Segunda Nota

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(Escena siguiente de la anterior) 

Miró la respuesta, La releyó, la asimiló y la impotencia lo inundó. 

Rodrigo sonrió triste, esas dos simples palabras, lamentablemente, confirmaban sus sospechas. 

Alexander se cortaba, el pelinegro se heria así mismo. Alexander cada día estaba mas roto. Rodrigo apretó los puños, no permitiría que Alexander se rompiese más.

Volvió a escribir:

"Tu mismo dijiste que tu gato era el responsable de tus heridas. ¿Acaso me mentiste? "




Diario de un SuicidaOnde histórias criam vida. Descubra agora