Pánico

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(Escena siguiente de la anterior)

―¡Maldita sea! Esas estúpidas niñas que no me dejan en paz ―dijo Rodrigo entrando sin ser consciente de que no estaba solo en la azotea. Un sollozo llamó su atención. Vio que Alexander se tiraba de sus cabellos mientras lloraba.

―¡Mierda! Alexander ―dijo Rodrigo corriendo para acercarse a Alex.

Rodrigo intentó tocarlo pero Alexander comenzó a alejarse aterrorizado.

―No me toques, Samuel, ¡alejate! ¡Lo siento!

―Hey, Hey. Mirame. Soy Rodrigo. ―dijo el ojos verdes mirando asustado a Alexander.

―¡Alejate! Me lastimas... por favor... ya no más...

―¡Alexander!

―Me duele... me duele mucho ―sollozaba Alexander.

―Shhhh. Por favor mirame. No soy él. Soy Rodrigo.

―No... no...

―Sí, soy Rodrigo.

Alexander lo miró aun presa del pánico.

―Ves, soy Rodrigo. Rodri.

―¿No... me lastimaras?

―No. Jamás lo hare. Mira. Soy Rodrigo.

―No... puedo... respirar ―dijo entrecortado Alexander.

―Mirame, quita tus brazos de tu cabeza. Imitame... inhala, exhala, inhala, exhala ―dijo Rodrigo exagerando sus respiraciones―. Eso es, muy bien, así. Inhala, exhala. ―dijo Rodrigo cuando vio que Alexander comenzaba a calmarse.

Rodrigo se apoyó contra el barandal de la azotea. Tomo su diario y su lápiz. Escribió en la sesta página.

"De pronto el mundo y la vida se volvieron complicados".

Cerró el diario y lo abrazó.

―Gracias ―dijo a Rodrigo.

―No tienes que agradecerme. Pero... ¿Qué te pasó?

―Solo, el pánico se adueñó de mí.

―Mmmh.

―No le digas a nadie, por favor ―dijo bajito Alexander.

Alex guardó su diario en el bolso y abrazo sus rodillas.

―No le diré a nadie tranquilo.

Rodrigo miraba a Alexander, quería preguntar más. Pero Alexander miraba a la nada, las lágrimas salían silenciosas de sus ojos.

―¿Por... por qué te dio un ataque de pánico? ―preguntó Rodrigo sin poder contenerse.

Alexander lo miró. Las imágenes regresaron a su mente. Alexander no entendía por qué su dulce amor se había vuelto amargo. No entendía por qué de repente se transformó. No entendía por que las caricias cambiaron a golpes. Siempre se preguntó si se debió a que era siete años menor que él. Que Samuel.

―Solo recordé algo desagradable ―dijo bajito Alexander.

Rodrigo miró incrédulo a Alex. "¿Algo desagradable? Esto es algo más que desagradable" quería decir el chico pero opto por quedarse callado.

―¿Crees que puedes regresar a clases? ―preguntó Rodrigo. Alexander asintió.

Rodrigo acompañó a Alexander a una distancia prudente para que el más bajo no se sintiese incómodo. Entraron al salón y Alexander se sentó en su asiento. Rodrigo se sentó en el suyo detestando que estuviese tan lejos del de Alexander.

Ese día Alexander cuando regresaba a casa compro un cutter nuevo.

Esa noche cuando estaba solo en su habitación Alexander volvió a escribir en la sesta página.

"Querido amigo, hoy el cutter y yo tenemos mucho de qué hablar".

N/A: Hola, hola. Espero les guste.

posiblemente en la noche publique otro capitulo. Amo esta historia. 




Diario de un SuicidaOn viuen les histories. Descobreix ara