¡Oh vamos! ¿Dime cuando no se ve lindo?

-¿De qué color son tus ojos? -Pregunté realmente intrigada mientras observaba sus hermosos ojos que se veían medio verdes pero a la vez azules. Era extraño.

Todo en él es extraño.

-Depende del medio en que me encuentre. -Respondió mientras colocaba detrás de mi oreja uno de mis mechones que había caído sobre mi rostro.

-O sea que... ¿Pueden verse azules y verdes a la vez? -Pregunté mientras fruncía el ceño sin entender completamente lo que él trataba de decirme.

-Algo así -Se encogió de hombros. Hice una mueca de confusión y el rió para luego explicarme con más detalles -Ahora pueden verse más verdes que azules porque estamos rodeados de césped y árboles, absorben el color del medio en que se encuentren.

-Entiendo... ¿pero cuál color es el natural? -Pregunté intentando comprender cuál era su verdadero color de ojos.

-No soy humano, no tenemos un color específico Jay. -Y ahí por fin comprendí. Ya empezaba a volverme loca al verlo algunos días con ojos azules y otros con ojos verdes, era estresante.

-Eso debiste habérmelo dicho al principio. -Le di un pequeño empujón en su pecho para sacármelo de encima. Emprendí de nuevo mi trote por el patio con las ganas de bajar la barriga que me había dejado el paquete de papas fritas que me había comido por la mañana.

-"Nos vemos después" -Susurró en mi mente tomándome de sorpresa. Mi corazón se agitó. Era la segunda vez que hacía esto desde que nos conocimos, no estaba acostumbrada a ello. Me giré para verlo pero él ya no estaba.

-Eso da miedo... -Susurré mientras seguía mi trote.

Definitivamente era totalmente escalofriante que alguien te hablara en tu cabeza, era como si pudiera meterse dentro de ti y ver todos tus pensamientos y ocurrencias. Se sentía como si te estuviera viendo desnuda.

-"Sería interesante verte desnuda..." -Volvió a susurrar una voz masculina en mi cabeza, pero esta vez no fue la voz de Iam. Me giré rápidamente poniéndome alerta ante cualquier movimiento. Mi corazón latía con fuerza, sentía que en cualquier momento iba a desvanecerme de lo alterada que me encontraba. Un sudor helado caía en mi frente.

-¿Quién anda ahí? -Grite alerta mientras giraba mi cabeza hacia todos lados verificando que nadie se encontrara cerca. Tenía las manos heladas y me faltaba el aliento. Esa voz se me hacía escalofriantemente conocida pero extrañamente no podía recordar el dueño de aquella voz.

-¿Jay? -La voz de mi madre sonó desde la puerta trasera de la casa. Me giré hacia ella y vi en su rostro su expresión de preocupación. -¿Pasa algo?

-No mama, no es nada. -Respondí mientras volvía a verificar con la mirada que nadie se encontrara espiándome. Pero no había absolutamente nadie, era como si solo lo hubiera imaginado. Pero no era así, estaba segura de que había escuchado a alguien en mi cabeza.

-¿Te puedo pedir un favor? -Dijo mi madre cambiando su expresión de preocupación por una suplicante. Ya sabía a qué venía todo esto y mi respuesta iba a ser un rotundo no. -Tu padre dijo que ya manejas bastante bien...

-No -Respondí mientras volvía a trotar por el patio.

-¡TIENES QUE IR A RECOGER A LA ABUELA DE LA CAFETERIA! -Gritó mi madre desde la puerta mientras se marchaba. Me maldije por dentro unas cien veces. No es que odiara a mi abuela, es más la adoraba pero tenía un carácter muy difícil de tratar y no era nada fácil agradarla. Cuando la abuela conoció a Pam dijo que se vestía como una prostituta mal pagada y cuando conoció a Austin la única palabra que salió de su boca fue un seco "Homosexual". Era demasiado directa para mi gusto, y si un día alguien se pregunta de dónde saco tantas groserías al hablar, pues la abuela es la respuesta a todos sus cuestionamientos.

DARK SOULDonde viven las historias. Descúbrelo ahora