My Exboyfriend » hs (en edición)

III. "Traición"

Finalmente el efecto va desvaneciéndose en mí. Suspiro frustrada y me dirijo hacia la cocina. Me balanceo por un momento en cuanto llego a la puerta, teniendo unas ganas repulsivas de vomitar, joder, siento que todo me da vueltas.

Bajo las escaleras casi corriendo por miedo a caerme. Me encuentro a Jay sentado en la cocina bebiéndose una cerveza. Intento no distraerlo, no obstante, mi plan fracasa en cuanto pierdo el control sobre mi misma y caigo al suelo de rodillas. Mi hermano corre hacia mí y toma mis manos.

—¿Estás bien? —pregunta ayudándome a levantarme.

—Sí, sí. Solo me he mareado un poco, eso es todo.

Me dirijo hacia el refrigerador y saco la caja de leche, esperando sentirme un poco mejor.

—Abi.

—¿Jay?—termino de beberme de un solo trago mi vaso de leche, disponiéndome a servirme otro.

—Hace ya bastante tiempo que quiero hablarte sobre, hum, algo...

—Aunque no me encuentro de ánimo, haré una excepción. Dispara.

—Seré bastante directo contigo. No quiero peleas y hagas lo que hagas no cambiare de parecer.

Lo miro confundida. No entiendo que sucede.

—Yo... he vuelto a las carreras, y con ello he vuelto a ver a Harry. No hace falta que te pregunte porque ya sé que se encontraron en una cafetería. Abi, hermana, hazme caso cuando te digo que debes darle una oportunidad, tan solo para hablar, charlar, verse...

—¿Qué dices, pedazo de mierda? Es que no me lo puedo creer —me encuentro tan sorprendida que apenas me sale la voz—A parte de traidor me estás dando consejos de la vida como si supieras mucho más que yo.

—Abi...

—Es que Abi nada, Jay. ¡Me traicionaste de la peor de las formas! ¿A qué se debió esto? ¿Es que acaso escondes algún otro secreto más? Oh, espera, ¿Es que te has metido con la perra de Stacy, ahora? Y es que te juro que si...

—Eh, no la llames así—me detiene—Y sí, estoy con ella.

—¿Qué?—estoy estupefacta—¿Es una puta broma, no es así?

—No, Abi.

Tomo mi vaso con leche levantándome, furiosa. Simplemente esto no puede estar pasando.

—Eres lo peor, Jay—le miro por última vez antes de salir disparada de casa.

El peor día, sin duda.

Camino sin rumbo fijo por unos momentos, hasta que encuentro un pequeño parque. Nunca lo había visto. Me siento en uno de los asientos vacíos. Mi móvil no para de sonar, le hecho una leve mirada y veo que son llamadas y mensajes de Jay, decido ignorarlo. Para mi suerte he traído mis cigarrillos. Quizá pueda sobrevivir fuera de casa por unas horas.

Observo todo el parque. Es bastante pequeño, pero bonito. Veo a una niña que no tendrá más de diez años, junto a su madre, la niña llora. Veo que se ha hecho unos raspones en sus codos. La madre la consuela y puedo visualizar que sus labios pronuncian un "todo estará bien".

Desearía que mamá estuviera aquí para decirme eso.

Si tan solo mis problemas fueran unos pequeños rasguños en los codos.

Nunca me había sentido tan sola en mi vida. En estos últimos años solo tuve a mi lado a Jay, apoyándome y manteniéndome en la tierra. De vez en cuando veía a Destiny, pero no era lo mismo. Siento que todo ha cambiado de un momento a otro. Me siento tan traicionada, nunca creí que haría esto. Prefirió a cualquier cosa antes que a mí y me dolía. Mucho.

Mis padres, por otro lado, tenían vidas bastante ocupadas y casi nunca se encontraban en casa, o más bien, en la ciudad. No obstante, cada vez que llegaban a casa disfrutaba cada momento con ellos hasta que llegaba la hora de partir. Sé que ellos no tienen la culpa, solo tratan de mantenernos y hacer que podamos tener un hermoso futuro porque nos aman.

Nos aman, repetí.

Llore, llore como nunca antes lamentándome miles de veces por estar tan sola.

Siento mis mejillas humedecidas, me seco con mi suéter rápidamente y es cuando mi móvil vibra nuevamente. Pienso que es Jay, pero en cuanto veo la pantalla marca un número desconocido. Frunzo el ceño y contesto.

—¿Diga?

—Abi—susurra aquella voz, y se perfectamente de quien se trata.