Capítulo 87

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No voy a usar mis poderes contra Octavio, simplemente no puedo lastimarlo.
Pero tengo que escapar...¡ y no me viene ningún hechizo a la mente!
Él sigue caminando hasta llegar a una habitación, entra sin tocar y le grita a papá:
- voy a llevarla con Diciembre.
No está de nuestro lado. Pero quiero que el dios piense que huyó y me obligó a ir con ella. La chica de la enfermería apoya a las Musas Frías.
- ¿ estás seguro hijo?- dice mi padre levantándose.
Laelia no está en la habitación ¿ sabrá sobre la conspiración contra Arcansio?
- sí.- responde mi hermano.
Salimos de la habitación acompañados de mi padre, quien iba a la enfermería a hablar con Katy.
Yo seguía golpeando y pateando a mi hermano, pero él era fuerte. No escaparía así.
Tíbet se separa de nosotros y en segundos, llegamos a la esquina del pasillo a la biblioteca. Fuera del punto de vista de los guardias.
Escucho a Octavio respirar profundo y decir algunas palabras...¿ un hechizo? Pero él todavía no tiene 18. Sus poderes no se accionaron.
Escucho una voz, la voz de Samantha:
- ¡ guardias! Corran para acá.
Los guardias corren hacia el lugar de donde viene la voz y mi hermano entra en la biblioteca( con un hechizo de abrir) y cierra la puerta.
Él me pone en el piso y hace que me arrodille. Me quita la mordaza.
-¿ cómo...?- pregunto al poder hablar.
- hace 3 días fue mi cumpleaños Siberia. Yo hice ese hechizo.
-¿ la voz era un hechizo?
- sí.
- pero, ese hechizo no existe...
- yo lo creé. Tu tienes tus talentos, pues yo también tengo los míos, y aprendo rápido. Cree ese ayer.
Me quedo sin habla... Y pierdo mi oportunidad de gritar, aunque creo que nadie me hubiera escuchado.
Él se acerca a una estantería y saca un libro: el Libro del Guerrero.
Lo abre en una página y dice las palabras para abrir un portal.
La base comienza a brillar, pero falta algo: sangre.
Octavio saca una daga de su cinturón y se me acerca.
Esa fue la dicha para que vuelva mi habla.
Grito con todas mis fuerzas y me alejo de él.
Mi hermano me agarra fuerte la mano derecha y me la corta; después me arrastra a la base y la moja con gotas escarlata.
- que pena que solo tu sangre pueda viajar entre los dos Castillos. La de nadie más puede.
- Octavio, por favor. Tienes que pensar en lo que haces...
El portal brilló con la intensidad correcta. Estaba listo.
- tomé mi decisión cuando dijiste que lucharías contra mí.
Su voz es gentil y tiene una expresión que indica protección y cariño.
Como un padre que hace lo correcto para el bien de su hijo.
Pero esto no está correcto.
Han engañado a mi hermano muchas veces, e igual que yo, está cansado e indeciso.
- ¡ no, no! ¡ suéltame!- grito cuando él me arrastra para saltar en el portal, pero cuando se disponía a hacerlo una fuerza lo pega contra la pared y lo agarra en el aire.
Y cuando digo fuerza, no es algo muy gentil.
Mi hermano lucha para respirar y ya empieza a desmayarse.
Miro hacia la gran puerta y veo que gruñendo y con expresión asesina está Dark y a su lado, con la mano extendida en dirección a Octavio, está... ¿ adivinen? Esto es el colmo.

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