Capítulo 64 Part 2: Aquí todo puede salir mal, solo hay que tener...

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Aquí todo puede salir mal, solo hay que tener fe y creer en milagros 


— ¿Mamá?

— ¡Ana, mi amor! —gritó de vuelta. No lo pienso dos veces, corro en su encuentro y nos fundimos en un caluroso abrazo. Las lágrimas corrían sin control por mi cara, lágrimas de felicidad. No podía creer que mi madre estuviera aquí, que fuera tangible. No podía creer que la traición de Core nos uniría. La traición de Core...

—Mamá, tenemos que salir de aquí... muchos guardias de la OMAPE vienen para acá, en este mismo momento —informo separándome de ella con desesperación. Acababa de encontrar a mi madre, no sería justo ni podía separarme de ella en estos momentos. Mi madre asintió como si lo supiera, entonces miro al espejo con cuidado. Cerró con llave la puerta, y se enfrentó al espejo. Estaba mucho mas calmada que yo, yo prácticamente er aun manojo de nervios mientras que ella era todo control y orden.

—Tenemos que romper esto —anunció.

—Tratábamos, pero es a prueba de balas... —digo frustrada. Si tan solo tuviéramos armas o algo afilado.... ¡Pero que idiota soy! Rebusco mi collar en mi cuello y me lo arranco apresurada. Corro a la pared más cercana y lo estampo contra esta. Tenia tiempo sin usar mi collar, pero que mejor momento que este. Susurro: Quebre em colar. Deixe-me ver o seu interior. La pared se abrió ante mi y mi guarida quedo al descubierto. Entro rápidamente y comienzo a lanzar armas a lo loco fuera de ella. Cuando escucho la puerta siendo aporreada, me desespero más. Calma ahí caballo, solo lo estas empeorando. Salgo de mi guarida y comienzo agredir al espejo indiferente a las miradas perplejas de todos. Estupido espejo que no se rompía con nada. ¿Por qué tenía que ser tan duro? Cada golpe, lo daba con temer a que la puerta se abriera, con cada golpe, soltaba todo el miedo que había dentro de mi. Solo... necesitaba que esto se abriera.

—Ana... Ana... ¡Ana! —grito Gabriel delante de mi. Parpadeo sorprendida por su repentina aparición y exaltación— lo lograste —murmuro señalando al espejo. Miro con incredulidad como el espejo estaba agrietado por todos lados, solo un toque, solo uno, y se rompería. Mi respiración era agitada, había perdido el control. Miro a mi madre con vergüenza de que me viera en este estado, pero ella mirada a otro lado. Sigo su mirada y maldigo por lo bajo. La puerta quedó hecha pedazos y la OMAPE nos apuntaba con sus armas. ¿Nada de todo lo que digan puede ser usado en su contra, eh? ¿Directo al grano?

Nadie se movia, nos mirábamos como esperando quien haría el próximo movimiento. Quizas porque tenía una metralleta en mi mano y una mirada de loca, estaban andandose cautelosos. No lo pienso dos veces, disparo al espejo. Todo pasó en cámara lenta. La bala golpeo el espejo, el espejo poco a poco se rompió en pedazos y se derrumbo. Todos miramos como el suceso ocurria con diferentes semblantes en la cara. Luego de eso fuera como si alguien presiono un botón de "Acelerar" ya que todo pasó demasiado rápido. Los guardias de la OMAPE entraron en manada a la pequeña habitación. Mi madre, Gabriel y yo comenzamos a luchar contra ellos. El vidrio ya estaba roto, pero la mas cercana era mi madre para irse. Tenía que irse y dejarnos encargarnos de esto. Corro hasta la pared y arranco mi collar, lo guardo entre mis pechos y vuelvo a la lucha. Que bueno era tener este sostén resistente, debería comparme unos cuantos más.

No era una asesina. En toda mi vida habia preferido dejar incosciente a mi oponente, aunque a veces no era tan fácil. ¿Pero hoy? Simplemente no podía contorlarme, mi instinto no se contorlaba. Todos estos guardias apuntaban a matar, aunque claro, con sus dardos para drogarnos. Pero permitiría que me capturaran, no de nuevo. No permitiría que capturaran a Gabriel, ni a mi madre... no, no lo haría. Me negaba a darme por vencida. Con mis cuchillos extendidos, corto, corto, corro, corto a todo lo que se moviera. Estaba cegada por la lucha. Solo podía ver rojo, rojo, puro rojo. Me agacho y un dardo se clava en la pared con fuerza, un dardo que pudo muy bien estar clavado en mi cabeza. Me levanto de golpe y sacando la pistola de mi cadera, disparo. Aparto la mirada rápidamente antes de moverme en dirección al espejo. Espio como le iba a mi madre y a Gabriel, cuando verifico que seguian vivos y siendo ellos, me tranquilizo lo suficiente para seguir. Jamás había luchado contra tantos guardias de la OMAPE juntos. Y eso era inquietante, los números no estaban a nuestro favor y eso me molestaba. Por fin logro juntarme con mi madre y Gabriel, juntos continuamos la lucha.

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora