cuarenta y ocho.

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Envío más flores al entierro de su suegro, creyendo tontamente que así solucionaba algo, pero solo empeoraba más y más las cosas. Él debería estar con Jimin sosteniéndole la mano mientras se despide de su papá, debería por un momento olvidarse de su odio para limpiar las lágrimas de su amor.

Pero no. No estaba.

En su lugar, calentaba la cama de otra mujer y le regalaba sus caricias a alguien que no debía.

El tiempo que había previsto para su estadía en Busan era reducida, después del funeral de su suegro se largaria y no volvería más. Pero antes tenía que hacer algunos trámites de los negocios pendientes que tenía, no le gustaba quedarse más tiempo en Busan porque creía que en algún momento se toparia con Jimin.

Pero nunca lo encontró, ni siquiera vio su sombra, realmente se había separado que ya ni se encontraban en una concurrida y pequeña ciudad.

Era lo mejor, se mentía así. Porque se moría por volver a ver a Jimin.

En su lugar, desgraciadamente, se encontró con Cha Eunwoo quien caminaba con unos cuantos soldados a su detrás. Esta vez no siguió sus instintos porque si hacía lo que quería lo arrestarian por falta a una autoridad.

Rápidamente sus demonios comenzaron a susurrar en su oído, su cabeza se envenenó con todo el odio que aún se incrustraba en su corazón. Se hizo creer que Jimin se veía con Eunwoo en Busan, ahora que ambos podían estar juntos salían sin prejuicio alguno y que aquel alfa había sido quien limpiaba las lágrimas de su esposo.

Una vez más murió en especulaciones y celos, la sola imagen de Jimin en los brazos de ese infeliz le enfermo, pensar que pudieran estar felices mientras a él se lo llevaba el diablo le envenenaba aún más.

Terminó con sus trámites y lo más rápido que pudo huyó de Busan, no soportaba la idea de Jimin siendo feliz en la miseria que había cosechado. Escapó con aquel veneno en su corazón.

Los pensamientos no abandonaron su cabeza ni cuando llegó a su hacienda, no le dejaron en paz ni cuando se emborracho y mucho menos cuando se acostó con Minhee. En lo único que pensaba era en Jimin en los brazos de Eunwoo.

Y los celos no le hacían bien a su despechado corazón, nada le hacía bien desde que había dejado a Jimin, era un constante sufrimiento.

En su borrachera de odio llamo a un abogado para que le avisará a los Park que tenían que desalojar la casa que le pertenecía a él. Estaba enojado por todo lo que había pasado y quería seguir desquitandose.

Pero todo era una suposición, solo eran los inventos de su corazón roto que solo quería hacerle más y más daño. Porque desde el velorio y funeral de su padre Jimin no volvió a ver a Eunwoo, volvió a desvanecerse en su recuerdo.

Pero el daño estaba hecho, el aviso de desalojo fue notariado por un abogado a primera hora de la mañana, la madre de Jimin por poco desvaneciéndose del susto.

Jimin ni siquiera podía dormir, nadie espero a que se levantará para avisarle lo que había pasado solo lo sacudieron en su cama y comenzaron a reclamarle.

"¡Tu esposo nos va a quitar la casa!" Le gritó en la cara. "¿¡Escuchas!? ¡Tu esposo nos echara a la calle!"

"Ya basta, Sooyoung." Su tía alejo a su madre, Jimin apenas abría sus ojos y los frotaba asimilando lo que había escuchado.

"¿Qué?" Frunció el ceño creyendo haber oído mal, Jungkook no era tan malo.

Eso creía.

"¡Que Jungkook nos echara a la calle!" Exclamo cerca de su cama. "Por tu orgullo estúpido y por no arreglar las cosas con él nos va a echar a la calle. ¡Ya estarás contento!"

Llorando se fue ; km omegaverseWhere stories live. Discover now