Capítulo 91

13 4 2
                                    

- entonces todo se acabó. Ellos van a declarar la guerra y pelearemos.- digo un poco derrotada.
Y traicionada por mi amiga y por mi hermano.
Bueno, por lo menos tenía a mi otra hermana aquí.
- supongo que sí. Los soldados se están preparando y los orfebres forjan armas de montón. Ahora nosotras tenemos que prepararnos.
- que horrible.
- será desastroso.- dice Amanda sin ánimo.
***
Paso toda la noche en la enfermería. Parte de ella hablando de cualquier cosa con Sandra o teniendo pesadillas una más fea que la otra.
Aeneas no fue a verme. No sé porque... ¿ estaría ocupado? Pero¿ ocupado con qué? Él prácticamente no hace nada.
Eso me dejó más nerviosa de lo que me gustaría. Adele está por ahí. Riéndose de mi desgracia... O estando con él.
A las 10 de la mañana del día siguiente, me dejan ir.
Voy directo a mi habitación a darme una ducha fría y arriba de mi cama encuentro una nota:
" Ve a la Sala de entrenamiento. Creo que sabes adónde es.
Te espero con ansias.
Aeneas"
Me estremezco al leer esa nota¿ qué pasará?
Me baño y tengo ganas de ponerme un vestido, así que me decido por un vestido de verano muy bonito con dibujos de flores.
Ahora que lo pienso, debe de haber de estado por engaño en mis cosas prestadas.
Quiero maquillarme, así que voy a la habitación de Amanda a pedirle prestado el maquillaje.
Entro sin tocar y me sorprende lo que encuentro:
Amanda está sentada frente a una máquina de coser y en sus manos, un vestido lindo está siendo creado.
- ¿ qué...?
Mi amiga salta del susto y me grita:
-¿¡ qué haces aquí?!
Se para y se pone frente a la máquina de coser.
- ¿ estás cosiendo?
- no.
- sí, estabas cosiendo. Y algo muy hermoso.
- ¿ crees que es hermoso?
- sí.
- pues claro. Todo lo que yo hago es hermoso.
- ¿ hiciste mi vestido para el baile?
- me costó un montón. Y lo arruinaste.
- lo siento.
-¿ no te enseñaron que no se sienta en el piso con vestido o pantalón blanco?
- ...
- como pensé.
Las dos nos reímos.
Ella me mira de arriba a abajo.
- estoy muy orgullosa de ti. Tienes un vestido que no parece de monja.
Finge secarse las lágrimas.
- muy graciosa señorita.
- hasta hablas como monja.
- cállate.
- okey.
Nos sentamos en su cama y hablamos de todo lo que dejamos de hablar.
- ¿ quieres oír un sinónimo al nombre propio Aeneas?
- sí.
- mujeriego y egocéntrico. Te va a engañar y te vas a poner triste.
- ¿ eso crees?
- ¿ qué crees que hizo en cuanto estabas en el hospital?
- ¿ pensaba en mí?- digo derrotada echándome en la cama.
- NO. Estaba con Adele.
Escucho el sonido de algo romperse, y no sé si es mi corazón o mi orgullo.
Tal vez los dos quisieron romperse juntos.
- ¿ y qué hago ahora?
- ahora viene la parte divertida.
- ¿ qué?
- vas a encontrarlo y lo haces confesar.
Después lo cacheteas hasta morir.
- no quiero matarlo. Técnicamente no estábamos juntos.
- lo sé, pero si no lo haces luchar por ti pensará que te puede hacer cualquier cosa. No te va a valorar.
- pero él dijo que me ama.
- él ama a su espejo.
Esa frase se queda retumbando en mi mente.

SiberiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora