veintidós.

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Aquella imagen no dejaba su cabeza, cada vez que cerraba los ojos ahí estaban Jimin y su esposo tan cerca con los labios rozándose, Eunwoo había ido al infierno tantas veces, pero esa fue cuando sintió las llamas de la perdición cerca de sus dedos. Se sentía agobiado, se sentía triste y muy solo, no quería hacerse ideas, Jimin lo amaba su amor lo había jurado bajo la luna llena, pero...era imposible no tener miedo de volver a perder a su alma gemela.

La pérdida y el olvido eran dos estaciones atroces, la pérdida de un amor se tatuaba en el corazón de un suspiro olvidado, promesas rotas y besos secos, aquello no podía pasarle a su muy doloroso pero hermoso amor.

Tenían que salir de esa hacienda cuanto antes, tenían que huir como lo habían planeado cuando todo comenzó a venirse abajo.

Pero, ¿había tiempo de hacerlo? ¿podían volver a huir cuando las raíces de Jimin echaron en esa tierra de su hacienda? Tendría que arrancarlo de raíz para llevarse a Jimin.

Ahora con la media luna encima de su cabeza y con un cigarro en los labios veía el balcón de Jimin, aun la luz estaba prendida y podía ver su silueta plasmada en las cortinas, espero como un ladrón hasta que toda la casa estuviese en penumbras, cuando todo oscureció comenzó con su camino, escaló hasta llegar a la habitación de Jimin y tras memorizar el mal hábito del omega -siempre dejar la puerta del balcón abierta- se metió a su alcoba.

Las memorias volaron a su cabeza, recordó como en el pasado también se escurría a la habitación de su novio, le parecía ridículo seguir haciendo eso, pero era como la vida los había parado lado a lado.

"Jimin." Susurro cerca de su oreja, sintiendo una vez más su aroma tan dulce, había extrañado sentirlo.

Despertó a Jimin de la forma más escandalosa, pues el omega soltó un grito y salto en su cama, volviéndose pálido al ver a Eunwoo en su habitación, ahora no era como antes, ahora era un hombre casado y su esposo era un hombre con mucho resentimiento guardado en su corazón, antes solo tenía miedo de que su madre lo descubra; ahora temblaba en terror al pensar que Jungkook pudiera encontrarlos.

"¿¡Qué haces aquí?!" Pregunto en susurros, levantándose de su cama y colocándose una bata, comenzando a hiperventilarse.

"Cálmate." Frunció el ceño. "Solo vine a verte."

"Pues debes irte. Ahora." Lo tomó de la mano sin saber a dónde llevarlo, si al balcón o a la puerta, de cualquier forma, lo podrían ver.

"No, por favor, quiero estar contigo." Sostuvo la mano de Jimin con la suya, logrando que sus dedos se entrelazaran.

Jimin se detuvo y anhelo el toque con Eunwoo, había pasado mucho desde la última vez que sostuvieron sus manos juntos, la sensación era tan buena que su corazón no pudo evitar rajarse un poco más. Era duro con Eunwoo, lo trataba como si tuviera culpa de todas las desgracias que habían sucedido en sus vidas, cuando no era así, solo eran dos víctimas de las jugadas de terceros. Eran pobres palomas perdidas entre la neblina de sus destinos, sin poder regresar al otro y cuando podían verse a la distancia era erróneo. Porque Jimin estaba casado.

El omega le dejó de dar la espalda a Eunwoo y se puso frente a él, llevó su mano a la mejilla del alfa y la acarició con ternura, ¿cómo amarse era malo? era injusto, solo eran sentimientos que no dañaban a nadie.

"Te he extrañado." Susurro Eunwoo.

"Yo también, mucho." Sonrió, queriendo llorar por todo el dolor que se sostenía entre sus miradas.

Eunwoo olvido el propósito por el que estaba en su alcoba, no quería desperdiciar los segundos valiosos hablando sobre su escape, podrían hacerlo mañana, ahora solo quería estar cerca de su Jimin, sentir su amor como no lo había sentido desde hace mucho tiempo. Su mano libre la llevó a la mejilla del omega y acariciándolo le acercó a su rostro hasta que se besaron, el beso que tanto ansiaban, tan suave y tan cariñoso, sus manos se posaron en sus cinturas sosteniéndose cerca del calor de su cuerpo.

Aquel beso borró de la memoria de Eunwoo el recuerdo de Jimin y su esposo rozando sus labios, porque aquello no era nada a comparación de este beso de amor.

Y como pasó un día antes, también los interrumpieron, un toque en la puerta les hizo volver a la tierra.

"¿Jimin?" Se escuchó la voz de Jungkook a lo que instantáneamente el omega entró en pánico, empujo a Eunwoo lejos de su cuerpo.

"¿S-sí?" Preguntó con voz temblorosa.

"¿Estás bien? Oí que gritaste."

"S-sí, sí, estoy bien, solo me caí, nada más."

"¿Te golpeaste fuerte?"

"NO, ya te dije que estoy bien." La cabeza le daba vueltas al pensar que Jungkook pudiera abrir la puerta y ver a Eunwoo en su habitación.

"Si quieres puedo revisar tu golpe, es que llamo mucho la atención y me preocupe."

"¡Ya te dije que estoy bien! ¡Deja de molestarme!" Gritó con desesperación, helado en su lugar, una vez más lastimando a Jungkook sin saberlo.

Hubo un silencio en el cual Jimin pensó que Jungkook se había ido, pero su esposo siguió ahí. "Buenas noches." Fue lo último que susurro.

Últimamente Jimin sentía mucho por Jungkook, sobre todo pena y angustia, recordaba sus ojos llenos de brillo e ilusión ahora eran muy distintos; llenos de tristeza y cansancio, le daba tristeza el cómo se había apagado y su luz ya no le cegaba.

Con un último suspiro tomó la mano de Eunwoo y lo dirigió a la alcoba. "Vuelve por donde viniste."

El beso y la escena cálida se habían congelado, ahora nuevamente trataba a Eunwoo como el culpable de lo que pasaba, en silencio el alfa se fue, mirando por última vez a Jimin sin despedirse, el omega cerró las puertas de la alcoba con otro suspiro pesado.

Todo era complicado y cansador, vivir en medio del amor de dos hombres le consumía pedazos de su alma y añejaba a su corazón, si pudiera los amaría a los dos.

Pero no podría, no con tanto dolor de por medio.

Aquella noche Jimin no pudo dormir, pensaba en los hombres que le miraban con ojos tristes rogándole de su amor, sentía pena por ambos y sentía que sufrían por nada; pues se sentía impuro al desear el toque de un hombre del que no estaba enamorado y también desear la caricia del hombre que amaba, pero no debería al estar casado con otro.

Aquella noche Jungkook se emborrachó hasta el amanecer, cansado de su amor no correspondido, agradeciendo la compañía de Minhee en una noche tan fría; deseando que quien le acompañara fuera su Jimin.

Aquella noche Eunwoo fumo hasta que los cigarros se le acabaron, angustiado por lo que vendría, el futuro incierto al lado de Jimin, su deseo por irse con él se tambaleaba frente a sus ojos.

Aquella noche penaron en los brazos de la fría y desolada noche, deseando tener un corazón que les abrazara y calentara las manos.

Llorando se fue ; km omegaverseDove le storie prendono vita. Scoprilo ora