XLIII

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El silencio era solamente llenado por la televisión de fondo, reproduciendo un episodio de Friends. La única luz en la sala era la que provenía de la televisión, haciéndole más difícil a Stiles ver a Hannah sentada en el sillón a unos metros de él. Aun así, se las arregló para hacerlo. Claro, era interesante ver por quinta vez cómo Rachel y Ross regresaban pero era más interesante ver el perfil de Hannah.

Estaba nerviosa. Lo podía notar por cómo miraba hacia la televisión pero no prestaba atención realmente a lo que sucedía. Sus piernas cruzadas no dejaban de moverse y sus dedos no dejaban de temblar.

El estómago del sheriff, sentado en otro sillón cercano, resonó lo suficientemente alto para que los demás lo notaran.

—Haré algo de comer —anunció Hannah, poniéndose de pie.

—Deberías hacer galletas con chispas de chocolate —dijo Stilinski—. Son las favoritas de Stiles.

—Pero tienen demasiada azúcar para ti —le recordó Stiles. Por un instante, los tres sonrieron. Era una conversación tan parecida a una que hubieran tenido en el pasado que era casi como si Stiles no se hubiera ido nunca.

—Haré unas especial para él —prometió Hannah, comenzando a sacar todos los ingredientes necesarios.

Cuando las galletas ya estaban en el horno, se quedó un instante parada en la cocina, observando a Stiles. El chico rió por una broma que había hecho Chandler e inmediatamente Hannah sonrió también.

Por un instante, se quedó ahí parada en la cocina, viéndolo. Los minutos pasaron y no regresó de vuelta a la realidad hasta que sintió la mano del sheriff sobre su brazo.

—Estabas tardando demasiado —dijo él, haciendo una mueca al explicarse. Hannah asintió, tragando saliva pesadamente.

—Es solo que... temo que si dejo de verlo por un instante vaya a desaparecer —susurró—. Todo esto se siente como un sueño. Siento que en cualquier instante se va a desvanecer. Ya sé lo que se siente vivir en un mundo sin él, y simplemente no creo que pueda hacerlo de nuevo.

—Él está realmente aquí, Hannah —le aseguró el sheriff, dándole una leve sonrisa.

Hannah asintió, queriendo creer en sus palabras.

Sacó las galletas del horno y las puso en un plato, separando las del padre de Stiles con las suyas.

Stiles observó cómo Hannah las dejaba sobre la mesa del centro y volvía a su lugar en el sillón lejos de él.

—Hannah —la llamó. Inmediatamente Hannah lo volteó a ver—. Ven aquí —dijo, moviéndose en el pequeño espacio donde estaba sentado para hacerle un lugar a Hannah.

Stiles no supo cómo pero Hannah empezó sentada a su lado y minutos después ya estaba en su regazo. Instantes después tenía los brazos alrededor de su cuello, con el rostro escondido en éste, y estaba completamente dormida.

—Así que esto es para siempre, ¿eh? —preguntó su padre. Stiles parpadeó, tomado por sorpresa. Se relamió los labios, y una suave sonrisa se asomó por su rostro.

—Eso espero. Sí, es para siempre.

—Me alegro. Lo que tienen ustedes dos solo se encuentra una vez en la vida —hizo una pausa—. Deberías llevarla a la cama. Ha sido un largo día.

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Stiles despertó repentinamente, su cuerpo entero temblando resultado de la pesadilla que acababa de tener. Inmediatamente, Hannah despertó, enderezándose.

Missing /teen wolf |running #6|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora