cincuenta.

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Los rumores corren rápido, desde que volvió a Busan se enteró de lo que la gente decía de Jimin, se afligio desde el primer momento en el que se enteró que en los nueve meses de su embarazo en ningún momento Jungkook le había visitado.

Se temió lo peor y atino para su desgracia, Jungkook había echado a Jimin por su culpa. Sentía una gran pena por el omega pues la situación por la que atravesaba era meramente su culpa.

Aunque, cuando pensaba con la cabeza fría y no con su tonto corazón. Sabía que la culpa del sufrimiento y pesar de Jimin era únicamente Jungkook.

"Yo nunca te hubiera dejado, Jimin. No te hubiera abandonado con nuestro hijo, nunca te hubiera dejado solo." Susurró mientras bebía una copa de vino. "¿Por qué no nos fuimos? ¿Por qué no arriesgaste todo, amor? Ahora mismo no estarías experimentando ese dolor."

Se lamentaba cada día de haber dejado a Jimin, lo dejo solo ante la rabia de Jungkook quien no se toco el corazón y lo echo como si fuera un perro. El hombre por el que Jimin le había dejado no se toco el corazón por su hijo, no analizó con la cabeza fría y se dejó llevar por los sentimientos tan explosivos.

¿Pero que podía hacer? Jimin se había enamorado de él y había decidido quedarse a su lado. Jimin le dejo y al hacerlo trazo su suerte al lado de su esposo.

Era triste, Eunwoo solo había deseado que Jimin fuera muy feliz con el hombre al que había escogido, pero sus deseos no se cumplieron pues cuando lo vio tan de cerca en el velorio de su padre observo la gran pena que había en sus ojitos.

"Cuanto hubiera querido que ese bebé que esperas fuese mio." Sonrío agriamente, burlándose de sí mismo. "Pero tenía que ser del desgraciado que te compro para luego desecharte." Suspiro. "Aunque si me pidieras que le diera cobijo a ese bebé, lo haría, Jimin."

Hablaba al viento, sabía que Jimin no iba a aparecer y tampoco le iba a pedir ayuda, se había vuelto independiente y fuerte después de todas las caídas que había tenido.

Había renacido de las cenizas.

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Su madre actuaba como si nunca le hubiese echado de su casa cuando estaba más vulnerable que nunca y ciertamente agradecía que fuera así. No quería ser la lástima de su mamá, ni de su hermana y ni de su tía.

Cuando su mamá se enteró que se había ido a vivir a la casa de Jungkook ella fue la primera que le felicito, le dio ánimos para reclamar lo que por derecho le correspondía y nuevamente insistio a que hablara con su esposo.

Pero a pesar de los malos ratos que pasaba gracias a su familia, su compañía hacia llevadero todo por lo que estaba pasando. Por lo menos le distraían, así que estaba bien.

"¿Y...no le mandaste alguna carta?" No era su madre sino le insistía a que hablara con Jungkook.

"Sooyoung, ya no atormentes con esa pregunta." Dijo su tía dejando su taza de té en la mesa.

"¿Y por qué no? El bebé ya nacerá y él no ha dado ni sus luces desde el velorio de mi Taeyang. Que por lo menos venga para ponerle su apellido."

"Yo no quiero que haga eso, si hasta ahora a él no le importó su hijo es porque nos dejó y ya." Rodó los ojos, llevo sus manos a su barriga y la acarició sonriendo. "Mi bebé no necesita su apellido, el de su abuelo es muy reconocido e importante, será un Park como nosotros."

"Lo que digas." Su mamá suspiro rodando los ojos. "¿Pero qué harás después? No tienes dinero, a penas nosotras nos mantenemos con el mísero sueldo de tu hermana, tú tendrás más gastos a largo plazo. Tiene que hacerse cargo."

Llorando se fue ; km omegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora