catorce.

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Desde que había partido de su hogar, afirmó que su vida de ahora en adelante sería un infierno, que no habría forma de vivir en paz o con dicha, Jimin se sentía muerto en vida, quería que le echarán rosas blancas a su ataúd.

Porque desde que le arrancaron de los brazos de Eunwoo, una vez más, Jimin ya no veía una luz de vida.

Su vida había acabado.

Tenía sentimientos pesados y amargos, después del día desgraciado que había pasado solo quería descansar para la eternidad.

Parecería exagerado, pero se sentía así.

Después de la conversación que tuvo con Jungkook sintió pena por el alfa, al verlo tan decaído por él su corazón se movió, aunque el odio era mayor.

¿Qué buscaba Jungkook al traerlo a rastras con él? Solo los haría a ambos infelices. Jimin no lo amaba y Jungkook sí, el amor no correspondido cala en el alma y rompe huesos, así que no sabía porque lo obligaba a estar con él.

Era su orgullo, aquel que habían herido con mentiras e ilusiones, Jungkook estaba motivado por su corazón roto y orgullo pisado, no pensaba bien lo que hacía.

Pero el omega lo odiaba, podía verlo en sus ojos vacíos que le miraban de vez en cuando, Jimin odiaba a su esposo, no planeaba quedarse con él, no quería desgraciarse más la vida al pasar su vida a su lado, de alguna forma, encontraría la salida y el camino a su libertad.

El sentimiento de odio se sentía en el coche, los abrumantes sentimientos de Jimin se sentían en la piel de Jungkook quien le miraba de reojo, aún con una daga en su pecho, aún con el corazón roto tras ser engañado y sentir todo el desprecio que la persona que amaba sentía por él.

En aquel coche solo se sentía la miseria de ambos, Jimin y Jungkook estaban rodeados por sus malos sentimientos, por el dolor, la tristeza y el odio. Algo que jamás habían imaginado que podría suceder.

Cuando Jimin acepto a Jungkook como su esposo, se resignó a perder su amor con Eunwoo, se resignó a vivir con su esposo y llegar a amarlo; sabía que pasaría porque el alfa que lo cortejo por meses era tierno, romántico y en sus pupilas se le veía el amor. Ahora, todo era distinto, Eunwoo vino a volcar su mundo, cambio sus planes y aquella resignación se esfumó, como también se esfumó el amor de las pupilas de su esposo alfa.

Los cambios que suceden en un momento, como es que un solo paso puede cambiar absolutamente todo.

Una acción los arruinó.

Porque estaban escritos en los caminos lunares, estaban plasmados en una estrella, pero todo cambio con la aparición de alguien más.

Eunwoo.

Aquel alfa desgraciado, perseguido por la mala suerte y las calumnias, hundido en su miseria y en sus lágrimas, el menos favorito de la vida. Pues ahora que se había librado del infierno que vivió en la prisión diambulaba perdido por las calles, rezando a nadie para que le dijeran a donde se habían llevado a Jimin.

"Eunwoo." Escucho a Soobin a su lado, ambos con sombreros de paja, haciéndose pasar por dos agricultores. "Ya sé dónde está."

"¿En serio?" Salto en su lugar, contento de por fin tener algo de esperanza y buenas noticias. "¿Donde?"

"En la hacienda de su esposo, es la mayor distribuidora de azúcar y trigo, me dijeron que es enorme y que el patrón, Jeon Jungkook, se había llevado ahí a su esposo."

"Ah, ¿y eso qué tan lejos nos queda?"

"Pues dos días en carro y como siete a pie."

"Mierda." Susurró. "Tendre que ir a pie."

Llorando se fue ; km omegaverseWhere stories live. Discover now