treinta y dos.

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Se había acostumbrado a que lo primero que viera al despertar fueran las cortinas de su habitación, pero este día soleado lo primero que sus ojos encontraron en su cercanía fue las pestañas abundantes de Jimin. Lo observé embelesado, sonria diminutamente mientras se contenía de acariciar los cabellos castaños de su esposo.

Se había acostumbrado tanto en verlo despierto que era una obra de arte verle dormir, sobre todo muy cerca de él.

La mirada pesada de Jungkook se sintió en toda su alma, el sueño se le desvaneció y poco a poco abrió sus ojos, encontrándose primero con los ojos redondos de su esposo. Su espalda dolía por la posición tan incómoda en la que había dormido en la silla, con una mueca se enderezó para saludar al alfa.

"Buen día." Dijo Jimin.

"Buen día." Respondió. "¿Estás bien? Debiste dormir en la otra habitación."

"Quería dormir aquí, aún me preocupa mucho tu salud."

"Estoy bien." Jimin se iría era insulso ilusionarse por actos de bondad, tenía que soltarlo.

"Aún así, yo tengo que asegurarme que lo estás." Suspiro y se levantó de la silla, estiró sus manos al aire para aliviar el dolor y camino por la habitación hasta llegar a su librero donde reposaba la carta que su hermana había traído.

Antes de entregarla a Jungkook, Jimin se aseguró que no fuera por dinero, Rosé le juro que su padre nunca podría pedirle dinero, que la carta solo era un agradecimiento y bendiciones.

"Mi hermana ya llegó." Le informo, no quería que se llevará la sorpresa de verla por la hacienda, eso podría lastimar su herida y Jimin no quería eso. Extendió la carta y se la entrego a su esposo, el la recibió mientras leía el sobre.

"Entonces ya te vas..." Susurró cabizbajo, era imposible no mostrar sus sentimientos tan transparentes, estaba que se lo llevaba el diablo. No quería alejarse del amor de su vida pero tendría que hacerlo, en cierto punto.

"No." Negó con la cabeza, una sonrisa se asomaba entre sus mejillas y el entusiasmo de avisarle a Jungkook su nueva decisión de formaba en su estómago. "Me quedaré."

Y antes que Jungkook pudiese sentir emoción, sintió angustia, rápidamente ato la situación con la carta que su padre le había encargado. Seguramente Jimin una vez más se entregaba a él como el mártir de su familia, lo tendría una vez más por el bienestar de su familia.

Y a Jungkook le repugnaba pensar en eso.

"¿Tu padre necesita dinero?"

La pregunta ofendió a Jimin, pero se sintió más herido ya que Jungkook solo lo relacionaba a la ambición de su madre. Hizo una mueca de tristeza y enojo, sintió que su garganta se cerraba y sus ojos se aguaban, pero era justo que su esposo pensará en eso.

Solo le había dado malas impresiones a Jungkook, se había mostrado como un humano despreciable y era obvio que el alfa pronto lo percibiría así también. Al parecer su eterno amor se había convertido en un sentimiento de rechazo. Era lo que se merecía, pensaba Jimin.

"¿Por qué siempre piensas mal de mi? Se que te he dado razones pero...por lo menos deja que la duda gane." Dijo en un tono bajo, humillado.

"No, no, yo no pienso mal de ti." Soltó la carta a su lado, solo quería sostener la mano de Jimin para consolarlo.

Aunque tenía razón, Jungkook siempre pensaba mal de Jimin, pero era por las heridas tan profundas que el omega hizo en su corazón con su traición.

"Yo sé que lo haces, lo veo en tus ojos, me juzgan." Suspiro. "Si quieres, si cambiaste de opinión, mañana mismo me puedo ir, no debe ser agradable convivir conmigo y te entiendo."

Llorando se fue ; km omegaverseWhere stories live. Discover now