Capítulo 4

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- Despierta- me dijo una suave voz que reconocí como la de mi madre
- mmm...
Que sueño tenía.
- ya es tarde, vamos
- 5 minutos...
- no.
Mi madre salió y tuve que levantarme. Me puse unos jeans, un polo negro, una casaca y una bufanda roja combinando con mis ojos de un extraño color medio rojo, medio avellana... Y claro mis preciadas botas.
Bajé y me encontré a mi madre preparando té, a mi hermano teniendo una competencia de miradas con el chocolate caliente y a mi padre con su odioso periódico. No entiendo por qué tiene que saber que pasa en otros lugares si estamos lejos de todo, pero que puedo hacer yo con eso.
Me siento y cojo pan caliente y lo cómo sin nada. Como solo a mi me gusta.
Y mi hermano sigue peleando a quién no parpadea con el chocolate caliente.
- Hey¿ que te pasa?
- ... Nada
-Claro¿ que tienes ?
- es que no dormí muy bien.
- Ah, ya.
Debo de haberlo pateado unas tres mil veces así que no me quejo.
- Ya es hora chicos, el bus viene en un minuto- dice mi madre con el té en las manos.
Nos levantamos y salimos con la mochila en la espalda, yo con auriculares y él con un libro.
Me siento donde siempre y continuamos el camino, hasta que paramos en un punto inesperado y sale una chica de cabellos marrones y una camiseta de un grupo de pop de una cabaña, entra al bus y se sienta a mi costado. Me saluda con una sonrisa y me quita los auriculares.
- Hola, soy Amanda ¿ y tú?
- Siberia, devuélveme mis auriculares.
Sé que no estaba siendo gentil pero quería pensar, no hablar.
- No, ¿ qué escuchas?
Se puso un auricular y escuchó un poco de "Born to die- Lana del Rey" y dijo:
- Esa canción me encanta.
- a mi igual.
- ¿ En qué aula estás?
- 3f, primera clase de geografía
- ¡yo igual!
- que coincidencia.
Ella continuó hablando y me dijo que teníamos la misma edad, que vino de un lugar distante y se muere de frío.
Reímos hasta que llegamos al colegio y entramos al aula.
Mi hermano se acercó y dijo:
- ¿ tienes la llave de la casa?
- sí.
- ok.
Amanda estaba perpleja.
-¿ quién era ese?
- mi hermano
- oye, ¡ qué guapo!
- ¿ en serio?
- sí , ¿ cómo se llama?
- Octavio.
-¿ y su número?
- eso pregúntaselo tú.
- no
Me río.
Nos sentamos y el profesor nos aburre hablando. Lo único que escuché fue a Amanda dando risitas nerviosas de cuando en cuando a mi costado.

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