Arrepentido

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El dolor recorría todo su cuerpo. El sudor lo cubría completamente. Los golpeteos de su corazón daban contra su pecho de manera dolorosa. Le dolía la garganta de tanto gritar. Sus piernas estaban débiles. Sentía que sus ojos estaban secos de tanto llorar. Quería preguntarse por qué le sucedía aquello, quería estar en la feliz ignorancia pero él sabía muy bien la razón de su actual desgracia. Se lo recordaban con cada puño, con cada violación, con cada tortura. Solo quería que lo dejaran libre para escapar y salir de la mira de los Záitsev.

La puerta se abrió y Samuel sintió un desagradable pero a la vez reconfortante escalofrió recorrerle todo el cuerpo. Sus pupilas se dilataron, comenzó a jadear. Su cuerpo comenzó a temblar al sentir el peligro.

―¿Kak eto malen'kaya shlyukha? (¿cómo estas putita?) ―dijo el hombre.

Samuel no dijo nada. Los pasos resonaron en aquel lúgubre cuarto. El rubio no sabía dónde estaba, solo sabía que cada día que pasaba ahí su sufrimiento aumentaba. Sintió un aliento caliente junto a su oreja. Se estremeció al reconocer al dueño.

―¿Pochemu vy ne otvechayete? (¿por qué no contestas?) ―volvió a decir el hombre finalizando con una risita sínica.

―No... no entiendo ―contestó entrecortadamente y con la voz ronca el rubio.

―No entiendes. ¿Qué debería hacer para que entiendas? ―dijo aquel hombre con un acento tosco mientras acariciaba la espalda del más joven quien temblaba―. ¿Crees que deba seguir disfrutando de tu pequeño agujerito? ¿mmmh? O ¿tal vez quieres chupármela un poco? Dime Samuel, hoy me siento lo suficientemente benevolente como para aceptar sugerencias.

―Dejame... dejame ir... ―sollozó Samuel.

―Tch, thc, thc ―chaqueó la lengua le hombre.

Samuel gimió de dolor cuando el hombre tomó sorpresivamente su cabello y de un tirón giró su rostro. Las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas. El hombre frente a él, era más alto que él, más fuerte. Era moreno, ojos marrones, cabello castaño, piel clara. Era hermoso, pero perverso.

―¿Quieres que me enoje contigo? Más de lo que estoy.

―No... no... perdón... yo.... Lo siento... perdón ―decía sin cesar Samuel―. Sasha* por favor... perdo... perdoname.

―Así está mejor. Me pediste que solo yo te tomara y te complací con eso. Así que no pidas más. El jefe aceptó porque sabe que jamás perdonare lo que le hiciste a su sobrino.

―¡Ya... te... he dicho que me arrepiento! ―exclamó desesperado el rubio.

―Tus arrepentimientos no curan las heridas, suka (puta) ―dijo con una sonrisa torcida Sasha.

―Matarme lentamente tampoco ―dijo desafiante Samuel.

―Sabes, lo que más disfruto de mis encuentros contigo es que eres salvaje y de espíritu indomable ―dijo Sasha con una mirada llena de lujuria.

Samuel sintió tambalear su espíritu rebelde. El miedo aumentó cuando Sasha comenzó a desnudarlo lentamente, probándolo, retándolo a desafiarlo.

―Deja de torturarme. ¡Violame de una puta vez! ―gritó entre lágrimas Samuel.

―Pequeño Samuel, sabes que deja de ser violación si cada vez que te toco me pides más. Eres una puta masoquista. Acaso no te importa que alguien como yo te use a su antojo. Se cómo te estremeces cada vez que vengo a verte, te estremeces de expectación. Lo deseas Samuel, se que lo deseas. ¿Crees que puedes engañarme? ―dijo Sasha antes de arremeter contra Samuel.

―Te odio.

―Sabes que eso no es cierto.

―¡Callate! ―gritó Samuel desesperado al saber que el ruso decía la verdad.

Desde que había llegado a aquel lugar Samuel había sido usado por numerosos hombres, todos fueron extremadamente abusivos con él. Pero Sasha lo torturaba de la peor manera, le hacía creer a Samuel que le daría la oportunidad de ser libre, sus caricias dulces pero frías torturaban a Samuel hasta la locura. El maltrato físico Samuel podía resistirlo, pero para el maltrato psicológico no estaba preparado. Sasha jugaba con su mente, lo ilusionaba con dulzura para luego arrebatársela sin más. Samuel experimentaba en carne propia lo que había sentido Alexander, amar a una persona que te destrozaba emocional y físicamente. Porque sí, Samuel había desarrollado síndrome de Estocolmo*. Amaba a aquel hombre que se burlaba de su desgracia, había obtenido una extraña dependencia de aquel sujeto que día a día abusaba emocionalmente de él, que lo humillaba, que lo hacía sentir miserable al pensar que con solo tocarlo bruscamente estaba satisfecho. Había entrado en un círculo enfermizo donde un golpe de Sasha lo hacía estremecer.

―¿Qué sucede dulzura? ¿No quieres que te toque? Bien, hoy no te tocare.

Samuel miró alarmado a aquel hombre.

―No, por favor... perdón... no quería...

Sasha rio y miró despectivamente a Samuel antes de dar la vuelta y acercarse a la puerta.

―Es irónico ¿no crees? tú le mendigaba amor a Alexander, le daba dolor, le dabas miedo. Ni siquiera lo amabas. Solo jugabas con él y lo destruiste. Y hoy estas aquí, suplicando al menos por un golpe, una mirada, una caricia. Para aquellas personas que son escorias el karma es aún más duro con ellos.

―Entonces tú no te quedaras sin recibir tu merecido.

―Entre tú y yo hay una pequeña diferencia ―dijo Sasha sin mirar a Samuel―. Yo espero expectante mi castigo y lo aceptare con orgullo el día que llegue pero tú, un estúpido cobarde huye de él aferrándose a algo que no será su salvación sino su destrucción. Nos vemos mañana, suka.

Samuel gritó de impotencia cuando se cerró la puerta. Aceptaba que había sido un maldito con Alexander, aceptaba que le había desgraciado la vida. Aceptaba que solo era escoria de la sociedad. Se arrepentía, con toda su alma. Pero ya no valían arrepentimientos. Su alma ya había sido consumida. Ya no había vuelta atrás. Había caído en la boca del lobo y lo peor era que no quería salir de ella.

...

*Sasha es el diminutivo de Aleksandr, un nombre ruso.

*Síndrome de Estocolmo: es una reacción psicológica en la que la víctima de un secuestro, violación o retención en contra de su voluntad, desarrolla una relación de complicidad y un fuerte vínculo afectivo, con quien la ha secuestrado. Principalmente se debe a que malinterpretan la ausencia de violencia contra su persona como un acto de humanidad por parte del secuestrador.

N/A: Antes de que me maten quería decirles que los extrañe un montón. Pero he iniciado clase si he hecho un huequito en mi apretada agenda para lanzarles este hermoso cap donde todos nos enteramos que es de la vida de Samuel. Esta situación es progresiva, se cómo terminara esta extraña y complicada "relación" entre Sasha y Samuel pero si quieren descargar su rabia y frustración con Samuel háganmelo saber y veré que puedo hacer para que sufra más este antagonista que tanto amo. Aunque no lo crean Samuel ya estaba mal, era bastante obvio alguien con sus ideas bien puesta no le haría lo que le hizo al súper adorable Alexander. Pero como verán Samuel está peor aún, en realidad me da un poquis de lastima. Me siento así como una mamá todos estos son mis personajes así que independientemente de lo que hayan hecho son mis creaciones así que me duelen, por muy desgraciados que sean.

Bueno eso era todo lo que quería decirles. Espero les guste este pedacito de mi corazón que poco a poco se acerca al final.

Gracias a mis amados lectores fantasmas por leer, lectores invisibles agradezco sus votos, lectores atrevidos sus comentarios me recuerdan siempre que hay personitas que quieren que continúe y lectores stalker gracias por seguirme.

Se despide MidoriUP

Diario de un SuicidaWhere stories live. Discover now