Epilogo-II: Dominio (Parte I)

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N/A: ¡Hola! He venido con este pedacito de mi corazón para todos ustedes.

Aclaro que este pedacito de mi corazón es después del regreso de Alexander, pero antes del epilogo uno, es decir, aún están en la escuela y todo eso.

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Dominio- Parte I

―Dejame ver si entiendo, me estás diciendo ¿qué aun estas disgustado con tus hermanos? ―preguntó Rodrigo con incredulidad.

―Sí ―dijo con simpleza Alexander sin apartar la mirada de la pantalla.

Ambos estaban en la casa de Rodrigo viendo una película. Alexander comenzó a ignorar a Rodrigo a partir de ese momento. Su novio estaba intenso con el tema de volver a hablarles a sus hermanos, pero James y Thomas tampoco daban señales de querer recuperar la relación de antaño.

―Sigo sin entender porque...

―Rodrigo ―interrumpió Alexander―, de verdad no quiero hablar de ellos. Thomas está feliz con Emily, desde que salen juntos él está estudiando o esta con ella y James está ocupado entre la universidad y putear.

―Aun no me acostumbro a tu lado que dice groserías ―dijo Rodrigo entornado los ojos.

Alexander dejó salir una risita y miró a Rodrigo con picardía. Decidió que en otra ocasión podrían ver la dichosa película. Se levantó del sillón (por suerte no había nadie en la casa aparte de ellos), se sentó a horcajadas sobre Rodrigo y colocó sus brazos alrededor de su cuello. El más alto inmediatamente colocó sus manos en las caderas de Alexander y se permitió perderse en los ojos de su novio.

―Aun no te acostumbras a mi... nuevo vocabulario pero ¿acaso no te gusta qué... ―Alexander se inclinó levemente para hablarle al oído―, te diga cosas sucias cuando estas dentro de mí?

La respuesta fue inmediata, Rodrigo dejó escapar un suave jadeo, dejó caer sus manos en las buenas nalgas de su novio siguiendo los suaves movimientos que comenzaba a hacer.

―¿Crees que haciendo... esto conseguirás que deje el tema? ­―preguntó Rodrigo tratando de resistirse.

―No estoy intentando lograr nada, pero... si fuese el caso, creo que vas perdiendo Ro, dri, go ―susurró Alexander pasando su lengua por el contorno de la oreja de Rodrigo quien sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo.

―Me estas matando, ¿dónde quedo mi chico dulce?

Alexander dejó escapar una fresca risita antes de besar el cuello de Rodrigo quien estaba a un paso de girar a su novio y darle duro contra el sofá.

―Me lo comí ―dijo Alexander enderezándose para mirarlo a los ojos―. Pero ¿te molesta que sea así?

Rodrigo miró a Alexander con detenimiento a pesar de que aún tenía esa expresión segura podía ver e pequeño estibo de duda en su mirada. Sonrió para tranquilizar a su pequeño novio quien le regresó el gesto.

―Nada de ti podría molestarme, estoy aquí para complacerte y si con eso tú también me complaces ¿de qué podría quejarme? ―dijo el más alto con una sonrisa.

―Te amo, te amo mucho.

―Y yo a ti mi pequeña estrellita ―respondió Rodrigo―. Pero ni creas que dejaré el tema, debes hablar con tus hermanos estoy cansado de que me miren como si les hubiese robado lo más preciado que tienen cada vez que voy a tu casa.

Diario de un SuicidaWhere stories live. Discover now