—Tenemos que decirle al sheriff sobre Stiles —insistió Scott—. Debe de saberlo.

—Díselo tú. ¿Por qué tengo que entrar yo?

—Puedes ir a ver a Parrish —sugirió Scott. Hannah lo pensó un instante.

—Mierda, adoro a Parrish. Está bien, vamos. 

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Hannah se quedó en el escritorio de Parrish mientras Scott hablaba con el sheriff. Scott se apresuró a contarle lo que había pasado a Stilinski, pero éste estaba reacio en creerlo.

—De acuerdo. Escucharon una voz en la radio y ahora están convencidos de que ésta voz es...

—Stiles. Tu hijo —afirmó Scott.

—Ajá. Tal vez sea solo un cruce de señal aleatorio.

—Peter nos dio las llaves del Jeep y lo encendimos —insistió Scott, dejándolas sobre la mesa—. El Jeep de Claudia.

—¿Ahora se supone que confíe en Peter Hale?

—Quiero que confíes en mí. Escuché a Stiles en la radio. Estoy seguro de eso. Si lo hubieras oído también...

—No lo hice —lo interrumpió el sheriff.

—Sí, pero...

—¡Suficiente! —Gritó Stilinski, molesto—. Scott. Es suficiente.  

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Scott salió de la oficina del sheriff luciendo como un cachorrito pateado.

—No lo digas —dijo. Hannah sonrió.

—Te lo dije.

—Dije que no lo dijeras. 

—Y no me importó. ¿Ahora qué?

—Dímelo tú —Scott metió sus manos en los bolsillos de su sudadera—. Estoy perdido.

—Ahora vamos con Lydia y Malia —Hannah, sentada en el escritorio de Parrish, se levantó—. Nos vemos, Parrish —dijo, tomando el café de Parrish y dándole un beso en la mejilla.

Parrish puso los ojos en blanco pero le sonrió suavemente, levantando su vista de los papeles de su escritorio.

—Nos vemos, Hale. Mantente alejada de los problemas.

—Parrish, yo soy los problemas —canturreó, dándole un sorbo al café y yéndose con Scott.  

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—¿Qué fue lo que soñaste de nuevo? —preguntó Malia, sin entender lo que Lydia decía. Frente a ellas estaban Scott y Hannah, igual de confundidos, reunidos en la biblioteca.

—Vi un carrusel. Y un letrero que decía: "Canaan". Y gente desapareciendo en nubes de humo —respondió Lydia.

—¿Alguna vez tienes sueños lindos?

—Una vez soñé que Parrish me tomaba entre sus brazos, sin camiseta, y me esposaba contra la cama...

—Estoy aquí, ¿sabes? —murmuró Scott, removiéndose incómodo. Las chicas se voltearon a ver entre ellas, divertidas. Por un instante, la tensión se disolvió. Pero luego volvió, cuando Hannah se tornó seria.

Missing /teen wolf |running #6|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora