veintinueve.

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No era común que el patrón fuera con sus empleados para hacer los contratos con importadores, pero a Jungkook le gustaba involucrarse en su trabajo, le gustaba ser parte de aquellos que producían para él, así se despojaba siquiera un poco de la clase a la que pertenecía.

Este día no era diferente, cabalgaba al lado de sus empleados mientras resguardaban el dinero que se pedía de comisión para las exportaciones e importaciones; se hacía una vez al año y ya era hora. Tomaban los caminos de siempre sin preveer que ya habían sido estudiados por personas que necesitaban aquel dinero, en un punto específico en el que las colinas los encerraban y los árboles les impedían la vista se escucharon disparos dirigidos hacia ellos.

Habían sido embuscados por el error de no cambiar los caminos que todo el mundo ya conocía, desde la época de su padre que se iba por ahí pero jamás las balas habían caído. Ahora en un día tan soleado las balas llovían como gotas de agua.

"¡Abajo todos!" Ordenó Jungkook, las colinas serían su escondite para no tener ni una baja.

Pero ya había tenido dos bajas, las pocas vidas que aún conservaba se ocultaban a su lado mientras apuntaban sus armas a los desconocidos a lo lejos.

Jungkook también lo hacía, con su puntería media trataba de bajar a los bandidos que les habían emboscado, vio de reojo y se sorprendió al ver a Sangwoo tan ágil con el arma; parecía un militar al dar de baja a dos de los que les disparaban.

Pero el pulso de Sangwoo -Eunwoo- no era suficiente como para salvar a los demás, menos a Jungkook quien recibió una bala en el pecho tumbandolo en el piso lo antes posible y arrebatándole la consciencia, a nada de morir, indefenso entre la arma de los ladrones y del hombre al que le había robado todo.

"¡Jungkook!" Llamo aún viendo al frente, cuando no vio a ningún otro ladrón bajo la vista para ver al alfa tirando en el piso desangrarse. "¡Tú, ve a buscar ayuda!" Le dijo a uno de los sobrevivientes, tres hombres yacían muertos y uno al borde de esta.

Corrió con su caballo dejando a Eunwoo y a Jungkook solos, la oportunidad estaba ahí.

Jimin solo se desharia de su esposo conservando todos los beneficios si este muriese, inconsciente levantó su arma apuntandola a Jungkook, con el dedo el meñique estuvo a nada de accionarla y así al fin terminar con todo esto.

Pero no era justo, Jungkook no había tenido la culpa de nada, solo era otro peón en el juego que la familia de Jimin había jugado, solo era otro pobre enamorado que tuvo el suficiente dinero para comprarse un lugar al lado de Jimin. En un pasado cercano Eunwoo hubiera disparado y lo hubiera terminado de matar, lo hubiera hecho sin dudarlo pero ahora, después de conocer al alfa y darse cuenta que era un hombre bueno, simplemente no pudo.

No sería un asesino, no de un hombre bueno. Así que guardo su arma y arranco un pedazo de tela de su chaqueta para presionarla en la herida de Jungkook, coloco su brazo alrededor de su cuello y lo levanto para subirlo a la carreta que traían para él y los demás, para su suerte no habían ido muy lejos y aún se encontraban en tierras de Jeon.

Eunwoo no apagaría la vida de Jungkook aunque tuviese mil y un razones para hacerlo.

¿Pero, Jungkook haría lo mismo? Tenían las mismas razones para herirse de muerte pero solo uno tenía el alma compasiva.

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Jimin llevaba sus blusas a su maleta mientras suspiraba de vez en cuando, en un abrir y cerrar de ojos su último día en las tierras de su esposo había llegado, sintió pena al pensar que este último día no vería a Jungkook para nada. Pero así sería mejor, su confusión se desvaneceria al renunciar a su vida lejos de estas tierras que le dieron y arrebataron tanto.

Llorando se fue ; km omegaverseWhere stories live. Discover now