativo se usa más por autores adultos, con mayor trayecto recorrido en la vida como para entender que hay más que sólo belleza y con deseos y fantasías más sencillos y realistas: no el ser el centro de atención de todo el mundo, sino sólo serlo de la persona que quieres y que querías en primer lugar, y que ese amor sea correspondido, y no por una apariencia que se obtuvo por presión, sino por aquella que expresaba el verdadero ser y esencia de la heroína.

¿Ustedes que creen? ¿La predominancia de este tropo en la ficción de muchas autoras adolescentes se debe por una frustración de no poder ser lo qué la sociedad les pide que sean? ¿O es sólo una fantasía inofensiva? No olviden dejar sus comentarios y críticos en la sección de abajo, son libres hasta que los extraterrestres del planeta Kolob nos vuelvan sus esclavos.

Shalom camaradas.

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