Capítulo 38: No le debes nada.

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Me siento en deuda con Ana y es por eso que tengo que salvarla. Tengo que ayudar. Tengo que ser útil alguna vez en mi maldita vida. No pude salvar a Lucie, pero al menos a Ana si. Y es más de lo que tengo que hacer, hacerlo por obligación, porque la conciencia me lo dicta. Ana me salvo la vida, me salvo de ser un muñeco de la Syreni esa Lorena. Ana y yo ni éramos amigos, y aun así lo hizo. Ana no es mi amiga, pero tengo una deuda pendiente. Y mi conciencia y mi cerebro y mi autoestima, yo, necesito hacer esto. Ser útil. Siempre en las sombras, siempre manteniéndome al margen. Siempre trato de hacer el bien pero nunca parece suficiente. Siempre parece que tengo esa deuda, o una más grande.

—Ángel, detente —gruñe Gabriel. Parpadeo y lo miro confundido.

— ¿De qué hablas?

—Se lo que estás pensando y quiero que te detengas.

—No sé de qué estás hablando —miento mirando al frente.

—No le debes nada a Ana, no te mortifiques.

—Me salvo la vida, Gabriel —gruño.

—No, te la devolvió. Acuérdate ¿Quién salvo su vida primero? Nosotros. ¿Del hechizo ese de bella durmiente? Ese mismo.

— ¿Y qué gran cosa hicimos? ¿Buscar flores y hielo? —pregunto sarcástico— Ana se enfrentó a una Syreni y a ti y a mi en un hechizo que nos puso. Déjame decirte si lo que ella hizo vale más de lo que hice yo.

—La salvaste, no importa cómo, el punto fue que lo hiciste —gruñe Gabriel.

—No puedo ¿ok? No puedo perderla.

— ¿Por qué estás tan terco? ¿Te gusta o cómo?

—No, no es eso —digo suspirando— siento que estoy en deuda ¿ok? Necesito saldarla. Necesito sentirme útil.

—Ángel —dice suspirando Gabriel. Gabriel no replica, sabe cómo me siento. Quizás el pudo bloquear todo eso, y él no le debe nada a Ana, pero sé que si Ana lo salvara. Gabriel estaría como yo, o peor— muy bien, vamos a buscar a Ana —dice Gabriel más motivado. Me levanto del banco y comenzamos a caminar de nuevo. No tenemos ni idea de dónde buscar a Ana, pero si Ana salió para pensar ¿A dónde iría?

—Si quisieras pensar ¿a dónde irías? —pregunto.

—Lejos. Lejos de la ciudad, supongo. O a un lugar alto —dice Gabriel encogiéndose de hombros. Asiento en acuerdo.

—Entonces ya sabemos por dónde buscar, vamos —apuro alegre. Tener una meta, un plan, algo que hacer es tranquilizante. Joder, ya me iba a comenzar a jalar los pelos. Y ese es un nivel de desesperación grave. Gabriel y yo comenzamos por los edificios altos de la ciudad. Algunos fueron difíciles de subir, ya que ¿Qué le decíamos al guardia? ¿Oye tenemos que subir porque una amiga está desaparecida y estamos preocupados de que, ya sabes, la OMAPE la haya atrapado? ¿Y luego darle un discurso de quien y que hace la OMAPE? No lo creo. Yo soy más paciente, pero Gabriel tiene tolerancia cero. Irrumpimos en cuatro edificios altos, en ninguno estaba Ana.

Pasamos toda la mañana en la ciudad, pero dado a que no conseguimos nada decidimos ir al bosque del Ávila. No a la parte turística. Salirnos de los caminos. Eso hicimos. Hay un sendero para correr o subir al Ávila o Waraira Repano, como prefieras llamarlo. Yo personalmente, nunca subiría a pie. Cuanto tardas, de todos modos ¿dos o tres horas caminando? No gracias, yo prefiero el teleférico. Miro con desagrado a algunas personas caminando que se cruzan por nuestro camino. Yo tengo mejor forma física y no tengo que someter a mi pobre cuerpo a correr tantos kilómetros. Aunque quizás no todos seamos buenos en la lucha, pero qué más da.

Nos adentramos en el bosque y buscamos por horas, hasta que pensé que estábamos perdidos. Pero Gabriel no estaba tan perdido. Cuando comenzó a oscurecer decidimos regresar a la casa. No podíamos buscar de noche y estábamos muy cansados. Cuando llegamos a la casa, todos ya estaban allí. Todos nos veíamos iguales, sin esperanza, sin ninguna pista. Niall y José salieron del despacho y tenían una cara peor que la nuestra. ¿Ellos también salieron a buscar? Aunque la cara de José era como si alguien había muerto, quizás sea asi. ¿Ana está muerta?

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora