La respuesta a todo

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Disculpen, tuve problemas con el servidor ahora sí aquí esta.

Alexander azotó la puerta de su habitación en cuanto entró. Se deslizó lentamente por la puerta y miró fijamente la ventana. Rodrigo quería seguir con él pero no se sentía capaz. Lo amaba, ya no tenia tanto miedo, estaba mejor sí, pero aun no se sentía seguro con respecto a su relación. Si regresaban nada le aseguraba que él era lo mejor para Rodrigo. En lo más profundo de su ser sabía que el era un freno a los sueños del chico que amaba.

Había sido un día largo. Observar a Sasha y a Samuel le hizo comprender que se asemejaba mucho a la relación que mantenía con Rodrigo. Él era una carga para el chico como Samuel lo era para Sasha. Lo que los mantenía juntos eran sus sentimientos. Así como el ruso arriesgó la estabilidad que tenia con los Záitsev, Rodrigo podría arriesgar otras cosas, como su felicidad por ejemplo.

Se levantó de la cama y se acercó a su mesa de estudio. Buscó su diario y al no encontrarlo sintió una sensación desagradable en la base del estomago. Salió de su cuarto con prisa buscando a su madre.

―¿Tú tomaste un cuaderno negro de mi cuarto? ―preguntó alarmado.

―No ―dijo Salome intentando recordar―. Por cierto tu padre esta por llegar.

Sebastián asintió antes de regresar a las escaleras para buscar a su primo. Cuando entró a la habitación vio a su preciado diario sobre la cama de su primo.

―¿Qué te pasa? ―preguntó Anthony con una ceja alzada.

―¿Qué haces con mi diario? ―preguntó enojado el chico.

―Yo no lo tome, fue Rodrigo ―dijo Anthony regresando su atención a su teléfono.

Alexander palideció y sin decir nada mas salió de la habitación de Anthony para regresar a la suya.

Abrió lentamente el diario y ojeo las hojas con cuidado. No había nada diferente pero cuando llegó al final vio que había algo que el no había escrito.

"¿Es normal sentirse confundido y dividido? Por un lado quiero aferrarme a ti con desesperación y no dejarte ir pero por el otro lado tengo miedo de que estar juntos no sea lo correcto. ¿Dejarte libre? ¿Tenerte solo para mí? ¿Te hare feliz? ¿Te hare sufrir? Son una de las pocas preguntas que rondan mi cabeza.

Me siento inútil a tu lado por no poder ayudarte pero me he puesto a pensar y veo que en realidad me siento inútil por no ser el apoyo que necesitas para que puedas levantarte. Caer contigo, decir eso fue una estupidez. Debí haber dicho que no te dejaría caer al abismo. ¿Soy patético no lo crees?

Te amo, pero no dejas que te ame, al menos no como quiero. Pero tampoco me amas como quiero. Es complicado. No se que sentiré en cuanto te vea. ¿Dolido? ¿Traicionado? ¿Aliviado? No se, solo espero verte sano y salvo. Las cuestiones que rondan mi cabeza solo consiguen confundirme más. Quiero que seas fuerte pero no se como. Deseo que veas lo valioso que eres pero eres testarudo.

Alexander, ya no se que hacer. Tal vez cuando te vea tenga la respuesta.

Rodrigo"

Alexander abrazó su diario mientras sentía sus lagrimas correr. En ese momento su padre Andrés entró y al verlo en el estado que estaba relajó su rostro.

―¿Qué sucede? ―preguntó el hombre.

Alexander miró a su padre y corrió a abrazarlo. El hombre se sorprendió por el gesto pero aun así arrulló al pequeño en sus brazos.

―Ya, todo esta bien.

Alexander fue relajándose poco a poco con ayuda de las palmaditas en la espalda que su padre le daba.

Diario de un SuicidaWhere stories live. Discover now