Capitulo 13: La caja esta abierta.

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  • Dedicado a Leanlo putas xoxo
                                    

No entendía cuál era el juego que estaba jugando Ana. Primero es fría y calculadora, luego es amenazadora e intimidante y ahora está en plan mejores amigas. Estoy un poco confundido. Miro a mi alrededor, buscando algo que pueda penetrar en una caja fuerte. No veo nada. No empaque nada tan fuerte como para penetrar en una caja fuerte, porque ¿Qué sabía yo que tendría esta problema más tarde? Estaba frustrado.

— ¿No tendrás por casualidad algo para esto, vaquero? —bromeo Ana. Fruncí el ceño. ¿De qué habla? Me habré perdido un hilo importante de la conversación. Entonces veo que ella señala a la caja fuerte, y comprendo de qué habla.

Niego con la cabeza. —No.

—Lo siento —se disculpa la chica. No recuerdo su nombre, y ¿Qué más da? No me importa.

—A ver. Tú —digo y la señalo con el dedo— ¿No hay nada en este almacén que pueda con esto? —pregunto. Ella me mira ceñuda, y con un gesto de disgusto en su boca. La ignoro. No me importa si le caigo o no bien. Esto no es una cita social, aquí estamos por negocios.

—Quizás —gruñe. Achino un poco los ojos, pero sonrió burlón.

—Cuida esa boca, que el armado soy yo —recuerdo. Ella respira hondo y se comienza a mover. La sigo con la mirada, vigilándola. No quiero ninguna sorpresa.

— ¿Amargado? —pregunta Ana.

Arqueo una ceja. —Nunca.

—Si tú lo dices —dice y sigue a la chica. Dudo. No sé si quedarme y vigilar la caja fuerte o vigilar a la chica. Me decido y sigo a Ana. La bodega esta desordenada, esperaba más. Hay cosas en estantes y no parecen tener orden alguno, y tampoco tienen nombre. No sé cómo alguien puede encontrar algo aquí. Ana esta observando un objeto unos pasos más adelante. Me acerco curioso. Es un retrato. Parece ser una madre abrazando a su hija, las dos se ven felices. Nada especial. Pero parece que para Ana significa algo más. Tengo un impulso de preguntarle si está bien, pero me contengo. Eso no me incumbe. Busco a la chica con la mirada, cuando la encuentro, me dirijo hasta ella. Ana seguro está reencontrándose con recuerdos del pasado, y mejor no meterme allí.

— ¿Qué haces? —pregunto a la chica. Ella está casi recostada de la pared, como si ocultara algo. La miro con desconfianza. Ella se voltea rápidamente y oculta lo que sea que tenga detrás de su espalda. Sonrió sin humor y tiendo la mano— dame lo que tienes allí.

—No es nada —dijo nerviosa.

— ¿No es nada? Entonces déjame ver —insistí. Ella no se movió, creo que ni respiro— mi paciencia se está agotando —gruñí. Pero ella parecía no escucharme. Solo estaba allí como estatua mirándome como un cachorro. Respire hondo y la rodee con mi brazo para quitarle lo que tenga detrás de la espalda. Pero ella lo mueve y queda lejos de mi alcance. Gruño y vuelvo a intentarlo, fallo. Me guardo el arma en la cinturilla y rodeo con mis dos brazos su cintura, forcejeamos un poco, pero logro quitarle el objeto. Un celular. Aprieto tan fuerte el aparato que temo que se rompa— ¿A quién pretendías llamar?

Estaba blanca como un papel. —A-a-a-a na-na-na-na di-di-die —tartamudeó. Miro el registro de llamadas. Ninguna reciente. La miro con desprecio.

— ¿A nadie? ¿No sabes otra cosa que decir estupideces? —pregunte al borde. Ella solo nos estaba mamando gallo. Ella de seguro iba a avisar a alguien, quizas esto es una emboscada. Coño e la madre— ¡Habla de una vez maldita sea! —gruñi.

— ¿Qué sucede aquí? —pregunta Ana acercándose. Le lanzo el teléfono, pero ella lo esquiva con gracia. Entonces mira a la chica.

—Alejandra —reprocha y chasquea la lengua. Así que se llama Alejandra. Bueno, no me importa. Solo espero que esto o sea una trampa, porque matare a Leonardo y a esta chica. No puedo dejar a Niall solo. A él no le fallare. A el no— ¿Qué tratabas de hacer?

—Na-na-na da —tartamudeó de nuevo.

— ¡Deja de mentir! —grito.

Ana se vuelve a mí, pero no dice nada. Entonces vuelve a mirar a la chica, Alejandra. — ¿Tanto te importa? —preguntó Ana. Fruncí el ceño, confundido.

—Si —sollozo la chica. Ana asintió en comprensión. ¿Qué? En algún momento me habré perdido, porque no entiendo un coño.

— ¿De qué hablan? —pregunto en un gruñido.

Ana se vuelve y me sonríe. —Ella está enamorada del que le dio su collar. Le iba a avisar que unas personas lo tratarían de buscar. Quería advertirle, para que huyera —respondió.

— ¿Y? —Gruñí— ese no era el plan que teníamos para ella.

—Tienes razón —concordó Ana— pero cambiamos de planes.

Mi incredulidad crecía cada segundo más. — ¿Cómo?

—Yo me entiendo —respondió. Apreté mis manos en puños. Ana era rara. Los videntes son raros, pero ella es anormalmente más raro que los demás. O quizás solo tuvo una visión de esto— ¿Dónde está? —pregunta a la chica. Otra vez perdido de la conversación, odio esto. Odio no saber a qué atenerme. Odio no saber todo sobre lo que hago. Puedes jurar que es la última vez que salgo con esta tipa. La chica se va un momento, al rato, vuelve con un martillo. Pero no es un martillo cualquiera. Tiene una runa. Es un forma de ovalo con dos cruces dentro de ella. Esa runa es muy antigua, y no tiene nombre. Sus creadores pensaban que era tan poderosa que cualquier nombre le quedaba pequeño. Ana la toma y se devuelve por donde vino. Antes de seguirla, le indico a la chica que camine. Me rueda los ojos, pero avanza, voy detrás de ella. No quiero sorpresas. Pero al parecer, Ana está al tanto de todas las sorpresas. Me siento como si fuera un peón en un juego de ajedrez. Y no me hace sentir feliz. Y yo infeliz, no soy agradable. Cuando llegamos a la caja fuerte, Ana no pierde tiempo. Levanta el martillo y golpea. La caja fuerte cede rápidamente, la puertecita abriéndose de un crack y cayendo al piso destrozada. No me sorprende mucho, ya una vez tuve la oportunidad de usar esa runa y fue… impresionante. Puede llegar a ser adictiva.

Ana sonríe. —Aquí esta —exclamó. Entonces saco un collar en forma de corazón de la caja. Pestañee un poco. No me imaginaba que el collar seria así, tan… lindo. Me esperaba algo mas masculino, no algo femenino— lo sabía —murmuro Ana.

Apreté las manos en puños. — ¿Qué sabias? Sabes muchas cosas —gruñí. Ana me miro y se guardó el collar entre los senos. El pulso se me acelero. Fue un movimiento tan sexy que comencé a sudar.

Ana sonrió. Como si sintiera mi reacción. —Soy vidente, Liam. Se muchas cosas —respondió. Sus ojos resplandecieron con algo, pero luego se esfumo. Ana estaba ocultando algo. Todos ocultamos algo, pero Ana ocultaba algo importante. Casi podía jurarlo. El problema es ¿Me afecta su secreto?

AQUI OTRO CAPITULOO.

pd: Pongo las canciones para que las escuchen mientras leen e_e por si...

¿Que secreto creen que Ana tenga que le preocupa tanta a Liam? pos yo no se xd

Liam como que esta molesto por no saber casi nunca d elo que habla Ana jajajaja xd frustracion ON.

Buenoo, espero que les haya gustado*o*

Agreguen a su biblioteca si le sgusta :) asi leen mejor e_e

Voten (la estrellita serxy de los alli)

Comenten sus dudas, opiniones, etc <3

Gracias por leer, Merly.

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora