Capítulo 74

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- ¿¡ de dónde rayos sacaste ese vestido?!- digo dando saltitos.
- ¿ no te gusta?- pregunta Amanda.
- ¡ me encanta! Pero...
- sin peros, solo póntelo.
Me pongo el vestido y me veo en serio, como una princesa.
Amanda me maquilla y me hace un recogido precioso.
- ¡ ahhh! Así le vas a robar el corazón a Aeneas, amiga.
- ¿ y quién dijo que le quiero robar el corazón?- digo indignada.
- es casi obvio Siberia.
- claro que no. Tengo una muy mala impresión de él.
- niégalo. Tienes todo el derecho de hacerlo.
- eres muy molesta ¿ sabes?
- sí, ya me lo han dicho.
Amanda se va a su habitación a prepararse para el baile de honra al dios, y vuelve con un vestido esmeralda largo y muy brillante.
Esperamos  la tarde para que llegue la hora del baile. Almorzamos en la habitación después de poner la conversación en día.
- vamos ¿ a dónde es?- pregunto cuando lleva la hora.
- en el Gran Salón.
En el camino al Gran Salón nos encontramos con Abril en un vestido dorado y rojo muy elegante.
Me mira y se ríe a carcajadas.
- hola " Thomas"- dice divertida, me besa en la mejilla y se va.
-¿ de qué habla?- dice mi amiga un poco extrañada.
- de nada, apresurémonos.
La jalo por la mano y de seguro estoy roja como un tomate.
Llegamos al Salón y me sorprendió lo lindo que estaba.
Las cortinas eran claras y llenas de detalles.
Había un gran candelabro de cristal y un balcón gigante afuera.
El salón estaba lleno de musas con vestidos hermosos de diferentes épocas; el dios estaba sentado en un gran trono con Samantha en uno menor a su lado.
Los dos tomaban lo que me parecía vino y conversaban animosamente, aunque el dios no sonreía.
Las musas bailaban con guardias de alto porte.
Detrás de mí entraron Adele y Aeneas. La chica me miró de arriba a abajo y sonrío. Aeneas, en cambio ni siquiera me prestó atención.
Ellos pasaron y bailaron al ritmo de la canción que tocaba la banda a un lado.
Entramos y bailé con Amanda y mi padre varias veces. La fiesta iba bien hasta ahora.
Fui a comer algo en la mesa de bocadillos, cuando sentí un toque cálido en mi brazo.
- te ves muy hermosa hoy.- dice Aeneas.
Me sorprende que me hable.
- gracias.- digo y muerdo una fresa dulce como la vida.
- sé que no comenzamos con el pie derecho, pero tengo la esperanza de que un baile lo arregle todo.
Él me extiende su mano caballerosamente.
Esto se pone interesante.
- ¿ y por qué bailaría contigo?- digo ya terminando la fruta.
- para que me enseñes a bailar, yo lo hago horrible.
Eso no era verdad. Cuando estaba bailando con Adele lo hacía muy bien.
- claro, vamos.
Le cojo la mano y siento un viento cálido viniendo de la gran puerta del balcón.
La siguiente canción es un vals.
La comenzamos a bailar y parecía que flotábamos en el aire.
Cuando miro a mis veo que en serio lo estamos haciendo.
-¡ ah! Bájame.- digo y le golpeo el pecho en protesta.
- jaja, ese es uno de los trucos de un ser de aire.
Bajamos y le pregunto:
- ¿ eres un ser de aire?
- es lo que he dicho.
Quedamos un poco en silencio y al fin le digo.
- ¿ qué era esa bebida que bebiste en la mañana?
- es lo único que puedo comer.
- ¿ por qué?
- porque es lo único que alimenta al viento.

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