nueve.

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El corazón de Jimin aún dolía, sangraba.

Aunque los días hayan pasado, casi era un mes desde que descubrió el engaño de Eunwoo, pero todo dolía como si fuera ayer. Muchas veces se recostaba en su cama preguntándose si es que alguna vez podría olvidar el penar de su corazón, y si algún día podría volver a amar. Cuando se hacía la última pregunta era inevitable que el nombre de Jungkook viniera a su cabeza.

¿Algún día podría enamorarse de Jungkook? Cuando su corazón y su vida entera se había basado en un solo hombre, el cual a pesar de haberle engañado, aún suspiraba por su nombre y esperaba al día en el que Eunwoo volviera para explicarle todo.

Pero eran fantasías románticas que tenía, era un joven omega el cual solo pensaba en tener su romance perfecto, pero al verse acorralado en un engaño y un matrimonio arreglado; todas sus fantasías se rompían en sus palmas.

Esperaba que algún día pudiese amar a Jungkook, era un hombre bueno.

Ojalá.

Pero parecía imposible ahora pues era inevitable que una sonrisa falsa se postrara en sus mejillas al recibir las visitas de Jungkook, era imposible no sentir rechazo cuando el alfa le besaba. Y todos esos sentimientos negativos a Jungkook hicieron que Jimin se sintiera una mala persona, porque el alfa solo había demostrado que era una persona buena y que estaba completamente interesado en él.

El corazón quiere lo que quiere y su corazón no quería a Jungkook.

Es un hombre guapo, carismático, trabajador y asquerosamente rico, nada de eso le interesaba a Jimin porque su toque en su piel no lograba causar un incendio dentro suyo, su mirada no lo hacía temblar, sus besos no lo deretian en sus manos.

Era lo que era, nada.

"Te ves muy lindo hoy." Susurro Jungkook en su oreja.

"Gracias." Sonrío por compromiso, sintiendo escalofríos recorrer por su cuerpo ante la cercanía del alfa. Lo quería lejos.

"Perdón, a veces se me olvidan las mañas de nuestra clase."

"¿Mañas?"

"Modales." Sonrío. "¿Piensas que soy algo atrevido?"

Jimin lo pensaba, se aterraba ante eso, porque no imaginaba cómo sería cuando ellos estuvieran casados - si es que de casaban -, Jungkook le robaba besos, acariciaba su cintura con demasía y una vez, incluso, se había atrevido a decirle a Jimin que tenía un lindo cuerpo. El omega creía firmemente que el alfa era un completo cavernícola traído de la selva.

Pero era lo que era y debía aguantar.

"Algo." Dijo. "Es que...yo no estoy acostumbrado a las caricias y a las charlas...íntimas. Me veré ante usted como un mojigato, pero así me han criado."

"Ya te dije que me hables de 'tu'." Rió acariciando los nudillos de Jimin. "Eso lo sé, solo que se me olvida, te pido perdón por todas las veces que te puse tímido, no me quiero excusar pero se me hace imposible no querer tocarte, eres tan hermoso." Beso la mano de Jimin, mirándolo a los ojos y robándole un sonrojo al omega.

"Me tengo que ir." Se levantó apresurado de la banqueta, tomo su paraguas y rojo como un tomate camino lejos de Jungkook, antes de irse se dio la vuelta y se indigno al ver una sonrisa en la cara del alfa, por lo que solo ondeo su mano para despedirse.

La despedida de Jungkook fue descarada, le lanzó un beso al aire y le gritó "Adiós, bonito", el rojizo de las mejillas de Jimin aumento aún más.

Jungkook no era para nada parecido a Eunwoo. Eunwoo era recatado, romántico y delicado, Jungkook era descarado, atrevido y tosco.

Sin embargo, no podía hacer nada.

Ya había aceptado su destino a su lado, después de todo solo le quedaba eso y la esperanza de que algún día su corazón palpitara con la misma intensidad que lo hizo en el pasado.

Aunque en sus besos siempre suspiré por otro nombre.

;;

Los Park tenían tanto prestigio como deudas, con la esperanza de salvar su casa se había puesto a hipotecar todo, en un abrir y cerrar de ojos el padre de Jimin había puesto sus vidas una vez más de cabeza, algo que Sooyoung no iba a permitir, aunque las deudas la estuvieran ahogando ella encontraría la forma de salir a la superficie.

Ahogando a Jimin.

A Jungkook.

Jeon había sido una bendición para los Park, Sooyoung haría todo para que aquel hombre que pretendía a su hijo les ayudará en todo. A la necesidad de un préstamo más grande el anillo tenía que caer en el anular de Jimin.

Así que como lo había pensado, fue a hablar, atormentar, a su hijo.

"Ya viste cómo está tu papá, ¿no?" Ni siquiera le dijo 'hola' solo irrumpió en su tranquilidad.

"Sí, ya lo fui a ver, le llevé su desayuno." Respondió con voz baja.

"Debiste ver lo atormentado que se encuentra, la preocupación se le refleja en la salud."

"Sí, así es."

"Entonces, ¿por qué no haces algo? ¿por qué no le das el gusto de casarte con alguien con una buena posición? ¿Ah?" Jimin rodó los ojos, la misma cantaleta de siempre que nunca iba a parar hasta que por fin la complaciera. "En lugar de eso, haces todo lo contrario, te involucras con un pobre diablo, te haces ver la cara de estúpido-"

"Ya, mamá, ¡basta!" Gritó en su defensa. "Sé que cometí un error, muchos de hecho, pero ya basta, deja de atormentarme siempre por ello. Digame que es lo que quiere que haga y lo haré."

"Cásate con Jungkook."

"Está bien, me casaré con Jungkook, les doy mi palabra que lo haré, pero por favor ya deje de atormentarme con lo mismo, tenga piedad de mí." Suspiro, su vida ya estaba dictada, solo tenía que aceptarla.

Todo el plan de Sooyoung por fin tomaba un camino, podría cantar victoria, solo faltaba que el bello anillo reposara en el anular de Jimin. Con una sonrisa en el rostro aceptó la promesa de Jimin y lo dejó solo.

La desesperación de Jimin tomó presencia, tiró los libros que estaban en su mesita de noche y también la caja musical que Eunwoo le había obsequiado, rompiéndola contra el piso mientras las lágrimas volvían a salir.

"Dios quiera Eunwoo que tengas una vida tan infeliz como la mía." Declaró en su balcón, recordando con rabia todas las promesas rotas y enterradas.

Pronto la declaración de Jimin se hacía realidad, pues en una camilla del consultorio del penal Eunwoo ardía en fiebre mientras se le administraba unos medicamentos para bajarla, entre todo el constante dolor de las infecciones el pobre alfa solo pensaba en su amor.

Jimin, solo Jimin.

Eran dos alfas que lo tenían en sus pensamientos, uno mientras moría poco a poco y otro que encontraba un nuevo comienzo a su lado.

"Te ves muy feliz." Halago Mingyu bebiendo de su copa.

"Es que lo estoy." Sonrió. "Muy a pesar de que su familia me caiga demasiado mal, Jimin es tan encantador, tan tímido, tan lindo, tan angelical, cada vez que me habla siento que estoy en un paraíso."

"Te ha golpeado bastante duro." Soltó una pequeña risa. "Y por como veo tu entusiasmo, pronto la boda se llevará a cabo, ¿no?"

"Primero tengo que pedir su mano y darle el anillo más caro del país." Volvió a sonreír cual adolescente enamorado. "Y después de comprometernos...tampoco pienso esperar mucho, quiero casarme con él cuanto antes."

"Muchas felicidades, Kook, encontraste un buen omega por el cual estás encantado."

"Estaré aún más encantado cuando pueda ser mi esposo."

Ambos brindaron por el futuro de la joven pareja, ceñidos en la esperanza del futuro matrimonio que se llevaría a cabo muy pronto.

Un brindis de júbilo entre toda la infelicidad.

Llorando se fue ; km omegaverseWhere stories live. Discover now