Capitulo 4: Escapar de la OMAPE.

1.4K 67 3
                                    

¿Hace cuando vi la luz del sol? No lo recuerdo. ¿Hace cuánto estoy aquí? Meses, es todo lo que se. No sé qué día, o que mes, y mucho menos la hora para el caso. Mis esperanzas de salir se desmoronaron hace semanas. Amanda, la directora de este infierno de institución, me encerró en una habitación blanca que resultó ser una sala de interrogatorio. Me pregunto sobre mi familia y amigos, mis habilidades, me amenazo y lastimo para que hablara. No hable, por supuesto. Eso gano que me dejaran medio muerta y con un diente flojo.

Nos mantienen a oscuras siempre, nunca permitiendo ver la celda del otro. Y si escuchan ruidos, vienen inmediatamente. Está prohibido hablar entre internos. Nos tratan como animales, o hasta peor, algo inhumano.

Hace unos días, entable conversación con una chica de la celda de enfrente. Ella se llamaba Karina Crawfield. Pero según ella, antes de entrar aquí, le decían Core y quería que yo la llamara así. Tratábamos de hablar lo más bajo posible pero que la otra nos escuchara. Core lleva más tiempo que yo aquí, unos cuantos años. Estuvo embarazada, su hijo se llama Paul. No lo ha visto desde que nació y lo amamanto. Es triste.

—Ana ¿estas allí? —murmura Core desde su celda. Estoy dormitando, pero me incorporo enseguida. Mi vida social aquí es muy limitada, aunque claro, antes tampoco tuve muchos amigos. Pero cuando tengo la ocasión de hablar con alguien, lo tomo. Estar aquí es tedioso y muy doloroso.

—Sí, aquí estoy —murmuro de regreso. Ello no dice nada más por un rato, pienso que ya no hablara, asique me vuelvo a recostar.

—Se cómo salir de aquí —dice de repente. Me sobresalto y salto en mi cama, cayéndome al piso. Me paro abruptamente, jadeando, y miro a su celda. Solo puedo ver oscuridad, pero sé que esta allí.

— ¿Cómo? —pregunto incrédula. Tuve que haber escuchar mal, eso es. Ella no pudo decir lo que yo creo que dijo.

—Que se cómo salir de aquí —repite.

—Si sabes cómo salir ¿Por qué no lo has hecho? —pregunto curiosa. Si yo supiera una forma de escapar de esta porquería, la tomaría sin ver en riesgos o daños. Todo es mejor que este lugar. Absolutamente todo.

—Ya nada me queda afuera ¿sabes? Nada por lo que pelear. Todo lo perdí hace años. Mi vida, mi esposo, mi casa, mis amigos… todo. Hasta mi hijo —dice en voz baja. Mi corazón se contrajo. Sé que está aguantando las lágrimas por sus emociones. Se siente cansada, asustada, desconfiada, desolada. Miro al piso y me deslizo por la pared. Coloco mi cabeza en mis rodillas.

—Siempre nos queda algo, Core —reconforto. Suspiro y dejo que mis lágrimas salgan— nos queda la libertad —murmuro. Lloro por Core, por todo lo que perdió. Lloro por mí, porque a mí tampoco me queda nada afuera, solo la libertad.

—Tú quizás tengas a alguien con quien compartir tu libertad —dice— pero yo no  —solloza.

Suelto una risa seca. —Yo no tengo a nadie, Core. Mi madre está aquí encerrada, y mi padre nunca lo conocí —confieso— pero quiero salir. Quiero mi libertad. Quiero auto compadecerme en mi cama, sabiendo que nadie vendrá y me meterá en un lugar peor para sentir compasión por mí misma sola. Todos nos merecemos ser libres.

—Eso sonó bonito —dice. Sonrío un poco entre mi cara hinchada.

—Lo sé, lo practique frente al espejo.

Core se ríe. —Es curioso, aquí no hay espejo.

—Tengo servicio preferencial —digo con una sonrisa. Escucho otra risita de su parte, y nuestra conversación termina. Fue un buen momento. Cada vez que podemos tratamos de reírnos por cosas estúpidas. Nos prometimos ser así, nunca cambiar por culpa de la OMAPE. Yo sé que ella ya cambio desde hace años, pero lo dejo pasar. Sé que se refiere a mí, y yo, en agradecimiento, la hare reír. Esto último me lo prometí a mí, no a ella.

Los Psiques [#1] [SIN CORREGIR] #P&P2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora