XXXIX. "Anhelo"

960 41 0
                                    

Sentí como me levantaban la venda que habían puesto en mis ojos una vez que el auto comenzó a avanzar. Ben se encontraba a mi lado, pude distinguirlo a pesar de la oscuridad. Me sonrío mostrando sus dientes y me removí asustada, mientras él tomaba un paño de quien sabe donde, y vaciaba un poco de una sustancia de un frasco. Me costo poco tiempo darme cuenta lo que iba a hacer.

—¡No!

Aunque ya era demasiado tarde, seguí forcejeando, el cansancio se apoderaba de mi poco a poco y luego de unos minutos deje de patalear, cansándome de luchar cuando todo se volvió negro.

Al despertar, aun aturdida, sentí como seguíamos en el auto. Me removí, dándome cuenta que ahora, a diferencia de antes de que me hayan sedado, tenia las manos atadas encima de mis muslos.

—La bella durmiente ha despertado.

Se deshicieron bruscamente de la venda que cubría mis ojos, y me encontré nuevamente con el rostro escalofriante de Ben. Aparte mi vista observando cualquier cosa que no sea él. Mire por la ventana el paisaje. Ibamos en la carretera y ya estaba por amanecer. Habíamos estado en el auto casi toda la noche.

—¿Cómo estás, preciosa?

Escucho la voz de Dylan por primera vez en ese día. Él era el que manejaba, lo cual me sorprendió. Solía tener a cierta cantidad de choferes para que hagan ese trabajo por él.

—¿A donde mierda me llevas?—pregunté, sin miedo, e ignorando su estupida pregunta.

Escuche una suave risa de su parte, dejándome confundida.

—Eso ya lo veras. Ya casi llegamos—me miro por el espejo y guiño un ojo—Ben, hazme el favor de sedarla de nuevo.

—¡No! ¡No, Dylan! ¡Por favor! ¡Mi bebé!

—Ay, no. Cuanto lo siento, me he olvidado de ese pequeño detalle. Bien, no hagas nada, al fin y al cabo, faltan solo diez minutos de viaje.

Y así, como él lo había dicho, llegamos luego de unos minutos, a una lujosa casa que, si no me equivocaba, era de Dylan. Él tenía propiedades por todo el mundo, poseer grandes cantidades de el dinero fácil te daba muchas oportunidades que él no había desaprovechado.

Baje del auto, obligada por Ben que caminaba detrás de mi. Caminar se me hacia un poco difícil, ya que el efecto de los calmantes aun no se iba del todo y había comenzado a marearme.

—Hombre, no seas tan bruto—Dylan nos alcanzó y empujo a Ben amigablemente—Ven, primor.

Dylan tomo mi brazo suavemente y me ayudo a avanzar. Aquella casa se encontraba en medio del vacio. Ni siquiera sabia como es que había una casa tan grande en un lugar como este.

Dylan no es ordinario. Ni por asomo.

Ya cuando Ben abrió la gran puerta, me resistí en los brazos de Dylan.

Sabia que una vez dentro, no saldría.

—Venga, Abigail, no hagas esto mas difícil.

—Dylan, no quiero. Quiero volver a casa—susurre, derramando un par de lágrimas.

—¡No volverás!—fui empujada bruscamente al interior, no gire a ver cuando escuche la puerta cerrarse.

El interior de la casa no era nada de lo que yo me imaginaba, su interior eran colores vivos y llamativos como blanco y verde agua, amueblado elegantemente. En otras circunstancias estaría fascinada con semejante casa.

Pero esta circunstancia no lo era para nada.

En una casa como esta y en el lugar donde nos encontrábamos, se me haría realmente difícil escapar.

Dylan conversaba con Ben detrás de mi, camine lentamente hacia un gran sofá sin desear escuchar lo que ellos decían. Luego de unos minutos la puerta se volvió a abrir y Ben salió de esta, yéndose de la casa, dejándome a solas con mi secuestrador.

—Al fin solos—Dylan canturreó, caminando hacia mi con sigilosos pasos. Lo mire con repugnancia, retrocediendo sin querer que me toque.

—Aléjate. ¿Qué carajos ganas con todo esto?

—Tenerte para mi.

De pronto, pienso en Harry. En su mirada asustada al ver como me llevaban lejos de él. Sentí su miedo. ¿Estará buscándome? Debe estar demasiado confundido como para hacerlo.

—¿Por qué mierda hablaste con Harry? ¿Qué estupideces le dijiste? Te dije que no te acercaras a él por su situación. Sabías que él iba a estar conmigo en ese momento, lo hiciste solo para confundirlo más. ¿No podías solo dejarlo entre los dos?

—Abigail, ¿qué sentido tenía? Quería divertirme un poco, y por lo que vi, Harry me extraño bastante.

—¿Qué le dijiste?—insisti.

—Nada grave. Hable maravillas de ti, por si te interesa.

—No quiero que lo vuelvas a ver, ni a hablarle. Ni siquiera que tengas las intenciones. Él necesita mantenerse fuera de esto por su bien, su salud es lo único que me importa ahora. Deja los asuntos entre nosotros, ¿quieres? Al fin y al cabo, es a mi a quien quieres fastidiar.

—Abigail, se ve que no comprendes nada—río levemente, y si antes estaba confundida, como me siento ahora no es nada de eso—Harry es un idiota, y a pesar de que no sabe donde mierda tiene su culo, eso no me hace olvidar todo lo que me hizo en el pasado, como me arrebato lo mas preciado para mi; a ti.

—¿Qué diablos? ¿Y con qué jodido fin si ya me tienes? ¡Estoy aquí contigo sin escapatoria!

—Quiero que sufra como yo lo hice.

Con eso, me harte de él y no controle mis impulsos. Lo golpeé en su mejilla.

—Eres un maldito cabrón y un maldito infeliz, es por eso que quieres la infelicidad de los otros. Estas tan solo que no encuentras nada mejor que acabar con los demás. Me haz quitado todo desde que te conocí y aun así no te conformas. Eres malo, turbio y egoísta... ¡por eso estas donde estas!

Gimoteé cuando me tomo de los brazos y tironeo de mi fuertemente, unió mi anatomía con la suya estrellando mi cuerpo en la pared cerca de nosotros.

—¿Qué mierda te crees para hablarme así?

—Suéltame—lo empujo poniendo toda mi fuerza en mis manos—¡Déjame ir! ¿Por qué coño me quieres si ni siquiera te soporto?

—Ven aquí—tironea de mi una vez mas, caminando conmigo hacia las escaleras, llegamos a un interminable pasillo donde al final de el se encuentra una enorme puerta blanca. La abre con brusquedad y nos hace entrar.

—Te quedarás aquí, encerrada hasta que me canse. No necesito tus malos tratos ni estoy de humor para aguantarte así. Avísame al calmarte cuando despiertes. Tengo asuntos que atender.

Seguido de esto, repite las acciones de Ben con aquel pañuelo y el maldito frasco. Lo ubica en todo el espacio entre mi nariz y mis labios, mientras cada vez se me hace más difícil continuar despierta. Lloro una última vez, deseando que este infierno acabe. También, queriendo estar en los brazos de Harry en este momento.

Y es así, cuando todo se vuelve negro y oscuro nuevamente, sintiendo como la agonía se apodera lentamente de mi atormentando mi alma. Quiero pensar en Harry y en como él abarca mis pensamientos incluso en momentos como estos. Siempre. Anhelo con todas mis fuerzas que él pueda venir a salvarme.

Él es todo lo que necesito ahora.

Y no lo tengo conmigo.

My Exboyfriend » hs (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora