Capítulo 94

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Adele me guía entre varios pasillos oscuros y empolvados, pero aún así tomamos cuidado por si algo nos asecha.
Ella para un rato, y voltea hacia mí.
- volteando aquella esquina hay una puerta en la que detrás de ella hay escaleras. Ellos están en la última puerta, al final de las escaleras.
No abras ninguna puerta que esté antes de que terminen los peldaños. Eso es muy importante.
- ¿ por qué?
- bueno, el dios tiene sus monstruos y ellos van a intentar convencerte de que abras las puertas.- dice Adele respirando profundo.
Ella voltea y corre. Desaparece de mi vista al voltear la esquina, y entonces la sigo.
Abrimos una puerta robusta y vieja, pero se ve que ya la han abierto recientemente.
Unas escaleras de piedra ocupan un pasillo ancho con puertas a la derecha y a la izquierda.
No puedo ver el final del trayecto y eso me asusta.
Cerramos la puerta y comenzamos a subir.
Adele me toma de la mano.
- ¿ estás segura que ellos pasaron por aquí?- pregunto.- es muy arriesgado.
- las fieras son del dios, y si tu amiga y su madre estaban con él, las criaturas no las tentaron.
- pero a nosotras nos tentarán.
- hasta que logren lo que quieran. Hasta que abramos las puertas.
La chica estaba temblando y sus palmas estaban sudadas.
Subí el siguiente peldaño, que estaba frente a la primera puerta y comencé a escuchar:
- ¿No quieres saber lo que soy? Te ayudaría a ganar la guerra... Si me soltaras.
Dice una voz rasposa y seductora. Tengo unas ganas horribles de abrir esa puerta, pero no lo haré.
Adele debe de haber escuchado algo diferente y muy fuerte, porque la tengo que agarrar para que no vaya en dirección a la puerta.
- tengo...- dice con lágrimas.
- ¡ no!
La empujo hacia adelante y la hago avanzar. Lo logro y ella se controla.
- lo siento.- dice.
- no importa. Solo contrólate.
Seguimos con esfuerzo y pasamos varias puertas, una con una propuesta mejor que la otra.
Puedo ver el final de la escalera.
Camino más rápido, y mi acompañante se queda atrás. Pero no me importa, ya vamos a llegar.
Hasta que escucho algo que me llama mucho la atención y paro:
- Siberia, ¿ no te gustaría haber tenido una vida normal? Yo puedo hacer que pierdas tus poderes y te olvides de lo ocurrido. Irías a otra familia y serías feliz... O, puedo ofrecerte algo más valioso si quieres continuar con tus poderes.
- ¿ qué?- digo en voz alta acercándome a la puerta. Ya no puedo ver nada que no sea la puerta.
Siento como si mi mano se levantara sola y tocara la perilla.
Me imagino lo que esa criatura tiene a ofrecerme.
- Puedo contarte toda la verdad sobre tu vida, puedo hacer que reclames lo que tienes derecho.
- ¿ de qué hablas?
- abre y te lo diré.- dice la voz. Una voz hermosa como una tarde de verano, cálida como el mismo sol.
Pero yo no conozco el sol. Solo conozco la nieve. No sé lo que es una tarde de verano.
La voz le pediría a cualquiera para que la soltara y después no cumpliría sus promesas.
Con dificultad dejo de mirar la puerta y fijo mi mirada en el suelo.
Miro hacia mi izquierda y me alejo del demonio.
Adele está sentada en el piso, llorando como un bebé  frente a otra puerta.
Esta sigue cerrada.
Voy hacia ella y la levanto.
La apoyo en mí y terminamos de subir las escaleras.
Una gran puerta de roble está allí.
La toco y grito:
- ¡ Amanda! ¡ somos Siberia y Adele!¿estás ahí?
Escucho murmullos.
-¿ cómo sé que son ustedes?- pregunta mi amiga, también llorando.
El miedo de que no estuvieran allí se fue.
- tienes un pijama de Bob Esponja.- digo.
- eso Octavio también lo sabe.
Pienso y encuentro algo que sólo las dos sabemos y de que prometimos no hablar.
- intentaste suicidio en el baño del colegio con una tijera para uñas. Yo limpié la sangre en el piso.
Ella abre la puerta y me jala para adentro.
Adele entra y se desploma en una esquina de la habitación.
Es un lugar pequeño con una ventana muy sucia.
Arcansio y Samantha están hablando en voz baja y el estrés está en el aire.
Amanda me suelta y cierra la puerta.

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