cuarenta y tres.

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La depresión en Jimin era muy notoria, no había salido de su cama desde que Jungkook le dejo, no quería comer, no quería salir y no quería existir. Fue un milagro encontrarlo en la cocina tomando leche tibia, cuando le preguntaron el motivo de sus fuerzas él solamente respondió: "Tengo que comer por mi bebé."

Las lágrimas eran comunes en Jimin, no había día en el que no llorará, se preguntaba por qué la vida se empeñaba tanto en arrebatarle el amor, es que tal vez el no había nacido para vivir un buen amor y solo vino para llorar por el corazón roto que siempre guardaría en su pecho.

Estaba cansado de esperar mirando a la ventana, si no estaba recostado estaba sentado en su balcón, esperando a que Jungkook llegará por él y lo perdonará, pero nunca sucedería. Esta vez había herido demasiado a su esposo y sabía que no le perdonaría, así que tenía que acostumbrarse a la soledad.

¿Pero como podría? Si había vivido unos días tan coloridos en el campo, había reído y había comido tanto que ahora tratar de vivir sin los recuerdos era difícil. Pero tenía que.

Tenía que seguir por su hijo, tenía que seguir porque lastimosamente su vida no había terminado. Pero sus ánimos eran hipócritas, podía estar una hora bien pero a la siguiente estaría en el suelo llorando hasta perder las lágrimas.

¿Por qué se había enamorado de Jungkook? ¿Por qué tenía que sufrir tanto? ¿Por qué su madre hizo ese trato? ¿Por qué se casó? ¿Por qué no se fugó con Eunwoo? ¿Por qué?

Todo pasaba por algo, pero ¿por qué? Era absurdo sufrir tanto, ni siquiera él había decidido el destino por el que camino, fue su madre la que le puso en aquella posición, fue su hermana quién le empujó para caminar una cuerda floja y fue su tía quien no miro. Todos cómplices en su miseria, todas siendo testigos sin ayudarle en algo, solo apuntando con el dedo para juzgarle.

Porque siempre sería el culpable, no importaba qué Jimin sería el culpable. Tenía la culpa por enamorarse de Eunwoo, tenía la culpa por casarse con Jungkook, tenía la culpa de no huir con Eunwoo, tenía la culpa de las decisiones en las que no formó parte de Eunwoo, tenía la culpa de que Jungkook se haya fijado en él. Su sola existencia se reducía a la culpa ajena que recaía en sus hombros.

"Dime, ¿el bebé es de Jungkook?" Su madre irrumpió en su intento de tranquilidad, sentándose a su lado en el jardín.

"Déjame en paz." Dijo levantándose de su lugar, no quería conversar con ella y con nadie. Con el único que hablaría sería con su padre, quería buscar consuelo en sus brazos para decirle la verdad de todo; ver si podía redimirse en las palabras de su papá.

"Tu silencio me dice que no."

"¡El bebé es de Jungkook, ahora déjame en paz!" Dijo alejándose, no permitiría que siguieran dudando sobre el origen de su hijo, le hería que todo el mundo creyera que sería capaz de encajarle una paternidad a su esposo.

Pero todas sus acciones hacían común que dudarán de su fidelidad, estaban en lo correcto, pero su hijo era del hombre que amaba. Sería un camino largo y difícil, más aún al vivir con el tormento de su madre y los murmuros de la gente.

Para su suerte, su padre regreso del hospital y con mucha sorpresa lo recibió con los brazos abiertos, encontró consuelo y tranquilidad con su papá. Pero no tuvo la valentía para contarle todo lo que había estado sucediendo, no cuando veía lo cansado que se encontraba; no quería darle una carga más.

Solo se sentó al lado de su padre para contarle que tendría un nieto, lloro de felicidad cuando su papá le abrazo feliz tocando su vientre, sosteniéndole de la mano le mintió acerca de su situación con Jungkook.

"Decidimos que lo mejor es que me quede en la ciudad, el embarazo me dio mucho malestar en el campo."

"Pero siquiera debió de acompañarte."

"Es que tiene mucho trabajo, tiene que exportar trigo y nuevo ganado llegará, pero cuando pueda vendrá a vernos."

"¿Y por qué no te quedas en su casa? Estarías más cómodo."

"Pero estaría solo." Rió. "Cuando Jungkook vuelva iremos a su casa, mientras tanto quiero disfrutar el tiempo contigo."

Pero Jungkook no volvería.

"Bueno." Apretó su mano. "Te extrañe mucho, hijo, me alegra que estés aquí."

"Yo también te extrañe mucho, papá, me hiciste mucha falta." Como solo sabía llorar, lloro. Abrazo a su padre y se derrumbó en sus brazos diciéndole lo mucho que le había extrañado.

Había verdad en esas lágrimas, extraño al único familiar al que le interesaba, pero también entre esas lágrimas estaba el sentimiento de extrañar a su esposo.

Sus pesadas lágrimas no engañaron a su padre, sus mentiras tampoco, conocía a su hijo y sabía que algo más había pasado.

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Por otro lado, Jungkook se hundía en el alcohol, todos los días ebrio y miserable en su oficina. Hoy no era distinto, el pesar de lo que Jimin le había hecho era más pesado y la bebida parecía no ayudar a que olvidará como su corazón se sintió cuando su omega le dijo que le amaba. Cuando le había mentido mirándole a los ojos.

Con los pies arrastrándolos y una botella de licor en sus manos se dirigió al jardín, estaba harto de conservar todo lo que había hecho por su tonto e iluso amor por Jimin; aquel omega que solo lo había utilizado por su dinero y al que no le importaba si moría etílico ahora.

Aquel omega que había ensuciado sus tierras y había destrozado su corazón no merecía nada más que el odio de su corazón. Merecía que lo hayan echado como a un cualquiera, merecía que lo haya hecho llorar y merecía ser borrado de cada centímetro de su hacienda.

Por eso arrojo su botella a las flores que había plantado con tanta ilusión para Jimin, exparcio el alcohol por cada pétalo y tiró un cerillo para que se incendie. Prendió fuego rápidamente, cada uno de los tulipanes que había traído para ese traidor se prendía y moría en el fuego de su mismo infierno.

Miro como las flores de su amor se prendían fuego y se extinguian en cenizas. Ordenó a que nadie apagará las llamad, quería que la tierra sea infértil debajo de esos pétalos malditos.

"Jungkook, ¿estas bien?" Minhee le pregunto con preocupación, todos habían visto el fuego que salía del jardín y todos se preocupaban por la salud de él.

"Sí." Mintio.

"Ve a dormir a tu habitación, puedes enfermarte si sigues en tu oficina."

"Entonces llévame."

Si Jimin había corrido a la cama de otro, ¿por qué él no podía hacerlo?

¿Por qué no podía buscar consuelo en el cuerpo de otra? ¿Por qué no podía ensuciar la cama que habían compartido con otro cuerpo? Si Jimin le había fallado, él también podía hacerlo pues tenía todo el derecho.

Una por otra.

Aunque en esos brazos distintos no sintiera nada.
























(3/3)

y mis amores ahí tienen el maratón que prometí :3 gracias por sus comentarios y sus votos <3

Llorando se fue ; km omegaverseWhere stories live. Discover now