I

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—Te extrañé —suspiró Hannah, sonriendo adormilada viendo a Stiles, con los ojos entrecerrados.

—Solo estuve fuera un par de horas —murmuró Stiles, quitándose los zapatos y aventándolos a un rincón de su habitación, cerrando la puerta tras de sí. 

—Te extraño aunque te vayas cinco minutos.

Stiles procedió entonces a quitarse la playera negra que Hannah le había regalado un par de semanas atrás, deteniéndose cuando escuchó un silbido bajo.

—Oh, no pares por mí —dijo, repentinamente despierta—. Solo estoy viendo lo que me gusta.

—¿Lo que te gusta, eh? —Stiles aventó sus jeans al suelo, caminando hacia su cama donde Hannah descansaba cubriendo su cuerpo con el edredón.

—Lo que me encanta —afirmó Hannah, relamiéndose los labios—. Solo no le digas a mi novio, puede ser bastante celoso cuando se lo propone.

—¿En serio? —Preguntó Stiles, siguiéndole la corriente—. Porque los chupetones que le dejaste en tu novio por todo el cuello después de que la mesera, según tú, le hiciera ojitos, prueban que él no es el único celoso.

—Me gusta marcar lo que es mío —admitió, sin vergüenza alguna, cansándose del juego y abalanzándose sobre Stiles, pasando sus manos alrededor de su cuello y haciéndolo caer sobre ella.

Las manos de Stiles inmediatamente encontraron su cintura, pasando su mano por debajo de su playera y atrayéndola hacia él. Sus narices se rozaron lentamente, sus alientos entrelazándose antes de que Stiles la besara suavemente.

—Yo también te extrañé —murmuró Stiles, separándose de Hannah solamente por un instante, para después volver a besarla.

La mano de Stiles bajó, deteniendose cuando notó a Hannah tensarse. Había salido viva contra todas las expectativas después del ataque de Theo y la Bestia, y aunque había perdido sus ojos rojo de Alfa y había regresado a ser la Beta de Scott, no era eso precisamente lo que más le dolía de lo que había cambiado en ella. Una cicatriz, medianamente visible, ni tan obvia ni tan sutil, adornaba su vientre. 

—¿Sabías que eres la mujer más hermosa en este planeta? —preguntó Stiles, haciéndola sonreír y olvidar sus preocupaciones. 

Pasaron así un par de horas, por debajo de las cobijas con nada más que ropa interior, tocándose y besándose sin ningún otro motivo, las manos de Stiles sujetando a Hannah firmemente mientras ella besaba cada pedazo de su piel.

Cuando el atardecer estaba llegando, la habitación de Stiles fue iluminada por los colores naranjas y dorados, creando una atmósfera mágica. Ninguno hablaba, simplemente disfrutando de la compañía del otro.

—¿Por qué me miras? —susurró Hannah, sin querer romper el silencio agradable.

—No sé cómo tuve tanta suerte al tenerte —admitió Stiles quedamente, rozando con la punta de sus dedos los labios de Hannah. La chica sonrió, sus ojos brillando.

—No sé qué haría sin ti. Estaría perdida totalmente —Hannah hizo una pausa, titubeando. Tomó la mano de Stiles, entrelazando sus dedos, y recargó su rostro en sus manos—. No sé cómo voy a soportar cuando vayamos a universidades diferentes. No voy a verte todos los días, no voy a dormir contigo... no vamos a volver a estar así por mucho tiempo.

Stiles entendía totalmente el sentimiento. Era más que una rutina, pasar todo el tiempo con Hannah se había convertido en su vida entera; y lo adoraba.

—Te voy a extrañar un montón —murmuró, dándole un ligero beso a la mano de Stiles para después volver a acurrucarse, poniendo la cabeza sobre el pecho de Stiles. Perezosamente, él comenzó a pasar los dedos por su cabello, dándole un beso en la frente.

Missing /teen wolf |running #6|Where stories live. Discover now