𝕻𝖑𝖆𝖞𝖎𝖓𝖌 𝖂𝖎𝖙𝖍 𝕱𝖎𝖗𝖊 - 𝕵𝖊𝖓𝖑𝖎𝖘𝖆

81.

Su tía conducía lo más rápido que podía. Jugaba con sus dedos con tantos nervios que por un mal movimiento podría fracturar uno de ellos. Ha tratado de mantener la calma, pero 5 horas de vuelo, más 1 hora a casa, era mucho para ella. Rogaba con todas sus fuerzas cruzar esa puerta y encontrarse con ella. Deseaba con toda su alma de que Jennie siguiera en casa esperándola. Tenía miedo. Tiene mucho miedo, porque sabe que, si ella no está ahí, estará donde aquella mujer y eso sería demasiado complicado. ¿Qué pasas si ella no accede escucharla?, ¿Qué pasaría si simplemente Jennie deja de batallar?. No podría con ello. Si Jennie la deja, sería su fin. No quería saber que tiene que seguir su vida sin ella. Jennie es su todo, si ella se va, lo perdería todo. Estaba tan enojada con ella misma por haberse ido. Por haber sido tan tonta en confiar. En dejarse de engañar tan fácilmente. Su estúpida mentalidad, de que no todo el mundo es malo, es la que la condena. Ya conoce la oscuridad, viene de ella. Conoció la hipocresía un par de veces, el odio y la envidia, y aún no aprende. Sigue cayendo como idiota pensando en que nadie es malo. Ahora está pagando las consecuencias de haber confiado. Ahora, tiene que estar más fuerte que nunca para lucharlo. Pero si Jennie no accede, si Jennie simplemente no acepta. No hay nada que pueda hacer más que pagar por sus pecados. Así es la vida, todo el mal que hagas lo pagas. Ella sabía que tenía muchas cosas que pagar. Tal vez por lo que hizo en esta vida, o incluso, en las anteriores. Pero quisiera descansar un poco. Quisiera darle paz a su alma. Toma aire y cierra sus ojos. Ruega con toda su vida que todo salga bien.

- Dios, me voy a morir del sueño – dice Rosé luchando por tener los ojos abiertos.

- Claro, son las seis de la mañana, debes de estar cansada – la mira - ¿quieres que te ayude? – niega.

- No te preocupes, ya vamos a llegar – faltaba un par de calles para llegar a la casa. Lisa suspira y moja sus labios.

- ¿Crees que ella esté ahí? – Rosé la mira.

- Espero que sí, Lili – dice suavemente. Lisa presiona sus labios.

- ¿Y si ella se fue? – dice con miedo.

- La buscaremos, así tengamos que pasar por encima de su madre. Ella tiene que escucharte, Lisa. Ella tiene que saber la verdad de que nosotras no hicimos nada malo. Sé que esa maldita le diría que nos hemos robado el dinero. Joder, si tan solo ni hubiera cogido esa maldita tarjeta – se odia por ello – Lisa, sé que Jennie sabe que no eres capaz de ello. Tal vez lo que la tiene dudando es que precisamente somos nosotras la que nos vemos sacando ese dinero.

- No solo eso. Si no que precisamente cuando nos vamos Minnie se divorció y se dejó el cargo como princesa. De seguro, Jennie debe de estar pensando que hui con ella – suspira – maldita sea, ¿Cómo pudo hacerlo?. Todo es tan perfectamente tan planeado. Es como si hubiera alguien informándole cada paso – entrecierra los ojos – tiene que ser eso – Rosé la vuelve a mirar – seguramente, ella se comunicó con el padre de Minnie o algún familiar que me odie. Siempre cuando alguien va a desertar la familia es la primera en enterarse.

- Tiene lógica. Posiblemente se comunicó con alguien de la familia. Ya sabiendo tu historia con Minnie probablemente busco ayuda en algún familiar y este le avisaría todo. Porque no creo que sea pura casualidad que justamente nos vamos cuando ella decide acabar con todo – Lisa asiente.

- Dios, esa señora es muy inteligente – pasa sus manos en la cara – debí ser cuidadosa, debí pensarlo bien antes de enfrentarla. Si no lo hubiera hecho, tal vez ella no hubiera dado el golpe tan duro.

- Lisa, de cualquier manera, ella iba a atacar. Obvio no iba a quedarse con los brazos cruzados, y menos sabiendo que su hija se va a casar con la chica que arruino sus planes. Vamos Lisa, esa señora solo usa Jennie para tener ese asqueroso dinero de la familia. Es obvio que cuando alguien se vuelve la cara de la familia real se queda con todas las riquezas. Esa mujer no ama a Jennie, esa es la peor parte – dice con enojo – me hace recordar tanto a mamá – Lisa la mira.