Capitulo 14: Esto complica todo.

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Liam había estado muy callado desde que salimos del almacén. Solo había dicho lo suficiente, lo que se supone que debe preguntar o decir. Su cara está muy serena, sin ninguna emoción. Pero sé que no es así como se siente. Después de tomar el collar de Leonardo, sin que Liam se diera cuenta, le entregue su collar a Alejandra. Quizás fue un completo error, pero al menos mi conciencia me lo agradece. Y eso me hace feliz. Por otro lado, no creo que Liam este así por eso. Él no se dio cuenta, o al menos que yo sepa. Estaba confundido, enojado, frustrado. No sé qué lo podía tener así, quizás sus demonios interiores que quieren salir a flote. Todos tenemos demonios ocultos, unos más ocultos que otros. Todos tenemos nuestros problemas con que lidiar, algunos más fuertes que otros. Tengo curiosidad. Liam es bueno ocultando sus emociones a simple vista. Pero yo era buena desenterrando cosas, cavando hasta lo más profundo y sacar a flote lo que yo quisiera. No me siento orgullosa de eso. Liam camina delante de mí, mirando a todos los lados con cautela. Yo ando más relajada. No siento intenciones de agresión hacia nosotros, así que puedo estar tranquila.

Después de unas cuantas vueltas llegamos a la casa donde me estoy quedando. Habíamos agarrado el camino más largo, y metido por pasadizos, escurriéndonos. Solo por si alguien nos seguía. Es más de la una de la madrugada, pero al entrar por la puerta nos encontramos con una desagradable sorpresa.

— ¿Qué haces despierta, Melany? —pregunto Liam. Arqueo una ceja, y sonrio de lado. Ella estaba de perrito guardián.

—No pensé que tardarían tanto —respondió.

— ¿Y quién te dio a ti el papel de perro guardián? —pregunto.

Melany frunce el ceño. —Me estaba asegurando que Liam llegara bien —gruño. Respiro hondo y abro mi boca para responder, pero Leonardo escoge este momento para interrumpir la agradable conversación.

— ¿Trajiste el collar? —preguntó. Me cruzo de brazos y lo fulmino con la mirada. Leo había sido una de las pocas personas en la fase de mi adolescencia que pudo acercárseme. Al menos, más de lo que muchos llegaron. Leo es un bastardo hijo de puta. No tiene lealtad, ni palabra, ni orgullo. Y a la primera oportunidad se salva a sí mismo y no le importa hundirte en el camino. Es un puto egoísta. Cuando nos hicimos “amigos” él no era tan cabron. Pero él quería algo más, él quería que yo fuera su consuelo en la cama. Pero yo le puse los pies en la tierra y le deje una linda lección por querer utilizarme como objeto sexual. Entonces me agarro rencor, pero no el suficiente como para hacerme daño permanente. Con él nunca me confió, porque siempre puede tener dobles intensiones.

—Siempre cumplo mis tratos. Debería saberlo —respondo cortante. Leonardo me pidió el primer favor un año después de nuestro “rose” por así llamarlo. No fue nada más y nada menos que robar ropa de un guardia de la OMAPE. Fue un poco difícil, pero él me juro que tenía información de mi madre. Y tenía, pero era una mierda. No era un buen material con el cual trabajar.

—Por supuesto —dice con una sonrisita. Me arranco el collar del cuello, duele, pero no me importa. El dolor es bienvenido. Me mantiene los pies en la tierra. Enrollo el collar entre mis dedos. Leo alargo la mano, pero retrocedo— no, no, no —chasqueo— primero lo primero.

Leo suspira frustrado, pero asintió. — ¿Vamos a la sala, señorita? —se burla poniendo énfasis en “señorita”. Se me cruzo por la mente partirle la cara allí mismo. Pero con todo el autocontrol que puedo reunir, me contengo. Apenas.

—Sígueme —respondo cortante. Camino hasta la escalera, y comienzo a ascender. Voy por la mitad, cuando siento la intención de alguien que no era Leo. Me giro bruscamente y señalo a Liam— no nos sigas —gruño. Entonces miro a Melany y de nuevo a Liam— ninguno —digo firme. Me giro y sigo ascendiendo. Llego a la habitación de Liam. No conozco muy bien la casa aun, así que esto puede funcionar. Le hago una seña a Leo y este entra. Luego saco de mi chaqueta algo que empaque cuando Liam no me estaba fisgoneando. Esto era un objeto que se lo compre a una bruja llamada Trustil. Las brujas tienen una cosa con los nombres raros. Servía para silenciar una habitación o algo, también funcionaba en humanos. Tiene forma de control de carro, pero tiene tres botones. Uno con el símbolo de más, el otro con el símbolo de menos y el último que dice “Mute”. Presiono mute. Y me guardo el control en los senos. Luego vuelvo a mirar con recelo a Leo— habla. Y espero que todo sea cierto y que sea buena información. No quiero nada inventado o algo que no pueda sacarle provecho. Si no estoy satisfecha con la información, que tiene que ser real, no volverás a tener el collar.

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora