Diario de un Suicida

Epilogo II: Un consejo

Alexander miró con una ceja alzada a Anthony quien tenía una expresión mal humorada.

-¿Qué sucede? -preguntó Alexander tomando asiento en la cama del extranjero.

-Le he presentado mi padre a Sebastián -dijo con de mala gana el pelirrojo.

-¿Y?

-Ha reaccionado bastante mal y por consecuente yo también.

-Cada acción tiene su reacción.

-Sí, sí. No me importa mucho lo que diga mi padre, de todas formas saldré con el idiota de Sebastián pero aun así me duele que mi padre no lo acepte.

Alexander no dijo nada, no sabía cómo consolar a su primo.

-¿Qué quieres? -preguntó Anthony después de unos minutos de silencio-. Dudo que hayas venido aquí solo a ver como la depresión baila junto a mí.

-Quería que me dieras algunos consejos para dominar a Rodrigo.

Anthony alzó una ceja.

-¿Dominarlo en qué sentido? -preguntó el ruso.

-En el sexo -respondió Alexander sintiendo como sus mejillas comenzaban a calentarse.

-¿Quieres metérsela? -preguntó Anthony divertido.

Alexander negó sin atreverse a mirar a su primo al rostro.

-¡Oh! Moya printsessa, no me esperaba eso de ti.

-¡C-cállate! ―dijo avergonzado el de cabello azabache―. ¿Me ayudarás o no?

-Sí, claro que sí, pero... ¡cálmate! Solo estoy bromeando, no tienes porqué avergonzarte.

-Entonces... ¿es posible?

-Sí, es posible dominar a alguien sin necesidad de metérsela -aclaró el pelirrojo-. Solo debes imposibilitarlo, ya sabes buscar la forma de que el chico quede inmóvil y así tú podrás hacer lo que quieras.

-La pregunta sería ¿cómo lo inmovilizo?

-¿Qué tan en desacuerdo estarías drogándolo? ―preguntó con sutileza el mayor.

-¡Anthony!

-Ni que te fuese dicho que lo matases, Alexander ¡Por dios! Solo una simple droga para, ya sabes, dormirlo un rato y cuando despierte ¡Sorpresa! Está atado de pies y manos.

-No podría hacerle eso. ¡¿Qué cosas sugieres?!

Anthony bufó.

-Eres demasiado bueno para tu bien, Alexander.

-¿Has hecho eso con Sebastián?

-¿Crees que necesito ayuda de una droga para dominar a Sebastián? ¡Por favor! Si quisiera, solo con ordenarlo él solito se ataría en algún lugar, desnudo, listo para mí.

-No necesitaba esa imagen, gracias.

-Cariño, deja la mojigatería fuera de esa puerta -señaló Anthony la entrada de la habitación-. Aquí las imágenes mentales y todo lo relacionado es prioridad. Yo te he imaginado a ti y a tu novio teniendo sexo duro incontables veces ―agregó encogiéndose de hombros―. Porque admitámoslo, Rodrigo está buenísimo.

-Anthony, te quiero mucho pero te agradecería que no te imaginases a mi novio desnudo, ni mucho menos te relamas los labios de esa manera en mi presencia nuevamente.

-¿Por qué?

-Es tenebrosa.

-Un momento... no me has prohibido que te imagine desnudo -señaló Anthony con una sonrisita pervertida.

-Aunque te lo prohíba lo harás, así que simplemente me ahorro las molestias.

-¿Crees que Rodrigo y Sebastián estarían en contra de vernos a ti y a mi teniendo sexo?

―No me interesa lo que ellos prefieren, tú y yo nunca tendremos sexo.

―Nunca digas nunca ―canturreó el pelirrojo.

―Como sea, al final que harás.

-Algo se me ocurrirá.

-Ten -dijo el chico ruso rebuscando algo entre una de sus gavetas-. Úsalas, tal vez te sirvan de algo.

-¿Dónde las conseguiste? ―preguntó Alexander mirando a su primo con sospecha.

Anthony se encogió de hombros.

-Nada por lo que debas preocuparte, ahora ve a tu cuarto y planea cómo harás llorar de placer a tu novio, yo regresaré a mis asuntos odiando a mi padre y deprimiéndome en soledad.

Alexander rodó los ojos pero asintió, en ocasiones olvidaba que su primo tendía a ser melodramático. Ahora solo debía pensar cómo hacer para colocarle las esposas a su novio sin que sospechase de sus intenciones.

N/A: Sé que quieren matarme pero estoy full con la universidad. Poco a poco absorben mi alma de tanto estudiar y esas cosas T.T

Gracias a todos lectores, fantasmas, invisibles, atrevidos y stalker ¡Los amo! gracias por tenerme tanta paciencia.

Sin más que decir se despide, MidoriUP.