Capítulo 40

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No sabíamos si el cadáver de Algo seguía ahí ya que no lo podíamos ver ni lo tocaríamos.
-¿ y si vienen más de esas cosas?- Octavio estaba un manojo de nervios.
Yo solo sentía la adrenalina y me encantaba.
- no creo.... Algo es especial.
-¿ cómo que " algo es especial "?.
Le debe de aterrar mi falta de coherencia.
- es que a esa cosa yo la llamo "Algo ", ya que no sé su nombre.
-ok....
- no es raro.
- como digas.
- ¡ no te burles de mí!
- ya.
Se pone serio.
- nuestros padres nos van a matar. Los encerré para protegerlos, pero no entenderán.
- pero papá es el hijo del dios...¿ por qué protegerlo?
- eso es solo una teoría tuya. No tiene pruebas.
-¿ ves una explicación más lógica?
- por lo que veo en ese mundo no hay nada lógico.
Bueno, tiene razón.
Caminamos atentos hasta la casa ( por si venía otro tipo de monstruo) y al fin llegamos y atravesamos nuestra siempre rota puerta.
Subimos las escaleras y quitamos la silla y los muebles que, desesperado, Octavio había colocado frente a la puerta.
Al otro lado nos esperaban los padres más furiosos del mundo.
- ¡Siberia! ¿ estás loca?- me dice el hombre en el que ya no confiaba.
-¿Octavio como pudiste encerrarnos aquí?- mi madre está roja de furia y sus cabellos rubios alborotados.
-mmmm....
Mi hermano, siempre tan miedoso a la desaprobación. Bueno yo también le tenía un poco de miedo a mis padres pero nunca a enfrentarlos.
- ustedes no tienen derecho a molestarse después de habernos escondido tantas cosas.
Mi voz era calmada y de un tono peligroso...... como la de mi abuela.
Se miran entre si y con un gesto nos piden que pasemos.
- no quiero sentarme para recibir las noticias, hablen de una vez.
Octavio  habla por fin.
- creo que ya es hora de contarles la verdad -hablará mi padre- completa.
- yo soy hijo de la musa Diciembre y del dios. Mi madre no me mató........ eso era una simple ilusión, y nadie lo sabía hasta hace poco. Yo siempre había sido más leal a Diciembre y eso fue lo único que la impidió de matarme, quería continuar la descendencia para poder quitarle el poder al dios. Sus hermanas no querían que eso ocurriera y por eso lo tuvo que hacer todo en sigilo y silencio absoluto.
Miro a mi madre y noto que conoce esa historia. Ya lo sabía todo.
- ¿ para qué continuar la descendencia?- pregunto.
- para reunir el poder de varias generaciones de flores.- ahora responde Laelia.
- < rosa para las mujeres y clavel para los hombres > - dice mi hermano y yo comienzo a entender.

SiberiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora