Renacimiento de una Estrella

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N/A: Por cierto para justificar mi ausencia este capítulo es mucho más largo. Se lo merecen. Este pedacito de mi corazón es todo lo que puedo ofrecerles.

...

El día estaba calmado. El cielo estaba despejado. Era sábado. Alexander estaba en el centro comercial esperando a Rodrigo. Miraba los alrededores nerviosos. Sentía sus mejillas calientes y el nerviosismo recorrerle entero. Se sentía estúpido, actuaba como un estúpido, pero no podía ocultarlo estaba enamorado. Sonrió tontamente. Las cosas marchaban bien en su vida. La terapia lo había ayudado mucho, estaba realmente mejor. Su familia estaba más unida, aunque aún la relación con sus hermanos mayores estaba algo tensa. Lo mejor de todo era que el padre de Alexander se veía más animado, parecía que había dejado todo en el pasado.

―¡Estrellita! ―dijo Rodrigo llegando junto a Alexander.

Alexander se sonrojó por el extraño apodo que le había dado Rodrigo, aun no entendía la procedencia de éste. Miró a su alrededor, se sentía nervioso.

―¿Estás bien? ―preguntó Rodrigo tomando el mentón de Alexander delicadamente para poder mirarlo a los ojos.

―Sí, estoy bien... es solo... que... estoy nervioso ―dijo sincero Alexander mirando tímidamente los ojos verdes de Rodrigo.

Rodrigo sonrió y delicadamente tomó la mano de Alexander y la llevó a su pecho, justo sobre su corazón. Alexander miró sorprendido su mano sobre el pecho de Rodrigo y una calidez lo llenó. Sonrió tiernamente y miró nuevamente a Rodrigo.

―Yo también lo estoy. Mi corazón palpita desenfrenado con solo pensar en ti, pero cuando estoy contigo siento que podría morir de felicidad en cualquier momento ―comentó Rodrigo llevando la mano que descansaba sobre su pecho hasta sus labios para besar los nidillos del más bajo.

―Eres muy lindo ―dijo Alexander con una sonrisa sincera.

Rodrigo sonrió y no dijo nada. Si alguien era lindo ese era Alexander, al menos era lo que creía.

Caminaron por el centro comercial, tomados de la mano. Ignorando al resto, olvidando a aquellos que los miraban mal, ignorando incluso a los que creían que se veían lindos juntos. Ese era su momento. Estaban juntos y era lo único que les importaba. No creían en nadie y tampoco querían hacerlo. La felicidad del otro era la propia.

Se detuvieron en una cafetería para tomar algo. Alexander pidió un batido de fresas con sirope de chocolate mientras que Rodrigo pidió un café late. El más sonrió mientras veía a Alexander disfrutar su batido, por más sufrimiento que le haya tocado vivir Alexander no perdía esa inocencia que lo caracterizaba. Rodrigo se sentía bien al mirar a ese chico que era diferente a cualquiera con el que hubiese salido antes. No había miradas sugerentes ni comentarios con otras intenciones. Solo había sinceridad y originalidad. Los defectos estaban ahí pero los apreciaban por que le recordaban que Alexander era un humano con un pasado, presente y un futuro.

―Quiero conocerte más ―pensó e voz alta el de ojos color verde.

Alexander sonrió a Rodrigo y dijo:

―Pregunta lo que quieras.

―¿Seguro?

―Seguro ―afirmó serio Alexander antes de relucir una gran sonrisa.

Era algo que había aprendido a amar recientemente Rodrigo, la genuina sonrisa de Alexander. Después de haber conocido a un chico callado, sombrío, distante, frio y solitario poco a poco veía a una persona más segura, alegre sonriente y cálido.

Diario de un SuicidaWhere stories live. Discover now