¿Dónde estás?

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Alexander se separó lentamente de su madre sin apartar la mirada de Rodrigo.

―¿Qué haces aquí? ―preguntó con cautela el de cabellos negros.

―Yo les avisé ―respondió con una sonrisa tímida el más alto.

Alexander giró el rostro para mirar a su madre quien asintió a la muda pregunta de su hijo.

―¿Puedo pedirte que te marches? ―preguntó Alexander regresando su mirada a Rodrigo sin expresión alguna en su rostro.

El chico de ojos verdes asintió con una sonrisa.

―¿Por lo menos me permitirás hablar contigo mañana en la escuela?

Alexander dudó por unos instantes pero tras unos breves segundos asintió.

Rodrigo se despidió del resto de los presentes quienes decidieron no interrumpir la escena. Anthony miró con aprehensión al más alto pero la sonrisa llena de seguridad de Rodrigo hizo desistir al pelirrojo con el regaño que quería darle.

Rodrigo iba a dirigirse a la puerta pero se giró, tiró a Alexander de la mano y lo acercó a su cuerpo. Sin esperar alguna respuesta por parte del más bajo lo besó sutilmente.

―No faltes mañana ―dijo después del beso.

Rodrigo abandonó la casa dejando atrás a Alexander sonrojado y confuso por la reacción del chico.

―Pensé que había acabado su relación ―comentó salome saliendo de su sorpresa inicial por la acción del chico.

Alexander acarició sus labios con sus dedos.

―Así es ―dijo Alexander sin poder reprimir la sonrisa que pugnaba por escapar.

―Muy bien jovencito, tienes mucho que explicar ―dijo Salome recordando el suceso que había tenido a todos de los pelos todo el día.

Alexander iba a replicar pero la entrada desmesurada de Rodrigo lo interrumpió.

―Lo siento, pero me he olvidado por completo de mi hermana ―dijo avergonzado el chico.

Anthony comenzó a reír estrepitosamente.

―¡Eres un idiota! ―exclamó el pelirrojo.

―¡Cariño! Que despistados estamos los dos, también es mi culpa. Ya la traigo, está jugando con cutter ―dijo la mujer dejando a los tres chicos en la sala.

―¿Y mi padre? ―preguntó el pelirrojo cuando salome se marchó.

―Dijo que iría a hablar con mi padre. Aún quedan algunos asuntos por resolver. Lo más probables es que venga más tarde a regañarme cuando se entere de lo que hice ―dijo Alexander mirando a su primo ignorando a Rodrigo.

―¿Quién? ¿Tu padre o el mío? ―preguntó el pelirrojo con una ceja alzada.

―Ambos, pero el tío me regañare por otra cosa ―dijo incomodo el chico.

―¿Qué hiciste? ―preguntó el ruso con los ojos entrecerrados.

Samuel' pomoshch' pobeg . Dyadya otvlekayetsya tak, chtoby eto bylo legche (ayude a escapar a Samuel. Distraje al tío para que fuese más fácil)

Eto bezumnaya , moya printsessa (esta demente, mi princesa).

Skoreye vsego (es lo más probable).

Rodrigo iba a preguntar que pasaba pero Eileen salió por la puerta de la cocina.

―¿Con que te olvidaste de mí? Ojala hubieses llegado a casa sin mí ―dijo la niña enojada.

―Lo siento, pero hoy no ha sido un buen día.

―Nunca lo es si tu hermano se olvida de ti.

El par de hermanos se despidió y esta vez cuando Rodrigo intentó besar nuevamente a Alexander este lo esquivo.

―Mañana hablaremos y dejaremos las cosas claras ―dijo el pelinegro antes de marcharse a su cuarto.

―Tranquilo, solo ha tenido un día largo ―consoló Anthony a Rodrigo.

―Eso espero ―respondió dolido Rodrigo.

Al día siguiente Rodrigo fue ansioso a la escuela. Esperando ver al chico que amaba pero por más que esperó Alexander no apareció. Los días pasaban y no había señales de Alexander, ni siquiera de Anthony. Intentó llamarlo pero el chico no contestaba. Rodrigo decidió darle su espacio pero cuando pasó una semana y no recibió ni señales de humo de Alexander decidió ir hasta su casa. Grande fue la sorpresa de Rodrigo cuando descubrió que ninguno de los Johnson estaba presente. Preguntó a los vecinos y estos no supieron que contestarle, nadie sabía dónde estaba la familia.

Desalmado Rodrigo regresó a su propia casa. Pero al día siguiente cuando vio a Sebastián feliz y normal supo que él era el único que no conocía el paradero de la familia. Sin poder contenerse Rodrigo se acercó a Sebastián quien platicaba animadamente con algunos miembros del equipo de soccer de la escuela y lo tomó de las solapas antes de estrellarlo contra la pared.

―¿¡A ti qué coño te pasa!? ―preguntó con el ceño fruncido Sebastián.

Sebastián hizo señas a sus amigos para que se relajaran, ya que el resto iba a saltarle encima a Rodrigo.

―¿Dónde está Alexander? ―preguntó entre dientes.

―Yo que sé.

―No hay nadie en su casa, ni siquiera tu novio a aparecido estos días ¿Dónde están?

―Oye, Calmate. Sé que Anthony regresó a Rusia por asuntos familiares, su abuelo está enfermo ―dijo con las manos alzadas―. No sabía que los Johnson también habían partido ―agregó.

Rodrigo soltó a su compañero y preguntó:

―¿Acaso no notaste la ausencia de Alexander?

―Anthony me dijo que no me preocupara, que todo estaba bien. Mi novio me dijo que Alexander no quería venir porque se sentía mal.

"No quiere verme" pensó desolado Rodrigo.

―Ya, entiendo.

―¿Estas bien? ―preguntó Sebastián.

―No, en realidad no.

Los días pasaban y Alexander seguía sin aparecer. Religiosamente todos los días Rodrigo pasaba por la casa de Alexander después de la escuela con la esperanza de ver a algún miembro de la familia.

"El problema no es tu presencia en mis sueños sino tu ausencia en mi realidad"


N/A: Los amo. ¡GRACIAS POR LEER ESTE PEDACITO DE MI CORAZÓN!

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Sin más que decir, se despide MidoriUP

Diario de un SuicidaWhere stories live. Discover now