Capítulo 3

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Me fui a dormir agotada después de rezar 3 veces y repetir otros versos más conocidos del dios por simple precaución y para asegurar que tendría una vida larga y feliz.
Me saqué el vestido y lo colgué en el armario, me puso la pijama y me eché.
No podía dormir. Cuando estoy cansada, no puedo dormir. Yo no tengo sentido.
Me rendí, no lograría dormir. Bajé a la cocina por un vaso de agua y me encontré a mi padre sentado con una caja pequeña en las manos.
- ¿ qué es eso?
- es tu regalo.- me dijo sin mirarme a los ojos.
- ¿ puedo verlo?
- claro, es tuyo.
Me acerqué y miré adentro de la caja. Esta tenía un anillo de oro con una piedra roja, debería ser valioso.
- papá, ¿ cuánto te costó eso?
- no te preocupes, es de la familia.
- bueno, entonces gracias.
- un momento, quiero que me prometas que no te lo vas a quitar, por favor.
Me pareció extraña su petición pero se veía tan dolido...
- Lo prometo.
- Gracias.
Me entregó la caja con el anillo y lo saqué y examiné mejor. Parecía casi poderoso...
- Ve a dormir cariño. Tienes colegio.
- Sí.
Subí las escaleras hacia mi habitación y guardé la caja en el hondo de un cajón, no antes de ponerme el anillo que parecía realzar más en mi dedo y me acosté.
Me dormí.
* me encontraba en un bosque helado y veía a una mujer de cabellos rojos y un vestido largo negro dejando a un bebé cerca a un árbol en la nieve. Después venía un hombre de aproximadamente 30 años y lloraba sobre el bebé. La escena cambió y me encontré de día en una tormenta de nieve y vi a alguien que se parecía a mi hermano: tenía sus ojos avellana y su cabello rubio casi blanco que heredó de mi madre, pero su expresión dulce y gentil se había convertido en una mueca de espanto y tenía un corte de donde le caía sangre en la frente. Era horrible. Él se tropezó y en eso un lobo le saltó encima y ...*
-¡Siberia! ¿ estás bien?
-¿Octavio?
- sí.
Se veía preocupado pero parecía bien, nada de cortes, ni sangre, ni lobos, ni nieve.
-¿ Siberia, qué pasó?
- Un sueño horroroso
-¿ quieres hablar de el?
- no, ¿ puedes quedarte?
- claro
Él apartó las sábanas y se echó a mi costado, había algo tenso en su mirada pero luego me abrazó y dormimos.

SiberiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora