Capitulo 15: Recolectando odio.

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—No puedo creerlo —gruñe Melany cuando Ana desaparece por las escaleras, con Leonardo a sus talones. Estoy un poco molesto, para que mentir. La cosa es, que no sabía porque.

— ¿Qué cosa? —pregunto.

—Trae a un extraño a la casa, te obliga a seguirla en una misión suicida y luego desaparece con el extraño sin dar explicaciones —dice indignada. No puedo contradecirla, tiene cierta razón en algo. Trajo a Leonardo y no da explicaciones de lo que fuimos hacer en ese almacén— ¿Cómo puede ser tan cínica? No le importamos en lo más mínimo. No sé qué está haciendo aquí. Esa imbécil tiene una doble intención, puedo asegurarlo.

Suspiro. —Se escapó de la OMAPE, necesita un lugar donde quedarse —recuerdo. Melany no responde, su mirada esta clavada en las escaleras. Niego con mi cabeza y camino hasta el mueble.

— ¿Qué estarán haciendo? —pregunta Melany. Más para sí misma que para mí— ellos tienen una historia.

Frunzo el ceño. — ¿Cómo? —pregunto.

Melany se vuelve y me mira. — ¿No lo ves? Tienen una historia. Hay tensión cada vez que se hablan. Se miran con tanto rencor —dice. Tiene razón. No me había dado cuenta de ello antes, pero es verdad. Ana habla con una voz contenida y Leonardo con voz resentida y orgullosa.

— ¿Y? es cosa suya —miento. Aparento que no me importa. Estoy molesto porque no debe importarme, ni un poco. Esos secretos son problemas de Ana, no míos. Gritos comienzan a sonar desde arriba. Me levanto del sofá y camino hasta las escaleras, intento escuchar mejor. Pero son inentendibles. Suspiro frustrado.

—Ahora está viviendo aquí, y eso hace que sea cosa nuestra también. Porque puedo jurar, que sea lo que sea que ellos tengan, nos involucra ahora —dice Melany. Escucho pasos apresurados, y luego Leonardo baja corriendo las escaleras. Tiene una mirada salvaje en su cara y parece furioso, además de un moretón en su mentón.

— ¿Problemas en el paraíso? —se burla Mel.

Leonardo la mira, sus ojos fríos. —No es tu puto problema, zorra —gruñe y sale como alma que lleva el diablo por la puerta. Dando un portazo.

—Hijo de puta —gruñe Mel.

*****

Música flotaba por toda la casa. Me levanto abruptamente, exasperado. Kevin tiene un problema, y uno grande. Veo la hora. 8:30 am. ¿Quién se levanta a esta hora? Kevin, claro.

Bajo las escaleras y entro en la cocina. Estoy sorprendido por lo que veo. Kevin esta con sus usuales cornetas a todo volumen mientras cocina, la única diferencia es quien está acompañándolo. Ana está riendo. Probablemente de algo que Kevin haya dicho. Kevin hace unas muecas con su cara y mueve su cuerpo de manera graciosa, y Ana se ríe.

Levanto una ceja y me recuesto del marco de la puerta. —Vaya, que sorpresa —exclamo alto para ser escuchado. Kevin me mira y hace otro movimiento “sexy” antes de bajar un poco el volumen de la música— yo que venía ayudarte a cocinar, pero veo que tienes ayudante ya —digo con ironía.

—Aunque me gustaría que fuera cierto, sabemos que primero te matas antes de ayudar en algo. Pero gracias a Dios, me llego ayuda. Ana es una buena ayudante.

— Eufemismo —dice Ana  con una sonrisita. Un sentimiento se me clava en la boca del estómago, pero no sé qué significa. Entro en la cocina y me siento en una silla.

— ¿Cuándo estará lista la comida? Ya que me despertaron, lo mínimo que pueden hacer es alimentarme ¿no?

Ana suelta una risotada. — ¿Y es que tu naciste en cuna de oro? —Dice— Kevin podrá ser tu cachifa, pero yo no —dice. Kevin ríe.

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora