XVII. "Regreso"

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Los días transcurren. Harry y yo vamos cada vez mejor. No ha perdido su toque romántico en ningún momento y eso me encanta. Algunos días vamos a las carreras y otros días simplemente nos quedamos en casa, besándonos. Pero no puedo evitar ese vacío en mi interior. Ese pequeño toque de amor, y no precisamente el amor que me brinda Harry. Sino... el de mi familia. Jay me ha estado llamando y le he ignorado todos estos días. Y me siento culpable. Sí, estoy extremadamente feliz con Harry. Pero quizá, debería dejar mi rebeldía y afrontar que ya no soy una niña pequeña e inmadura. Al contrario.

—¿Sucede algo?—Harry susurro en mi oído.

Tardo un poco en contestar, tomando un largo suspiro.

—Tenemos que hablar.

—¿Sobre qué? —me dice, y apretó su agarre en mi cadera.

Dios, es tan difícil decirle esto...

—Necesito volver a casa—murmure sin rodeos, y me arrepentí al instante de ser tan directa con él.

—¿Qué? ¿Por qué, Abi? —sus ojos ya no tenían ese brillo de siempre, y no podía descifrar lo que su rostro me decía.

—No has hecho nada, Harry. Es solo que... —hice una larga pausa al momento en el que Harry se levantó de la cama—Extraño a mi familia, Harry. Extraño a Jay sus burlas odiosas, extraño a mi madre y a mi padre. Y sé que me llevare tremenda bronca cuando lleguemos a mi casa pero no me importa. Los extraño de verdad.

Tome su rostro entre mis manos y le di un corto beso.

—Por favor—suplique—Nos seguiremos viendo Harry, de eso no hay ninguna duda.

Su rostro se relajó, y tomo mi mano acariciándola.

—Mierda, creí que me dejarías—dio un suave beso en mi dedo índice.

—No te dejaría, tonto. Y lo sabes.

—Te amo—susurra.

—Te amo.

Harry me ayudo a guardar todas mis pertenencias. De vez en cuando le miraba de reojo y podía notar un cierto toque de tristeza en su rostro. Solía besarle y abrazarle para que supiera que yo no lo dejare jamás, y que a pesar de todo estaré siempre con él.

Nos encaminamos a su coche y subimos. El transcurro a mi casa fue silencioso. Estaba nerviosa. Porque yo sabía que mi madre me castigaría hasta que muriera, de eso no cabía duda. Por otra parte, temía que me prohibiera ver a Harry. Ella lo adoraba antes, pero cuando terminamos... cambio rotundamente de opinión. Y ahora, temía mucho que siga con esa visión.

—Harry, no estés así—acaricie su mejilla cuando aparcamos.

—¿Y si no me dejan verte? ¿Si me echan a patadas?

—Harry...

—Existe esa posibilidad, Abigail.

Me quede en silencio por unos minutos.

—Entonces me escapare. Si no me dejan verte me escapare. Esperare a que todos se duerman y saltare por la ventana—le dije, asiéndole sacar una ronca risa.

—Eres una demente—se rió aún más fuerte. 

—Tal vez. Venga, vamos adentro.

Bajamos del coche y Harry me ayudo a llevar mi bolso. Me quede viendo a la puerta barnizada y de color café opaco.

Joder, tienes que calmarte, Abigail.

Di un suspiro ignorando a la voz en mi interior y busque las llaves en mis bolsillos. Una vez teniéndolas en mi mano las puse en la cerradura y abrí la puerta.

My Exboyfriend » hs (en edición)Where stories live. Discover now