Capitulo XXXII: The Beautiful People

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Después de mi mini-serie “Disneyando” (que por cierto; una vez más, mil gracias por los comentarios y la discución inesperadamente acalorada y profunda en base a peliculas para niños. Me hacen sentir mejor al saber que no soy el único obsesionado) recibó un mensaje respecto a tales análisis de un amigo y colega escritor, y dijo que perdí un punto importante de discución en muchos de esos filmes, aunque especialmente resaltado en el filme “Cenicienta”.

La protagonista está diseñada de un modo que sale un poco de más señalar que es atractivo, mientras que sus hermanastras y madrastra, por el contrario, tienen un diseño menos...agradable a la vista. Inclusive me llegó a decir el colega un comentario acerca de como Cenicienta luce demasiado bien para una mujer que se la pasa limpiando mugre y polvo todo el día; lo dijo con sarcasmo, pero ciertamente entendí el punto y estoy seguro que ustedes también.

El tropo que quiero tratar en cuestión es algo casi endemico de la ficción en general, que trasciende tradiciones culturales y épocas de una manera omnipresente: la idea de la belleza como índice evidente de bondad o calidad moral mientras que la de fealdad es uno para la villanía. Disney ha pertepuado esa idea, todos sus príncipes y princesas sin duda están en la cima de lo que en sus universos podrían considerarse agradable a los ojos, mientras que sus villanos van desde lejos de la convención de belleza “estándar” hasta apariencias completamente grotescas.

Pero están lejos, muy lejos de ser los que crearon tal convención en nuestra ficción.

Podríamos irnos atrás: en los cuentos de hadas en su versión original, siempre se describen a los héroes ya sea como “galantes” o “hermosas”, e inclusive retroceder todavía más y notar que a los grandes personajes de la mitología clásica siempre han sido representados como impontentes y estéticamente perfectos o casi a tal cualidad.

Parece muy superficial dado que una de las lección “de cajón” que le damos a nuestros niños es “lo que importa es la belleza interior”; ser “carita” no pesa tanto como el ser dulce, amable y noble, pero tras ver distintas historias, mitos, leyendas, cuentos y narraciones alrededor del mundo de distintas naciones, pueblos y civilizaciones, creo que podemos reducir la verdad al hecho que al ser humano, sin importar origen, le gustan los héroes atractivos.

Sería una hipocresía monstruosa decir que yo mismo no caigo en tal esquema; en “El Club de Hopewell” (perdón por mencionarla tanto, pero caramba, es lo más cercano que tengo a publicidad), el personaje príncipal, Allyson, es mencionada como un poco la “fea” del grupo, con otros personajes haciendo mención de sus defectos físico, y sin embargo, a la hora de representarla de manera gráfica, ya sea en dibujos o collages, en el mundo real sería una chica que si la pusieran en una escuela cualquiera, habría al menos media docena de sujetos preguntando si la pueden agregar en Facebook o fingiendo interés en sus gustos con tal de tener aunque sea la menor oportunidad de llevarla a la cama alguna vez.

Es uno de esos tropos tan grandes que es díficil de diferenciar; es como notar el cielo: es grande, azul y está presente en todos lados que uno se “acostumbra”, y no pensamos en tal cosa la mayor parte del tiempo, y podemos verlo inclusive en este sitio olvidado de Dios: historias de chicas “nerd” casi siempre representadas por actrices que no pueden ocultar su atractivo debajo de unos lentes viejos y ropa barata. Y no son errores “de novata” (inclusive no se siente apropiado calificar como “error”, dado que hablamos de una práctica tan presente en la ficción universal) sino muchos autores con más experiencia y calidad también, así que no es algo que se pueda definir como algo de escritores con poco camino recorrido.

No soy un experto en biología o antropología, así que mis suposiciones y postulados son sólo las creencias de un sujeto que ve demasiada televisión, pero hay estudios que demuestran que ya desde una edad temprana, los bebés parecen identificar rostros “atractivos” y tienden a reaccionar mejores a ellos. La belleza es algo que no tardamos mucho en saber encontrar.

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