Acorralado

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(Escena siguiente de la anterior)

Alexander corría por el pasillo pero ni bien avanzó hasta el siguiente pasillo cuando sintió que tomaban su mano y lo estampaban contra la pared. Sintió miedo, una sensación desagradablemente conocida lo recorrió entero. Miró con horror a Rodrigo.

―¿Va... vas a pegarme? ―preguntó Alexander.

Rodrigo noto su error y soltó a Alexander.

―No, no podría. Disculpa es sólo que no pensé. Sólo quería detenerte.

Alexander se calmó un poco, Rodrigo parecía sincero. Pero aun así esa sensación de sentirse acorralado no lo abandonaba.

―¿Alexander, sí no fue un gato que fue? ―preguntó con tristeza Rodrigo.

Alexander miró asustado a Rodrigo, no entendía por qué no dejaba el tema y ya.

Rodrigo con cuidado tomó la mano izquierda de Alexander, ignoró el temblor que sintió de Alexander pero al no ver rechazo en el rostro del más bajo continuo. Levantó la manga del suéter verde de Alexander hasta el codo. Se horrorizo con lo que vio. No había sólo tres simples cortadas como esperaba ver, el brazo de Alexander estaba cubierto de heridas de diferentes tiempo, incluso tenía cicatrices.

Con delicadeza acaricio las heridas que su pulgar alcanzaba. Alexander tembló.

―¿Seguirás diciendo que fue un gato? ―preguntó esta vez con voz calmada Rodrigo.

Alexander con los ojos llenos de lágrimas y los labios apretados en una fina línea negó.

―Lo... siento― dijo ahogado Alexander.

―A mí no es a quién debes pedir disculpas. Es a ti mismo a quién debes pedir perdón.

Alexander no contestó. Rodrigo acercó su mano derecha al rostro de Alex pero quedó a medio camino cuando vio el rictus de miedo del más bajo.

―Mírame, Alexander, mírame. Yo jamás te aré daño. Jamás levantaré la mano para golpearte. No sé qué te sucedió en el pasado pero... ―Rodrigo término de llevar su mano a la mejilla derecha del pelinegro y la acaricio―. Jamás haré lo mismo, así que no huyas de mí.

Alexander miro el par de iris verde, suspiró y se calmó.

―No... esperes mucho de mí, pero... veras, yo... aun así... espero... no quiero... ¡Sí!, ¡si quiero!... quiero que tú y yo seamos... seamos amigos.

Rodrigo sonrió pero esa sonrisa no llegó sus ojos. "Amigos" había dicho Alexander, pero Rodrigo quería más que eso.

El par de chicos ignoraba a la tercera persona que había salido detrás de ellos. No era Gustavo y desgraciadamente tampoco era Michelle. La manga izquierda de Alexander aún estaba hasta el codo y tristemente el profesor de matemáticas estaba consciente de que esas heridas no eran arañazos de un gato.

N/A: Bueno, esto es todo por hoy. ¡Merlín! no tienen idea de cuánto amo escribir. Está historia me fascina. Rodrigo es un amor Alexander una ternurita. Mañana les daré más amor queridos lectores. Bueno son las 3 de la madrugada último día de este año y quiero dormir. Más tarde editare esto y actualizare.

Feliz prosperó año nuevo amados lectores.

Se despide Midori Uchiha Phantomhive.




Diario de un SuicidaWhere stories live. Discover now